A sus 9 años, a Francisco Lemo le toca atravesar un nuevo tormento. Otro más. Este pequeño de corazón gigante ya está en condiciones de dejar el Hospital de Niños Zona Norte, donde se encuentra internado desde hace casi un mes por las secuelas de una balacera en la que quedó involuntariamente atrapado en la zona de Cavia al 1300 donde vivía, pero todavía no puede retornar porque su casa familiar fue desvalijada mientras se encontraba peleando por su vida en el centro de salud.
Ese robo obligó a su entorno a tener que buscar otro hogar, lejos de los riesgos, los recuerdos y los peligros cotidianos que se multiplican en el barrio Casiano Casas. Y es muy probable que, a partir de hoy, le otorguen un espacio intermedio de transición hasta que le puedan brindar una solución definitiva a esta castigada familia.
El caso conmocionó a la opinión pública rosarina y, merced a la intervención de autoridades locales y provinciales, todo indica que en las próximas horas a esta familia la alojarán en una especie de hotel que posee la Municipalidad, para mujeres con hijos, que posee habitaciones con baño privado, con una cama grande y otra cucheta. Eso le permitirá pasar unos días hasta que puedan conseguir la casa definitiva.
A lo mejor, este paso, al menos significa un respiro, algo de alivio, un cambio de halo para esta familia que no para de recibir duros golpes. Vale precisar que el grupo lo integran su madre, un hermano de 12 años, una hermana de 5 y él.
Esta etapa intermedia le servirá a Daniela, mamá de Francisco, quien durante casi 30 días tuvo que dormir en una silla al lado de su hijo porque no había cama para acompañante, para continuar la búsqueda de una nueva casa, con más serenidad. Y, una vez que esté elegida, la intención de las autoridades es asistir económica y socialmente a esta familia para poder vivir en ese nuevo lugar.
De manera paralela, el proceso de recuperación de este chico de 9 años seguirá siendo supervisado por médicos del Hospital de Niños Zona Norte. La salud de Francisco está fuera de riesgo y su mejora es casi un milagro. Si bien todavía debe usar una silla para desplazarse, todos auguran una buena rehabilitación.
Un mazazo tras otro
El calvario de Francisco y su familia comenzó el pasado 24 de agosto. Poco antes de las 22, en la zona de Cavia al 1300, quedó envuelto en una balacera cuando volvía de realizar mandados junto a su madre Daniela y su hermana Eluney, de 5.
El chico venía en bicicleta, unos metros atrás, y su suerte comenzó a desplomarse cuando tres personas pasaron en moto y dispararon una ráfaga de balas.
Un balazo le dio en el tobillo derecho y otro en la cintura, y por la gravedad de las heridas fue trasladado con urgencia al Hospital de Niños Zona Norte, donde fue evolucionando de manera constante y todavía se encuentra en zona de cuidados.
El robo de las pertenencias en la casa familiar fue otro tremendo mazazo a la entereza y el empuje que demostró este pequeño y su familia frente a esta seguidilla de persistentes adversidades.
Más allá de todo, Francisco sigue mejorando, no baja los brazos y anhela poder encontrar una nueva casa para que sus sueños de pibe puedan volver a echar raíces. Y dejar atrás tantos tormentos.