Un 30 de diciembre de 1952: Prohibición de disparar al aire. El titular de la Jefatura de Policía, Nicolás Vallaro, dicta una resolución ordenando a los comisarios que durante las fiestas de fin de año intensificaran la vigilancia para reprimir la habitual práctica de disparar al aire con armas de fuego. Esta nefasta afición ya tenía antecedentes desde principios de siglo. En 1903, por ejemplo, los vecinos de la esquina de Italia y San Lorenzo se quejaban de que todas las noches un grupo de individuos "se entretenían tirando petardos y realizando disparos de revólver", sin contar con que en Semana Santa era común hacer disparos al toque de Gloria del sábado Santo, lo que era visto como un signo de incultura: "Es triste ver que se festeje la resurrección disparando tiros como si se quisiera matar de nuevo al Dios-Hombre", se sostenía.