Alegres, distendidos, afectuosos y con gran sentido del humor, se reúnen todos los lunes para compartir el taller integral de la memoria para adultos mayores, un espacio que frecuentan desde hace tiempo, y que coordinan los psicólogos Mariano Cipollone y Federico Calabuig. "Con el paso de los años, algunos aspectos cognitivos del ser humano empiezan a deteriorarse, muchas personas se dan cuenta que les lleva más tiempo aprender algo, que no recuerdan cierta información como lo hacían antes o dónde dejaron las cosas", remarcan los profesionales con respecto a esta actividad que propone ejercitar la mente a través del juego y el arte. "Estimulamos la memoria y también distintas funciones cerebrales que con el tiempo comienzan a lentificarse como la atención, la imaginación, el lenguaje, la gnosia o capacidad de reconocer un objeto mediante los sentidos, y la praxia que involucra las extremidades superiores e inferiores del cuerpo humano", explican tras ocho años de experiencia. El taller que funciona en la sede del Partido Demócrata Progresista (PDP), Entre Ríos 1443.
"La falta de memoria se debe en la mayoría de los casos a un alto índice de estrés; los adultos jóvenes también pasan por esta situación producto de la exigencia permanente. Las agendas electrónicas, las calculadoras y principalmente los celulares de última generación estimulan muy poco la memoria y los circuitos neuronales, terminan inhibiendo algunas funciones que antes se ejercitaban simplemente con el lápiz y el papel", explica Cipollone.
Con ejercicios participativos y una dinámica grupal, los psicólogos proponen prácticas con la imaginación y la representación mental a través del arte, y estimulan la inteligencia emocional mediante el juego. La música y la danza también son parte de las actividades que ayudan a las personas mayores a ejercitar su coordinación motora. "Lo lúdico es algo que no se debe perder a lo largo de la vida y en la tercera edad parecería que está mal visto que quieran jugar. El juego moviliza muchos aspectos cognitivos, por eso pensamos en ejercicios que puedan aplicarse a la memoria", destacan. Al taller asisten personas de distintas edades, los más jóvenes tienen 55 años y los mayores generalmente superan los 70. Casi todos terminaron el nivel secundario y varios son profesionales.
LaCapital presenció una de las jornadas del taller que siempre comienzan con un ejercicio. En esta oportunidad para mejorar la fluidez verbal la propuesta consistió en redactar una oración utilizando la mayor cantidad de letras del abecedario en orden; varios de los participantes lograron con celeridad y coherencia hilar casi todas las letras. Algunas veces también realizan ejercicios de cálculos matemáticos y de secuencia lógica.
"Existen distintos tipos de memoria: a largo plazo, a corto plazo, semántica, visual, auditiva, y variadas técnicas para ejercitarla como la categorización, la asociación o el control inhibitorio", continúa Cipollone. Resulta más frecuente que el adulto mayor mantenga intacta la memoria a largo plazo o episódica, es decir de todo lo que le pasó a lo largo de su vida, pero que presente mayor dificultad en la memoria a corto plazo o de trabajo, donde aparecen situaciones en las que se pregunta dónde dejó sus lentes o no recuerda un número de teléfono. "Algunas personas se angustian frente a esta situación, pero en la mayoría de los casos tiene relación con otro hecho que le sucedió antes como la pérdida de un ser querido o la culminación de una actividad laboral. Cuando uno comienza a indagar un poco más descubre que existe otra necesidad también, y es quizás la de compartir algo. Lo más importante de este taller, es que puedan encontrar su espacio y logren también en esta etapa de su vida un sentido de pertenencia", profundizan Cipollone y Calabuig.
Olvidos frecuentes
¿Cuáles son las primeras señales o manifestaciones de pérdida de atención y memoria? "La mayoría alude que se olvida la llave o no se acuerda si cerró la llave del gas; siempre tratamos de aclararle que es bastante frecuente que esto ocurra, muchas veces producto del estrés o por tratarse de hábitos demasiados automatizados en nuestra rutina. Esto no significa que tenga un deterioro cognitivo severo como el Alzheimer o la demencia senil, cuando sucede esto la persona no suele tener conciencia de lo que le está ocurriendo", especifican.
Los psicólogos proponen otras actividades que facilitan la expresión y el desarrollo cognitivo de las personas mayores, a través de un trabajo interdisciplinario con profesores de artes plásticas y danzas, o especialistas en nutrición o kinesiología. "En una oportunidad tuvimos excepcionalmente entre los asistentes al taller a una persona con un deterioro cognitivo acelerado y una afasia que no le permitía decir lo que sabía. Cuando tuvimos una clase de danza folclórica se sintió tan liberado y a gusto, que ese fue el día que más cosas pudo poner en palabras", destaca Cipollone, valorando la música y el arte en este estímulo cognitivo, también las visitas a museos y al cine.
Experiencias compartidas
Se conocieron en el taller hace unos años y casi todos se hicieron amigos, incluso comparten otras actividades recreativas y se han ido de vacaciones juntos. Todos se muestran amables pero son pocos los que se animan a contar alguna anécdota acerca del taller. Adelma inicia la charla y enseguida aclara que hace cuatro años que viene motivada por el deseo de emprender una actividad nueva: "Compartimos y aprendemos mucho de estos encuentros, siempre espero con ansias que llegue el día".
Nora es otra de las asistentes. Se enteró del taller por un aviso que leyó en el diario y hace tres años que asiste con su pareja. "Me acerqué porque estaba muy preocupada y me daba cuenta que perdía la memoria. Con las prácticas siento que logré optimizar la atención y además tenemos un espacio donde la pasamos muy bien", dice.
"Hacemos ejercicios en conjunto y también individuales, los profesores siempre nos dan tarea", agrega Delia. "Esta semana tuvimos que ordenar una historieta, completar palabras y armar un relato, algo que nos dio bastante trabajo", admite. "Creo que vamos a pasar de grado, tenemos buena conducta y no faltamos nunca", aporta con humor Norma, otra de las mujeres.
Julio expresa con claridad la razón que los tiene allí reunidos. "Cuando perdemos la actividad laboral y dejamos de ser personas productivas, creo que a todos nos pasa algo similar. Comienza a dispersarse la memoria, ya no hay centralización en las cosas que uno hacía cotidianamente, y así nos damos cuenta que uno comienza a perder la memoria, algo que antes ni siquiera nos deteníamos a pensar. Algunas veces vamos hacia alguna dirección sin saber que íbamos a buscar, y nos olvidamos hasta de esas pequeñas cosas", expresa este asistente que viene desde el inicio, y bromea para el grupo: "Hace tanto que empecé que ya no me acuerdo porque venía".
Para informes sobre el taller, llamar al 156-249444 o correo: german.cipollone@gmail.com
También cuentan las emociones
El psicólogo Federico Calabuig repasa que en los inicios del taller, la propuesta era recreativa. Más tarde, y al percibir la ausencia de estímulos intelectuales en las personas mayores, jubiladas, decidieron proyectar otras actividades., ligadas a la atención, la memoria a corto plazo y la fluidez verbal. Donde valoran mucho la emoción para recuperar la memoria. "Nunca imaginamos que podían devolvernos tanto amor y respeto, principalmente a mí que soy ciego, condición que nunca consideraron me impediría ponerme al frente del taller", manifiesta por su parte Mariano Cipollone.