De los métodos de estafas en cajeros automáticos, "el pescador" no sólo es el más reconocido sino el más padecido. Esta disciplina delictiva consiste en colocar una especie de babero plástico en la ranura del dispensador de billetes para trabar la salida del dinero. Una vez que la víctima se retira del lugar sin poder obtener su plata, un delincuente que estuvo observando la escena previamente armada ingresa, retira el pescador y se lleva el dinero. Esta operatoria se llevó a cabo tres veces esta semana en dos sucursales del banco Santander Río ubicadas en jurisdicción de la comisaría 6ª: una en Mendoza al 3900, en el corazón comercial de Echesortu; y otra en Córdoba al 2400, en el macrocentro de la ciudad. Los golpes fueron concretados entre las 20 y las 24. Y en la última, gracias a un trabajo conjunto y coordinado entre la policía rosarina y la seguridad del banco afectado, pudieron detener a dos hombres de 31 y 40 años antes de que concretaran la estafa. El mayor de los apresados tenía un antecedente similar de principios de mes en un banco de Fisherton.
Lo novedoso de esta crónica estuvo en que la seguridad interna del banco en el que se concretaron los delitos, sucursales del Santander Río, colaboraron con los efectivos de la seccional 6ª realizando un monitoreo online de las cámaras de vigilancia de los cajeros en los dos lugares apuntados.
"Tuvimos dos hechos muy seguidos con la misma modalidad. Uno fue el domingo pasado en la sucursal de calle Córdoba y el otro, el jueves en el de calle Mendoza. Entonces, mediante la sección Seguridad Bancaria de la Unidad Regional II se gestionó con la casa central del Santander Río en Buenos Aires que se realizara un chequeo en vivo de las cámaras de esas dos sucursales en la franja horaria en que se dieron los otros golpes. Es decir, entre las 20 y las 24. Así fue que el viernes a la noche el empleado del banco vio una actitud sospechosa en la sucursal de calle Córdoba y como teníamos las brigadas de la comisaría 6ª en alerta se pudo detener a los delincuentes", explicó ayer una fuente de la causa, en manos del juez de Instrucción Alejandro Negroni.
Con capucha. El viernes a la noche, en la misma franja horaria, el operador de las cámaras de seguridad en Buenos Aires vio como un hombre vestido con un buzo con capucha color marrón, jean y zapatillas blancas ingresó al hall de la sucursal bancaria donde están los cajeros. El hombre, que nunca se quitó la capucha, colocó un artefacto en el dispensador de billetes de uno de los cajeros y se fue. El pescador era un trozo de plástico de poco menos de 20 centímetros de largo por 7 centímetros de ancho, que estaba colocado con pegamento, y operaba a manera de boquilla falsa. El operador del Santander alertó inmediatamente a Seguridad Bancaria de la UR II y estos pasaron la voz a la seccional de San Luis al 3200. Entonces, vestidos de civil, apareció en el lugar una brigada de la seccional.
Así fue que aproximadamente a las 22, una clienta llamada Norma llegó, colocó su tarjeta de debito, realizó una operación de extracción pero el momento en que los billetes debían salir del cajero nunca llegó. Le quedaron retenidos 850 pesos. La mujer salió a la vereda buscando auxilio y mientras esto sucedía, los policías de civil demoraron a dos hombres que estaban en la esquina. Uno de ellos con un buzo marrón con capucha, jean y zapatillas blancas.
Los detenidos fueron identificados como Daniel Alberto H., de 40 años y domiciliado en el barrio Pichincha; y Walter R., de 31 años y afincado en barrio Las Flores. Ambos tienen prontuario abierto. El primero, una tentativa de estafa y una defraudación. Y su compinche, cordobés de nacimiento, cinco hurtos, cuatro tentativas de hurto, una tentativa de robo y lesiones.
Advertencia. Los dos quedaron acusados por la tentativa de estafa contra Nora ya que el hecho no llegó a concretarse, y por las estafas ocurridas el domingo y el jueves pasado. "Dar a conocer estos casos apunta a que el vecino esté cada vez más prevenido sobre esta modalidad delictiva. Y si en los últimos días le ocurrió algo similar le solicitamos que se presente en la comisaría 6ª, San Luis 3261, o en el juzgado de Instrucción 15 de los tribunales provinciales", explicó el vocero consultado. "El éxito de estas estafas se basa, en una buena parte, en la falta de atención de las víctimas. Por eso, cuando un cliente no pueda hacer la extracción no tiene que abandonar el recinto. Primero tiene que pedir el saldo y el recibo le marcará si la operación se concretó. Lo más probable es que el dinero esté retenido por un dispositivo de estos. Entonces, lo más conveniente es llamar al 911", recomendó la fuente.