Estados Unidos viene con una marcha arrasadora y lo de ayer no fue la excepción. Es que el campeón vigente ratificó el favoritismo que asume y se instaló en la final del Mundial de básquet de España, tras vencer de manera categórica a Lituania por 96 a 68 (parciales 21-16, 43-35, 76-49 y 96-68). Ahora quedó a la espera del ganador del partido que sostendrán hoy Serbia y Francia, que viene de dar el batacazo del campeonato al dejar en el camino nada menos que a España.
En una ciudad de Barcelona que ayer estuvo convulsionada por la celebración de la Diada de Catalunya, el equipo norteamericano reflejó la palpable superioridad que muestra un combinado NBA sobre otro FIBA, a pesar de no haber viajado con sus principales astros.
El alero James Harden, con 16 puntos (todos en el tercer cuarto), se erigió en el revulsivo que le permitió al campeón olímpico en Londres 2012 enderezar finalmente un partido que, a esa altura, aún no presentaba un dueño fijo.
El encuentro arrancó parejo, porque el equipo lituano apostó a potenciar sus internos para no padecer inconvenientes en los tableros. Durante el comienzo, los bálticos lograron nivelar esa mayor longitud colectiva de los norteamericanos y se situaron 13-10 arriba.
Pero los dirigidos por Jonas Kazlauskas no supieron usufructuar una escasa eficacia (4-16 en tiros de cancha) del rival, cometieron 6 pérdidas en ese primer parcial y el partido se les volvió cuesta arriba, cuando apareció la mano de Thompson.
En el segundo segmento, el conjunto de Krzyzewski continuó ejecutando las riendas, para aprovechar la sobrecarga ofensiva bajo los tableros.
La reanudación entregó una ráfaga furiosa para Estados Unidos (10-0) y el encuentro se acabó. Un electrizante James Harden llevó la distancia a 20 (57-37), cuando restaban por más de siete minutos. De allí en más, todo fue un trámite para el equipo norteamericano, que otra vez está en la final.