"Es igual de boludo el que es opositor los primeros dos años de mandato de un gobernador como el que sigue con ese gobernador los dos últimos años". La frase, brutalmente pragmática, y que se le adjudica a un ex gobernador santafesino, se volvió a escuchar la semana pasada en una conversación entre legisladores peronistas provinciales, reunidos para intentar un esfuerzo final que les permita sacar al PJ de su presente de decadencia en la política local.
Por primera vez en dos años, diputados y senadores del peronismo se reunieron para hablar de política en el Hotel de Campo Colón, en la ciudad de Santa Fe, buscando bosquejar algunas señales comunes en la agenda legislativa que, fundamentalmente, operen como trampolín seguro a un acuerdo electoral en 2015.
La escarpada situación del Partido Justicialista santafesino, una cáscara vacía que ni siquiera ha sido remozada tras las malas performances electorales, pletórica en divisionismos, no sólo llegó al paroxismo de presentar 12 minibloques diferentes en la Cámara de Diputados sino que evitó que durante todo este tiempo se vieran las caras "los compañeros" de ambas Cámaras. Y eso que el justicialismo es mayoría en la Legislatura.
Lo que vendrá. En ese nuevo métier estuvieron los senadores Rubén Pitrola, Eduardo Rosconi, Hugo Pucheta, Armando Traferri, José Baucero, Ricardo Kaufman y Danilo Capitani, quienes compartieron el encuentro con los diputados Luis Rubeo, Avelino Lago, Marcelo Picardi, Ricardo Olivera y Oscar Urruti. Los organizadores de la tertulia confiaron en que para la próxima reunión serán invitados legisladores de los sectores de María Eugenia Bielsa y Omar Perotti.
"Es verdad, tuvimos una reunión. Y tendremos otras. No tenemos margen para otra cosa que juntarnos, ponernos de acuerdo en lo básico e ir a las primarias cada uno con su candidato, pero sin dividirnos después", admitió a LaCapital uno de los legisladores presentes en el coqueto reducto sabalero.
A la hora de intentar prescindir de las diferencias de coloraturas internas (hay referentes que están con Sergio Massa, otros con el kirchnerismo puro y duro, y algunos pocos no alineados), las fuentes confiaron en poder evitar los condicionamientos de la política nacional.
"Las elecciones a gobernador son anteriores a las presidenciales. Y, además, estoy seguro de que a nadie del gobierno nacional, y menos a Cristina, le gustará tener como antecedente de los comicios a presidente otro fracaso estrepitoso del peronismo. Porque, de esto no hay dudas, si repetimos el esquema de dividirnos, salimos terceros o cuartos en Santa Fe", resumió la fuente.
Incluso, algunos senadores no descartan incorporar a Unión PRO para que compita también en las Paso, una apuesta de máxima de la que están al tanto algunos dirigentes del macrismo santafesino.
¿Misión imposible? Los diputados y senadores se comprometieron a trabajar en conjunto algunos temas, el primero de los cuales será el proyecto de policía judicial, que tuvo síntesis en las iniciativas de Eduardo Toniolli y Traferri. El gobernador Antonio Bonfatti vetó 40 de los 57 artículos y, ahora, los peronistas quieren insistir en el proyecto original. Los senadores se reunieron en varias oportunidades con Carlos Reutemann, quien los acicateó en la idea de "unir a todos los peronistas santafesinos". Incluso, el mes pasado una publicación periodística refirió a un encuentro entre el Lole y el presidente de la Cámara de Diputados, Luis Rubeo, luego desmentido por ambos.
"Todo bien, intentaremos ver si se puede lograr algo parecido a la unidad, pero Reutemann no se priva de nada: en los comicios anteriores jugó la fichas con (Miguel) Del Sel y ahora como parece que va a estar en alguna boleta pretende volver al peronismo unido", manifestó una fuente kirchnerista.
La agenda legislativa en ciernes y los aprontes políticos chocan de lleno con las acusaciones de "levantamanos de Bonfatti" que se les vienen formulando a los senadores, quienes, además, fueron más que satisfactoriamente retribuidos por jugosos subsidios. Es ahí donde la fuente legislativa remitió al teorema de José María Vernet que se consigna al inicio de esta columna.
Procurador y polémica. La política santafesina empieza a colarse por los lábiles intersticios que deja una agenda preocupante y cada vez más peligrosa, demarcada por la inseguridad creciente. Las urticantes declaraciones del procurador de la Corte, Jorge Barraguirre, revelando ausencia de conducción política en el manejo de la policía (principal argumento crítico de la oposición) sensibilizó la ya de por sí escaldada dermis del gobierno.
"Cuanto menos fue inoportuno lo que dijo Barraguirre. El forma parte de la estructura del Estado y no puede ponerse a tirar piedras como un libre pensador. No es un libre pensador, es el procurador de la Corte", asestan en cercanías del gobernador.
Los dichos de Barraguirre (una especie de tótem viviente del progresismo local radical en materia de seguridad y Justicia) motivaron una reunión, el miércoles pasado, entre funcionarios del gobierno provincial —con Rubén Galassi como principal actor de la Casa Gris— y legisladores del Frente Progresista. Los legisladores radicales insistieron en defender al procurador y reiteraron "preocupación" por la situación de inseguridad.
Resquemores en el Frente. Desde lo más alto del Ejecutivo les piden a los radicales reunidos en el "grupo de la Universidad" —que organizaron la charla del procurador— que "en vez de hacer actos políticos criticando al gobierno planteen sus programas y proyectos adentro, porque son oficialistas" y critican a Barraguirre por la misma metodología. "Es como si alguno de nosotros lo critica a él en un acto público".
La inseguridad y la escalada irrefrenable de violencia en Rosario se presenta como el principal obstáculo (quizá el único) que podría complicar electoralmente al Frente Progresista, quien recibe beneficios directos de la división opositora.
A favor del gobierno también corre por estos días la mejor relación que ha logrado enlazar Bonfatti con la Casa Rosada. Las recurrentes reuniones con la procuradora de la Nación, Alejandra Gils Carbó; la visita de la intendenta Mónica Fein a una villa de Buenos Aires, acompañada por la ministra de Seguridad, Cecilia Rodríguez, y los encuentros entre el gobernador y Julio De Vido, entre otras señales, parecen haber dejado atrás los tiempos de guerra iniciados tras la acusación de "narcosocialismo" que hizo el pope de La Cámpora, Andrés Larroque.
Hoy, la principal batalla del gobierno nacional tiene como foco a Sergio Massa, y ese plan comprende darle aire a los competidores no peronistas del candidato del Frente Renovador: la centroizquierda y el macrismo. Por eso, y aunque nunca lo revelen a grabador encendido, a algunos funcionarios santafesinos se les altera el pulso cada vez que Hermes Binner lanza una crítica a la Casa Rosada. Ese escenario que alguna vez fue una especie de puesta en escena del bueno y del malo hoy ya no parece forzado.
Aunque el peso de la realidad no parece darle respiro a una agenda dura y cargada de traumatismos, la política ingresa en el territorio de los aprontes. Es el momento en que todos empiezan a hablar con todos. Al fin, todos quieren estar en alguna lista. Algunos entrarán por la puerta grande, otros por la ventana.