La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y su antecesor, Luiz Inacio Lula da Silva, celebraron ayer en Brasilia el décimo aniversario del plan "Beca Familia", calificado por la mandataria como "el más grande programa de inclusión social del mundo", que permitió sacar a 36 millones de personas de la pobreza extrema. "Este es un programa que recién ha cumplido diez años, en un país donde la injusticia existe desde hace cinco siglos", sostuvo Lula, quien atribuyó a "prejuicios" las críticas al programa. Precisó que "el dinero invertido en gente, en salud, en alimentación, no es gasto, sino inversión. El plan Beca Familia seguirá mientras haya una sola familia pobre en este país". En sus discursos, tanto Rousseff como Lula atacaron duramente a los detractores del programa, a los que responsabilizaron de los problemas sociales del país. En el mismo tono, Rousseff sostuvo que el programa Beca Familia es "la puerta de salida de la miseria y la gran puerta de entrada a un mundo de futuro y esperanza", y advirtió que "nadie que ha gobernado de espaldas al pueblo tiene legitimidad para atacar el combate a la desigualdad que hemos realizado".