Hasta una semana atrás las familias Podova y Ramírez eran tan amigas que compartieron un cumpleaños en la localidad de Villa La Ribera, sobre la margen izquierda del río Carcarañá. Pero en ese festejo algo se quebró y a partir de ese momento se generaron una serie de incidentes violentos entre ellos. Un litigio que generó al menos cuatro denuncias cruzadas por agresiones y amenazas en la comisaría 24ª y una decena de llamados al 911 en los que se alertaban hechos violentos. El más grave, por ahora el último de la zaga, ocurrió el viernes a la tarde cuando Matías Podova, de 17 años, murió asesinado frente a su casa de Santa Fe al 1600 con un escopetazo en el pecho; y su hermano de 10 años fue herido en el abdomen por una perdigonada. Acto seguido, y como replica del homicidio, Gladys Noemí Ramírez, de 49 años, fue apuñalada en el abdomen y ayer seguía internada en estado crítico en el hospital Eva Perón de Granadero Baigorria.
Esos son los datos duros de una pelea que enlutó al barrio Los Robles de Granadero Baigorria, hecho del que diera cuenta La Capital en su edición de ayer. Con el correr de las horas efectivos de la comisaría 24ª y de la Inspección de 7ª Zona detuvieron a cinco personas entre integrantes de las familias y allegados, e incautaron proyectiles pero no armas de fuego (ver aparte). Una de las detenidas es una piba de 16 años acusada de apuñalar a Ramírez. El caso, investigado por la jueza de Instrucción Patricia Bilotta y el fiscal Enrique Paz. En ese sentido, fuentes de la pesquisa negaron ayer que el conflicto entre las familias estuviera signado por la venta de drogas, tal cual lo denunció una vecina con un llamado telefónico a este diario el mismo viernes por la noche, un par de horas después de la muerte de Matías Podova.
Del amor al odio. Fue una madrugada agitada la de ayer en el barrio Los Robles. Un móvil policial quedó estacionado frente a la vivienda desocupada de Gladys Ramírez, en La Cautiva al 1600, entre Painé y Baigorrita, detrás del hospital Eva Perón. En paralelo, los Podova repartían su preocupación entre la salud del pequeño de 10 años que tras ser operado fue derivado a un sanatorio particular fuera de peligro, el estado de la nena de 16 detenida por malherir a Ramírez y la idea de que Matías estaba muerto.
Gladys Ramírez y su marido, Roberto G., viven en La Cautiva al 1600. Alló tienen un taller de reparación de autos y motos. Los Podova, en tanto, son oriundos del Valle de Punilla, en Córdoba, y residen desde mediados de año en Santa Fe al 1600, a sólo 100 metros de Gladys y Roberto. Si alguien les hubiera sacado una foto hace diez días habría visto que los padres de familia eran amigos. A tal punto que los Podova invitaron al cumpleaños de una de sus hijas a toda la familia de Gladys. Eso ocurrió el fin de semana anterior en una casa quinta de Villa La Ribera, a unos 6 kilómetros de Pueblo Andino y a 8 kilómetros de Oliveros.
¿Qué pasó en el cumpleaños que generó tamaño cisma? Eso es algo que sólo las dos familias y sus íntimos conocen. Lo cierto es que el lunes pasado ambos jefes de familia se trenzaron a trompadas en la estación de servicios YPF de Eva Perón y San Martín, en Baigorria. Ahí comenzó la debacle con incidentes que fueron judicializados. El marido de Gladys Ramírez denunció en la seccional 24ª esa pelea y a partir de ese documento los pesquisas reconstruyeron la disputa.
Los tiros finales. Las presentaciones cruzadas cayeron en manos de la jueza Correccional Verónica Melina Tuells. Los hechos fueron creciendo en violencia hasta el jueves a la madrugada, cuando el frente de la vivienda de los Podova fue baleado; y así se llegó a la fatal tarde del viernes. Mientras la magistrada ordenaba el allanamiento de tres viviendas —las de las dos familias y la de un allegado a Gladys Ramírez—, dos llamados al 911 alertaron a los efectivos del Comando Radioeléctrico sobre disturbios en La Cautiva al 1600 y en Santa Fe al 1600. "Nos tuvieron de hijos toda la semana con llamados a esos dos lugares. Los móviles llegaban, le preguntaban a los vecinos y nadie sabía nada", explicó un vocero. Un tercer llamado dio aviso de detonaciones de armas de fuego.
La escena que relataron los pesquisas es digna de una película de policial negro. Según el relato de las víctimas, dos hijos de Gladys Ramírez llegaron armados hasta la casa de los Podova y de una patada abrieron la puerta. Uno llevaba una escopeta y otro una tumbera de fabricación casera. Dentro de la vivienda había cuatro personas, entre ellos Matías Podova y su hermano Ariel, de 10 años. En un ambiente de 4 metros por 3 los recién llegados abrieron fuego varias veces. Uno de esos escopetazos estalló en medio del pecho de Matías matándolo casi en el acto y un perdigón hirió al pibe de 10 años en medio de la panza.
Los agresores se marcharon mientras los dos heridos eran llevados por sus familiares al hospital Eva Perón. Matías murió a poco de ingresar. Su hermano fue directamente a quirófano. Y cuando los médicos de guardia no terminaban de reponerse, una ambulancia llegó trayendo malherida a Gladys Ramírez. La mujer tenía un puntazo en medio del abdomen, por debajo del esternón. La operarony quedó en grave estado, en terapia intensiva. Su declaración, cuando pueda hacerla, será vital para determinar si la hermana de 16 años de Matías Podova fue quien la apuñaló.