Cuando la vida misma se sube al escenario

"Muchas gracias por venir", repite una y otra vez un personaje anónimo, del que no sabemos nada, ni siquiera su nombre. Sólo sabemos que tiene un profundo dolor y que espera que los efímeros acompañantes se vayan pronto. Atravesar dos duelos seguidos, como golpiza de locos, es casi una prueba de fuego para la propia existencia. Los personajes ocupan el aire inmenso que se extiende a lo ancho del escenario en el teatro Príncipe de Asturias, en el Centro Cultural Parque España. Son personajes imaginarios que van a dar su pésame en ese frío velorio, tan gélido como la península escandinava, la región del globo que da su nombre a la obra de Lautaro Vilo en la carne del reconocido director Rubén Szchumacher.

Los personajes cobran vida por la potente actuación de Szchumacher, marcando su vuelta al escenario tras muchos años dedicados al oficio de la dirección. "Escandinavia" parte de una serie de sucesos de su vida personal, de una cadena de duelos que el propio actor vivió en carne propia y que se fueron sublimando en esta propuesta unipersonal, tal vez como una herramienta terapéutica para superar las pérdidas.

En este caso, el protagonista despide a su pareja. El relato atraviesa tres entornos: el funeral, una celda y el campo. Sólo una actuación tan sólida puede dibujarnos esos tres ambientes de una forma tan nítida. Sin materia, con un depojo escenográfico total, podemos percibir los golpes de porcelana en las tazas de café, la percusión sobre el hierro de los barrotes, los pájaros alrededor del eucalipto.

Con muchas pinceladas de humor negro, la cruda vivencia personal de Szchumacher se corre de un estricto biodrama para pasar a juegos ficcionales que nos llevan a recorrer tres espacios, con deliciosos momentos tragicómicos al estilo de "Esperando la carroza": el protagonista queda detenido en la comisaría por trasladar al muerto en el asiento de acompañante de su auto. Una imaginaria novela de supermercado llamada "Escandinavia" articula esta nueva sensación de vacío personal de los primeros momentos del duelo con los últimos tiempos de agonía de su ser querido. La obra se presentó en el marco de las 10º Jornadas de Poéticas Teatrales que organiza todos los años la Escuela Provincial de Teatro y Títeres de Rosario.

Jornadas. Este año, la escuela propone un objetivo muy jugoso: el eje de las jornadas se articula en torno a ficcionalización de lo real y los modos de construcción dramática a partir de lo cotidiano, lo familiar y lo público. Comenzó en junio con tres entrevistas abiertas en el Centro Cultural Parque España en la que reconocidos directores de la escena nacional intercambiaron sus experiencias. Moderados por el crítico y docente teatral Federico Irazábal, los disertantes fueron Vivi Tellas (Ciclo Biodrama y Proyecto Museos), Javier Daulte (quien trabajó específicamente sobre su obra "Nunca estuviste tan adorable", basada en una experiencia personal de su familia) y el propio Szchumacher (sobre el drama personal que lo impulsó para ponerle el cuerpo a "Escandinavia").

Las jornadas continuarán en el mes de octubre, con la superposición de cuatro escenas privadas en diferentes espacios públicos de la ciudad: el Parque Independencia, el Cementerio El Salvador, la cancha de bochas del Parque Urquiza y la Terminal de Omnibus. Las piezas serán interpretadas por lalumnos de la escuela y estarán dirigidas por Damián Ciampechini, Gustavo Maffei, Nicolás Jaworski y Miguel Bosco, con dramaturgia de Juan Pablo Giordano.