La postal de la semifinal del Torneo del Interior es indiscutible. Lo que mejor la grafica es la imagen que arrojaron los instantes finales. Cuando todos los presentes en Arroyito observaban de pie la pantalla gigante. Porque en ese momento se resolvió la historia. Tras varias repeticiones, el árbitro validó una conquista del juvenil pilar Felipe Arregui que significó el empate en tiempo cumplido. Y luego Mateo Escalante liquidó el pleito desde el tee. Así se cristalizó el pase de Duendes a la final tras vencer a La Tablada por un apretado 19-17.
La moneda cayó para el lado del verdulero. Y está bien porque estos partidos se ganan así. Pero a la hora de desmenuzar los merecimientos, el resultado no fue un fiel reflejo de lo sucedido. Principalmente porque Duendes no tuvo una buena tarde. Lejos estuvo del repertorio que en los últimos años lo convirtió en el gran protagonista del rugby argentino.
El verdinegro arrancó con claras intenciones de imponer su repertorio. Y durante los primeros pasajes lo hizo. Con la pelota bajo el brazo y una línea de juego prolija, aunque con sensibles errores en la toma de decisiones, comenzó a inclinar la balanza a su favor. Todo indicaba que con poco le alcanzaba, ya que se adelantó en el marcador con penales y no pasó demasiados momentos de zozobra.
El local estaba viviendo una suerte de primavera. Porque con un puñado de aciertos le alcanzaba para mandar. Por eso se fue al descanso arriba 9-3 ante un rival que no lo complicaba demasiado.
Con el reinicio llegó lo recaída. Un error individual sobre la línea del ingoal hizo que la historia tenga un giro inesperado. La Tablada apoyó y comenzó a sentirse más cómodo en el partido. Fue un envión anímico para los cordobeses, y un fuerte golpe para los verdinegros.
Inmediatamente cambiaron los roles y la visita se adueñó de las acciones ante un Duendes atado.
Todas las señales marcaban que al verdulero se le estaba escapando el partido. Aunque nadie lo daba por muerto. Sobre todo porque estaba a tiro en el tanteador (12-17).
Y así llegó el desenlace. Duendes se animó y logró lo que durante todo el partido le había resultado imposible: vulnerar el ingoal cordobés. Fue Nannini el que se encargó de mostrar el camino. Y un par de fases más tarde el pibe Arregui rompió un doble tackle para zambullirse en zona de factura. Video ref mediante, el try fue convalidado. Y sólo quedó tiempo para que Mateo Escalante convierta y selle el pasaje a la final.
Duendes no jugó bien y fue superado por su rival. Pero nada le quita el triunfo que le dio la chance de convertirse en el equipo más ganador de este torneo.
Arregui: "Me tocó entrar y se me dió"
El pilar Felipe Arregui ingresó sobre el final del partido, a los 34’, cuando el marcador se mostraba adverso para Duendes y el reloj parecía un conspirador. Y el pibe cambió la historia del partido con su irreverencia. Con una corajeada de la más pura estirpe verdinegra, se cargó varios rivales, se estiró y cayó con lo justo en el ingoal cordobés. El árbitro Anselmi pidió convalidar la jugada por video, creó un clima de extrema tensión y finalmente otorgó la anotación que desató la algarabía total en el Gigante. “No fui el héroe. Soy uno más. Justo me tocó entrar en la de definición del partido y siempre trato de dejar todo. Y se me dio”, contó el primera línea.
—¿En qué pensaste cuando el juez pidió el video?
—Fueron unos nervios terribles. Sólo quería que el árbitro levantara la mano y diera el try para poder tener la chance de festejar.
—¿Por qué Duendes es otra vez finalista del Interior?
—Hay un gran esfuerzo en el día a día y un trabajo muy serio de más de diez años. Son muchas cosas que terminan en este gran momento del club.
—¿Cuál fue la mayor virtud?
—Que no bajamos nunca los brazos y fuimos siempre para adelante hasta la última jugada del partido.