La plaza Pocho Lepratti de barrio Ludueña, donde se encuentra una de las siete ferias informales concebidas en la crisis de fin de milenio, sólo se diferencia de la calle de tierra por sus árboles añosos y algunos deshilachados juegos de hamacas y sube y baja. Lo más novedoso son los tablones de madera que algunos vendedores montan a diario para exponer su mercadería.
La plaza de Pocho, ubicada en Larrea y Vélez Sarsfield, se encuentra en un estado de degradación como pocos lugares públicos en la ciudad. Los marrones de la tierra liviana que vuelan con cada aliento de aire no hacen más que mimetizar cada vez más el parque con las casas y calles circundantes, donde lo más colorido es el mural que recuerda que pasó más de una década de impunidad y de atrasos sociales no resueltos. La bandera argentina en el mástil, comida por el abandono, sintetiza el Estado de situación.
Las plazas más postergadas en Rosario se ubican, en su mayoría, de bulevar Avellaneda hacia el oeste. Escenarios que contrastan con la puesta a punto que registraron en los últimos tiempos espacios de la zona sur (parques como O'Higgins, Costarelli, Las Heras, Coroneta Martínez o Cornelio Saavedra) y otros con trabajos en marcha en el centro, a excepción de las plazas Sarmiento y Santa Rosa, que quedaron en la cola de las prioridades de las mejoras lanzadas por la gestión municipal un par de meses atrás, pese a ser un nodo clave para la movilidad de muchos ciudadanos que utilizan transporte público.
"Muy escrito y maltratado está el parque por la gente", aseguró un niño de seis años, que se adelantó a responder a su padre respecto del estado de las plazas en la ciudad, pero quien sí aportó la queja por la falta de lazos de solidaridad de las personas que los transitan: "Se parecen cada vez más a sus perros".
En el parque Oeste, conocido también como La Quinta (Rouillón y Cerrito), que registra, como la mayoría, grandes afluencias de vecinos durante los fines de semana, sólo dos pequeños carteles con forma de gota dan cuenta que llegó el wi-fi público a la zona junto a una cámara de videovigilancia instalada frente al dispensario Eva Duarte, a cien metros del cuartel de la Tropa de Operaciones Especiales (TOE).
En el resto, es decir, todo el predio, apenas un par de juegos tienen una mano de pintura.
Entrenados. En tanto, los más de 70 chicos y chicas que practican hockey al mando Rosana García ("la profe"), encargada del programa municipal en el playón, apenas cuentan con una pequeña cancha de baldosas, pero sin arcos, para entrenarse de cara al tercer encuentro masivo que se realizará pasado mañana y el sábado en el Estadio Mundialista de Hockey.
Esa situación de escasez de mobiliario y pintura también se nota en la plaza San Martín, de Casiano Casas y Washington.
En general, e incluso en los parques y plazas renovados bajo distintas iniciativas, como el Plan Abre en veinte barrios considerados de mayor vulnerabilidad social, las demandas más comunes de quienes confluyen en esos espacios son la ausencia de bancos, mesas, baños públicos y bebederos.
Se trata de un déficit que también es posible comprobar en el nodo norte, en la plaza Alberdi, donde alrededor de los juegos apenas cuentan con un par de mesas y se debe buscar mucho hasta encontrar un cesto para arrojar la basura.