El aumento escalonado del salario mínimo, vital y móvil —que subirá a 3.600 pesos a partir de enero de 2014— se convirtió ayer en un nuevo foco de discordia entre líderes sindicales afines y críticos de la gestión oficial. Mientras, el gobierno celebró el consenso alcanzado para mejorar 25,2 por ciento ese haber de referencia.
El secretario general de la CTA opositora, Pablo Micheli, calificó como “una tomadura de pelo” al incremento del sueldo básico acordado este jueves en el Ministerio de Trabajo y arremetió contra el gobierno, al acusarlo de haber transformado al Consejo del Salario en un “club de amigos”.
“Fue un cierre que colmó nuestras expectativas, llevar a 3.600 pesos es un nuevo avance que ubica a la recomposición del salario mínimo un par de puntos arriba de la inflación”, sostuvo el líder de la CTA oficialista, Hugo Yasky, marcando una clara diferencia de postura con respecto a Micheli.
“El salario mínimo es superior a lo que se estableció en negociaciones paritarias”, acotó Pedro Wasiejko, número dos de la central obrera que encabeza Yasky.
Para Micheli, en cambio, “lo que se aprobó en el Consejo del Salario es una falta de respeto a los trabajadores”.