La aprobación de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, mejoró en seis puntos porcentuales después de bajar significativamente por las masivas protestas que sacudieron hace algunas semanas al gigante sudamericano, según una encuesta publicada ayer. El número de encuestados que dijo tener la intención de votar por Rousseff en las elecciones del próximo año también aumentó en cinco puntos porcentuales, según el sondeo de opinión de Datafolha publicado por el diario Folha de Sao. Paulo. Un 36 por ciento de los brasileños considera que el gobierno de Rousseff es "muy bueno" o "bueno", por encima del 30 por cientoque registró a fines de junio.
La recuperación, que si bien todavía está muy por debajo de la aprobación del 65 por ciento que tenía la mandataria en marzo, refleja un poco más de confianza en la economía de Brasil, en momentos en que ceden las preocupaciones inflacionarias. Rousseff tiene ahora un 35 por ciento de intención de voto, frente al 30 por ciento de la encuesta anterior, según Datafolha, que concluyó que la mandataria no ganaría en primera ronda en los comicios del próximo año. En una muestra similar realizada en diciembre, Rousseff obtuvo un 54 por ciento de intención de voto.
Silva gana terreno. La ex ministra de Medio Ambiente Marina Silva parece estar ganando terreno entre los votantes, alcanzando un 26 por cientode intención de voto desde un 23 por ciento registrado en el sondeo previo. El senador del Estado de Minas Gerais Aecio Neves obtuvo un 13 por ciento de intención de voto frente al 17 por ciento de junio. La encuesta también mostró que los brasileños apoyan en menor medida las protestas masivas que atrajeron a un millón de personas las calles a mediados de junio. Las manifestaciones son en rechazo a una serie de problemas como la corrupción y el deficiente transporte público, pero algunos dicen que las movilizaciones carecían de enfoque.
El número de brasileños que señaló que las protestas habían dado lugar a cambios positivos se redujo a un 49 por ciento desde el 65 por ciento del último sondeo de Datafolha. La caída de 27 puntos porcentuales en la aprobación de Rousseff en apenas tres semanas, que Datafolha informó el 29 de junio después de las protestas, fue la mayor sufrida por un mandatario brasileño desde 1990.
En picada. Rousseff, quien se espera que se presente a la reelección el próximo año, llegó a tener en un momento uno de los índices de aprobación más altos en el hemisferio occidental. El número de brasileños que considera que su gobierno es "malo" o "muy malo" bajó a un 22 por ciento desde el 25 por ciento del mes anterior, según la encuesta.
El índice de aprobación de su equipo económico, encabezado por el ministro de Hacienda, Guido Mantega, y por el presidente del Banco Central, Alexandre Tombini, aumentó ligeramente a un 30 por ciento desde el 27 por ciento del mes anterior.
El sondeo, llevado a cabo entre el 7 y el 9 agosto, encuestó a 2.615 personas y tiene un margen de error de más o menos dos puntos porcentuales.
El incremento de los precios y la desaceleración económica han sido los temas que más preocupación han causado al gobierno brasileño y fueron factores que incidieron en el estallido de las protestas, que hicieron desplomarse la aprobación del gobierno de Rousseff. Otra señal de optimismo entre los brasileños es la caída del índice de los que creen que el poder de compra de los salarios va a disminuir, que pasó de 38 a 32 por ciento.