María Emilia Valdez caminaba con su nuera y su nieto por Gaboto y Avellaneda una tarde de fines de julio cuando se convirtió en el blanco inesperado de una balacera entre jóvenes del barrio: un proyectil la alcanzó en la cabeza y murió en el acto. Por la muerte absurda de la mujer, que tenía 50 años, cuatro muchachos ahora fueron procesados como autores conjuntos del homicidio. Para el juez que los envió a juicio, poco importa quién de ellos disparó la bala letal o que los tiros tuvieran otro destinatario. Evaluó que la reacción armada de varias personas "en una calle con circulación normal de peatones no podía tener sino el resultado que tuvo".
La medida judicial alcanzó por igual a los cuatro detenidos en la causa. Franco Leonel Toloza, un ayudante de albañil de 20 años, fue acusado de iniciar la secuencia de tiros al acercarse en moto a la casa de los otros tres acusados y provocarlos con un tiro al aire. Según la resolución del juez Luis María Caterina, esto causó la inmediata reacción de los otros tres procesados: Javier Ruiz Díaz, de 20 años, y los hermanos Franco Damián y Daniel Alejandro Saettone, de 20 y 21, quienes salieron a perseguir con disparos de varias armas al muchacho de la moto. Los vecinos relataron que efectuaron más de una decena de balazos, uno de los cuales, calibre 32, impactó en la frente a María Emilia Valdez.
El duelo. La mujer vivía en pasaje Curie al 3800, en un barrio de la zona sudoeste en el que el estampido de las balas suele ser parte del paisaje. Tenía tres hijos jóvenes, era dos veces abuela y esperaba a una tercera nieta a la que no llegó a conocer. La tarde del 31 de julio caminaba por Gaboto hacia bulevar Avellaneda con su nuera y su nieto de 5 años, Tomás. Iban a realizar las últimas compras para la beba: algo de ropa y unos aritos abridores.
"Escuchamos un ruido de tiros, de lejos, pero no vimos de dónde era. Seguimos y de pronto veo que ella se cae, como que se desmaya y que le sale sangre, poca, de la frente", contó Carolina poco después. Fue en una nota con este diario en la que su familia, desarmada de dolor, contó que la mujer había criado sola a sus tres chicos desde que enviudó, que ganaba algunos pesos cosiendo mocasines de cuero y que además cobraba una pensión por discapacidad.
El incidente fue relatado por vecinos como una pelea entre "banditas del barrio" o "una bronca por un pibe que habían matado cerca de Amenábar y Avellaneda". Ese trasfondo, el rencor previo que motivó el cruce de disparos, no fue aclarado en el texto del procesamiento. Lo que figuran allí son relatos de vecinos y un testigo de identidad reservada sobre quiénes intervinieron esa tarde, alrededor de las 18, en el incidente que le costó la vida a Valdez.
Dos tramos. La secuencia tuvo un desarrollo en dos partes. Los testimonios señalaron que primero pasó un muchacho en una bicicleta desgastada y miró hacia el pasillo de Gaboto al 4200 en el que vivían los hermanos Saettone. "Miró y se fue. A los veinte minutos más o menos apareció el mismo muchacho en una moto chica, creo que color azul, y volvió a mirar para la casa de Franco y Alejandro. De repente vi que sacó un arma de fuego, parado en medio de la calle, disparó al aire un tiro y se fue para el lado de Avellaneda", dijo un testigo. Otros vecinos contaron lo mismo, que lo vieron tirar al aire una única vez con un arma cromada.
Ese joven, según la resolución, era Toloza. Fue sindicado por otro de los acusados como quien efectuó el disparo al aire: "Este pibe al pasar por el pasillo al parecer me vio y ahí nomás sacó una pistola y empezó a tirar. Lo hacía al aire porque no nos dio ningún corchazo", lo sindicó Alejandro Saettone. Otro elemento que incrimina a Toloza es que al ser detenido le secuestraron un revólver calibre 32 largo y dos cartuchos del mismo calibre.
Apenas el joven de la moto se fue de la escena se produjo la segunda serie de disparos, que resultó letal: "Salieron del pasillo Franco, Alejandro y su cuñado al que le dicen Javito (por Ruiz Díaz), los tres armados. Iban corriendo por Gaboto y disparando en dirección a Avellaneda. Apuntaban al frente, no tiraban al aire. Tiraron como diez o quince tiros. El chico de la moto no tenía casco y cuando se fue no disparó más, o sea que no repelió. Para mí Alejandro era el que más tiraba", confió el testigo reservado. Uno de esos plomos impactó en Valdez.
Qué hicieron.En base a esos relatos, Caterina procesó a Toloza como autor del delito de intimidación pública y de homicidio por dolo eventual. Esto quiere decir que no buscó matar pero se representó esa posibilidad: "Es cierto que no buscó directamente el resultado de muerte para la víctima Valdez, pero también es cierto que quien porta y usa un arma para intimidar a alguien se puede representar la reacción del intimidado y la eventual lesión a un tercero", consideró.
En cuanto a Ruiz Díaz y los hermanos Saettone, los tres fueron considerados coautores de un homicidio a título de dolo eventual. "Ha habido de parte de los tres una coautoría paralela —siguió analizando Caterina—. Todos ellos concurrieron al resultado. Su actividad ha estado dirigida a matar a quien efectuara el disparo inicial, con el resultado absolutamente previsible y representado de dar muerte a un transeúnte ocasional". En definitiva, consideró irrelevante que haya sido "uno u otro" quien efectuó el disparo fatal, "pues los tres estaban armados y los tres pudieron representarse el resultado letal".