La pulseada por una ley de presupuesto que permita aumentar el límite de endeudamiento de Estados Unidos continuaba ayer entre la Casa Blanca y los republicanos del Congreso, a poco más de un día de que el país entre en zona de riesgo de default. La Casa Blanca rechazó por la mañana un plan de los republicanos de la Cámara de Representantes con condiciones para subir el techo de la deuda, y acusó a la oposición de pedir un "rescate" a cambio de una ley. Por la tarde, los republicanos anunciaron una votación de un proyecto modificado. Pero la falta de apoyo del ala conservadora de su propio partido los hizo suspender los preparativos para esa votación sin plazo.
Mañana, el Tesoro dejará de aplicar "medidas extraordinarias" que han permitido al país funcionar por encima de su límite legal de endeudamiento por meses. Desde ese momento, Estados Unidos entrará en default.
Señal del nerviosismo creciente en Washington cuando se acerca la fecha límite, la agencia calificadora Fitch anunció ayer que evalúa bajar la nota de la deuda de EEUU de su nivel máximo triple AAA. Fitch colocó la deuda soberana a largo plazo de EEUU en "perspectiva negativa", citando la posibilidad de que el Tesoro haga default en sus obligaciones luego del 17 de octubre si el techo de la deuda no es subido por el Congreso.
No se trata en sí de una rebaja de la calificación sino de una llamada de atención, y de hecho la agencia dijo que confía que Estados Unidos "elevará pronto" el techo de su deuda, además de resolver el impasse que ha provocado el cierre administrativo del gobierno. A la par sin embargo, la agencia alertó en contra de la "política arriesgada" que lleva a cabo Washington y que, indicó, podría aumentar el riesgo de que el país entre en cesación de pagos.
El Departamento del Tesoro aprovechó rápidamente para apremiar al Congreso a que actúe de una vez para evitar el default. El anuncio de Fitch "refleja la urgencia con la que el Congreso debería actuar para eliminar la amenaza de default que pende sobre la economía", dijo un portavoz del Tesoro bajo condición de anonimato.
Posición de la Casa Blanca. Pero la propia Casa Blanca admitía ayer mismo en boca de su portavoz, Jay Carney, que el país está aún "lejos de un acuerdo en este momento", cosa que el Capitolio confirmaría con hechos horas más tarde. "El presidente Barack Obama dijo y reiteró que los miembros del Congreso no deben pedir rescate para asumir sus responsabilidades fundamentales de aprobar un presupuesto y pagar las deudas del país", explicó la portavoz, Amy Brundage al referirse a una iniciativa republicana, resumiendo así la postura de la Casa Blanca. La presidencia apuesta a las negociaciones en el Senado y acusa a los dirigentes republicanos de la Cámara de querer satisfacer "a un pequeño número de republicanos del (ultraconservador) Tea Party, los mismos que determinaron la parálisis del Estado" con cierre de servicios públicos desde el primero de octubre. Estados Unidos superó en mayo su límite legal de endeudamiento, de 16.700 millones de dólares.
Algunos países como China y Japón, entre los principales tenedores de deuda estadounidense, han manifestado su preocupación por esta situación, toda vez que los bonos del Tesoro son considerados hasta ahora como la inversión más segura en el mundo.
Cuenta regresiva. No está claro si el Congreso, tras este nuevo impasse que retrasó durante toda la jornada una acción frente a un plazo límite que se cuenta ya por horas, logrará aprobar una solución de compromiso antes de la medianoche de hoy al jueves que marca la fecha fijada por el Departamento del Tesoro como el límite para seguir pidiendo prestado para afrontar sus deudas ya contraídas. Y es que para que una propuesta se convierta en ley mediante la firma del presidente Obama, primero tiene que haber sido aprobada por las dos cámaras, para lo cual cualquier variación del texto tiene que ser votada hasta que se cuente con una iniciativa legislativa unificada.
Algo que implica, incluso con la mayor presteza posible, un complicado proceso burocrático que ahora correrá a contrarreloj frente a un plazo límite para evitar una debacle de consecuencias "devastadoras" para todo el mundo, como han advertido insistentemente expertos de todo el planeta.