Bogotá. — El anuncio hecho por la guerrilla de las Farc en el inicio del proceso de paz con el gobierno de Colombia sobre un alto el fuego unilateral desde ayer hasta el 20 de enero, dejó las opiniones divididas entre quienes consideran la decisión como una estrategia política y quienes la ven como una intención de paz. El líder de la delegación de las Farc en La Habana, Luciano Marín, alias "Iván Márquez", leyó inesperadamente el texto ante la prensa en el que ordenaba "a las unidades guerrilleras en Colombia, el cese de toda las operaciones militares contra la fuerza pública y los actos de sabotaje contra la infraestructura pública o privada".
Pese a que medios colombianos ya habían especulado sobre el posible tregua de la guerrilla, la noticia tuvo reacciones encontradas de parte de algunos analistas y políticos.
El presidente del Senado, Roy Barreras, calificó el anuncio como "una señal de paz" que el país "debe valorar" porque, según él, "permite ser más optimistas sobre el fin del conflicto" que vive Colombia desde hace casi cinco décadas. Asimismo, la ex senadora y activista Piedad Córdoba, que en varias ocasiones sirvió de mediadora entre el gobierno y las Farc, consideró que la decisión del grupo ilegal de suspender operaciones "le da credibilidad al proceso de paz".
Engaño. Por otro lado, el analista Alfredo Rangel dijo que la tregua es una "estrategia tramposa que engaña a la comunidad nacional e internacional" porque "están hablando de suspender exclusivamente las acciones militares ofensivas contra la fuerza pública" pero "no se comprometen a cesar los atentados contra la población civil". "Es una maniobra política y publicitaria de las Farc. Quieren aparecer como pacifistas y poner al gobierno como guerrerista", dijo Rangel.
La posición del gobierno sigue siendo la misma que la planteada cuando se instaló la mesa de diálogo en octubre en Noruega. El ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, consideró el anuncio "difícil de creer" y reiteró que las operaciones en contra de "la criminalidad seguirán". "La realidad muestra que las Farc nunca cumplieron nada. Es difícil pensar que van a dejar de cometer atentados, y matar niños", señaló.
Para Alejo Vargas, politólogo de la Universidad Nacional de Colombia, se trata de "una buena decisión, que ayuda a reducir la violencia con un impacto positivo en la confianza".
Silencio de Santos. Tanto el presidente Juan Manuel Santos como la delegación del gobierno que se encuentra en La Habana han guardado silencio sobre el tema. "Me parece bien que el gobierno, a través del ministro de la Defensa, reitere que no detendrá sus acciones. Esa ha sido su posición desde el principio y no la modifica", dijo Vargas.
Ante la situación, algunos columnistas como Laura Ardila, mostraron su preocupación por el reto que enfrenta el gobierno debido a que la posición de continuar con la "ofensiva militar" puede ser interpretada como una actitud "indolente".
El conflicto armado de Colombia, el más prolongado de América latina, dejó a lo largo de cinco décadas unos 600.000 fallecidos, 15.000 desaparecidos y más de 3,7 millones de personas desplazadas por la violencia.