Cuba ordenó ayer el cierre inmediato de decenas de salas de cine privadas, pues nunca fueron autorizadas, y reiteró su plan de poner fin a la reventa de ropa y otros productos importados informalmente a fines de año, con el objetivo de poner "orden" en medio de las reformas económicas emprendidas por el gobierno socialista de Raúl Castro. Muchos cubanos abrieron salas de cine privadas en sus casas, las partes traseras de sus cafés o salas de juego, aprovechando las ambigüedades de las reformas económicas recientes y estableciendo un negocio privado no previsto por las autoridades que dictaron las nuevas leyes.
Medios locales reprodujeron una nota oficial que ratifica la decisión del gobierno castrista de declarar "ilegal" la comercialización de productos importados por privados, cuyas ventas serán permitidas solo hasta fines de año para que liquiden inventarios. La medida afecta a unas 20.000 personas vinculadas a estas actividades.
La nota alude también al "cese inmediato" de las salas privadas de 3D, así como a salas de entretenimiento con videojuegos. Las personas que trabajan por cuenta propia en estos segmentos usualmente cuentan con licencias para desarrollar algún emprendimiento como cafeterías o restaurantes, pero amplían su alcance a otras áreas de entretenimiento. Esas actividades "nunca han sido autorizadas y se están desarrollando como único servicio y en ocasiones asociadas a otras prestaciones, como las vinculadas a servicios gastronómicos", agregó el informe oficial.
Cero artículos importados. La nota dijo que las personas que explotaban informalmente salas de cines o revendían productos importados están siendo visitadas para informarles acerca de los contenidos de sus licencias para trabajar por cuenta propia. "Se les está ratificando la ilegalidad de las comercialización minorista de artículos importados o la reventa de los adquiridos en la red comercial estatal", dijo la nota publicada ayer en el diario oficial Granma. "La exhibición cinematográfica (que) incluye las salas de 3D y los juegos computacionales (videojuegos), cesarán de inmediato en cualquier tipo de actividad por cuenta propia", agregó el comunicado aclarando que esta modalidad nunca estuvo "autorizada".
Decenas de salas abrieron en La Habana y otras ciudades cubanas en los últimos meses, improvisadas en casas o locales, con la particularidad de que muchas de ellas proyectan películas en tercera dimensión (3D, tecnología ausente de las salas estatales). Incluso el diario Juventud Rebelde dedicó un extenso reportaje el pasado domingo a estas salas sin criticarlas y señalando que algunas salas estatales se disponen a utilizar en breve dicha tecnología.
Los espectadores, generalmente niños, pagan entre uno y cuatro dólares por función, tarifa que en muchos casos incluye un refrigerio. La tecnología usada en esas pequeñas salas no está a la venta en la isla, y por lo general es enviada por parientes y amigos desde el extranjero, por un valor que se calcula en 3.000 dólares.
Pequeños negocios. Tras reemplazar a su hermano Fidel en la presidencia de la isla, Raúl Castro emprendió un plan de más de 300 reformas económicas con vistas a reflotar el sistema socialista vigente desde hace medio siglo. Entre ellas, amplió el sector privado que ya cuenta con más de 442.000 trabajadores, según cifras oficiales. Además de autorizar estos pequeños negocios, la nueva política cubana legalizó la compra y venta de autos y de vivienda a particulares, así como la autorización a los cubanos para viajar al extranjero sin tener que pedir permiso de salida a las autoridades, como tuvieron que hacer durante varias décadas.
Un mes atrás, las autoridades decretaron la prohibición de vender productos importados informalmente, lo que alarmó a las personas dedicadas a esta labor y a muchos cubanos que accedían a esa fuente para comprar ropas y productos para el hogar. La actividad no estaba contemplada entre los oficios aprobados para ejercer por cuenta propia, pero la mayoría aprovechó las licencias de modista o sastre y productor vendedor de artículos varios para el hogar, alegando que no contaban con las materias primas e insumos necesarios para hacer sus propias producciones.
Repercusiones. Aunque la medida afecta a menos de un 5 por ciento del casi medio millón de empleados privados surgidos tras las reformas económicas, personas entrevistadas mostraron dudas sobre el futuro de algunas de las reformas. "¿Y ahora donde compramos la ropa, los zapatos?. Es un golpe porque la calidad de lo que venden las tiendas (estatales) y los precios son casi una burla", dijo Elyan Suárez, secretaria ejecutiva de una empresa estatal en La Habana.
"Económicamente nos afecta bastante, esto era un alivio para la familia", expresó Orlando Suárez, dueño del "cine3D San Rafael" en una calle céntrica de la capital. "No entendemos que no se nos diera un margen de tiempo en vez de haber tomado esa actitud de cerrar ya", lamentó Suárez junto a familiares y amigos delante del cartel de la programación prevista para ayer.
"íNo puede ser!", exclamó a su vez Sheila Oquendo cuando se enteró de la orden de cierre de los cines en 3D. "Es un entretenimiento sano, divertido, nosotros fuimos anoche (por el viernes)", exclamó la estudiante de secundaria de 15 años.
"Es una falta de respeto, ¿qué vamos a hacer ahora?", expresó Lionny González, de 15 años y compañero de secundaria de Oquendo, quien camina con otros estudiantes en la céntrica y concurrida avenida Prado de Centro Habana. "Ahora lo que nos queda es ir a la discoteca, no hay más nada" , agregó.
Los cines privados 3D que aparecieron principalmente en La Habana eran visitados fundamentalmente por niños y adolescentes los fines de semana.
"El éxito del proceso de implementación (de las reformas) (...) solo será posible en una atmósfera de orden, disciplina y exigencia", dijo la nota oficial. "Se ratifica la firme determinación del gobierno cubano de no permitir violaciones de ningún tipo a las decisiones adoptadas o que adopte en el futuro", advirtió.