La presidenta Cristina Kirchner negó ayer que la postura argentina sobre Malvinas sea "caprichosa" y pidió que se revise el funcionamiento de los organismos de Naciones Unidas, al presidir en Nueva York la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, donde también deslizó quejas al espionaje de Estados Unidos.
Cristina ocupó un rol central al frente del plenario debido a que Argentina ostenta la presidencia pro témpore del Consejo de Seguridad durante agosto, luego de haber accedido este año a una banca no permanente del organismo de la ONU, que deberá dejar al concluir 2014.
Frente al secretario general de la ONU, el surcoreano Ban-ki-moon, y una decena de cancilleres de todo el mundo (no asistió ningún otro jefe de Estado), Fernández de Kirchner planteó su visión del escenario mundial y su discurso tuvo como ejes el reclamo por Malvinas, críticas al espionaje de EEUU sobre naciones del Mercosur y la necesidad de reformar los organismos multilaterales, entre ellos el propio Consejo de Seguridad.
La mandataria atribuye al mecanismo de funcionamiento de este último organismo la falta de avances por el tema Malvinas, ya que el Reino Unido —como uno de los cinco países con banca permanente— utiliza su poder de veto para no acatar la resolución de la propia ONU que insta a ambas naciones a negociar una salida al conflicto.
Por eso, nuestro país renovó su reclamo para que se "revise el funcionamiento de los organismos de la ONU, en particular del Consejo de Seguridad", al considerar que terminada la Guerra Fría se presenta "un nuevo mundo con una nueva realidad", por lo que no sería necesario que haya miembros permanentes con derecho a veto.
Hoy los miembros permanentes con poder de veto "obturan la verdadera resolución de los conflictos", afirmó Cristina, quien contrastó esa situación con los resultados obtenidos por Unasur para la resolución de diferendos, donde se trabaja por consensos.
"No tenemos una postura caprichosa con Malvinas, simplemente queremos que se cumpla la resolución de la ONU, y que se resuelva una cuestión que es litigiosa y controversial", aseveró la mandataria sobre el conflicto por el archipiélago, en presencia del embajador del Reino Unido ante la ONU, Lyall Grant.
"La paz, la seguridad, el crecimiento económico, la inclusión, el respeto a los derechos humanos y la privacidad de las personas son valores inalienables, a los que nadie está dispuesto a renunciar", subrayó, sobre el final del discurso que pronunció durante la reunión del Consejo de Seguridad.
El muro. En sus referencias al espionaje de organismos de inteligencia, señaló que el Muro de Berlín cayó, entre otras cosas, porque "los ciudadanos se sentían espiados y controlados".
"Los ciudadanos del otro lado querían vivir con libertad, sin ser observados", apuntó la mandataria para repudiar el reciente caso de espionaje mundial de EEUU revelado por el ex agente de la CIA Edward Snowden.
En ese sentido, la mandataria abogó porque a partir de una reforma, los organismos de la ONU alcancen sus decisiones "por consenso", e hizo un llamado a "fortalecer" la cooperación entre organismos regionales, como la Celac, la Unión Africana y la Liga de los Estados Arabes, con la ONU.
Precisamente, a este encuentro del Consejo de Seguridad fueron invitadas varias organizaciones del mundo emergente como Unasur (Unión de Naciones Suramericanas), la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), la Unión Africana y la Liga de Estados Arabes, entre otros.
Luego de su exposición, Cristina invitó a los representantes a participar de un almuerzo en el restaurante River Club de esa ciudad estadounidense, como parte de un cuarto intermedio, y luego retomaron las deliberaciones que en total tuvieron treinta oradores anotados.
Volver. Cristina tiene previsto llegar hoy a Buenos Aires ya que mañana encabezará el acto de cierre de campaña de sus candidatos para la provincia y la ciudad de Buenos Aires.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas está integrado por 15 Estados miembro, de los cuales cinco son permanentes con poder de veto (EEUU, Rusia, Francia, Reino Unido y China), y diez rotativos, con un mandato temporario de dos años y repartidos de manera geográfica.
Este formato con veto originado en la Guerra Fría impide, según Argentina y muchos otros países, una resolución consensuada de los conflictos, como el caso de Malvinas, ya que basta el rechazo de un miembro permanente para bloquear una iniciativa o resolución.