María Menéndez es una veterinaria de 25 años que no tiene perspectivas de conseguir trabajo en España por la profunda crisis económica que atraviesa, y a quien le encantaría irse a Alemania, donde sí hay empleo. Alemania registra una aguda escasez de profesionales y recibiría con los brazos abiertos a Menéndez. Solo que hay un problema: ella no habla alemán.
La Unión Europea fue construida sobre la visión de un mercado laboral libre, en el que el talento de los habitantes de cualquier país pudiese satisfacer las necesidades laborales de cualquiera de sus miembros. Pero solo el 3% de la población en edad laboral vive en un país que no es el suyo, según una reciente investigación. En el sur del continente, donde el desempleo de los jóvenes llega en algunos casos al 50%, muchos enfrentan el mismo dilema: no hablan el idioma del país que más necesita trabajadores extranjeros, Alemania.
“Empezar de cero”. “Creo que es la mejor opción”, dice la veterinaria Menéndez. “Pero para gente como yo, que no estudió alemán, sería como empezar de cero”. En el norte de Europa, las empresas tratan desesperadamente de llenar vacíos en sus plantillas, donde abundan las vacantes por las bajas tasas de natalidad y por la creciente necesidad de mano de obra especializada en sus robustas economías. Tan sólo Alemania requiere de decenas de miles de ingenieros, expertos en tecnologías informáticas, enfermeras y médicos.
Pero un estudio reciente indicó que el idioma es la principal barrera que impide la movilidad de trabajadores dentro de Europa. “Lo que parece impedir una mayor integración del mercado laboral en Europa es el hecho de que hablamos distintas lenguas”, dice Nicola Fuchs-Schuendeln, profesor de economía de la Universidad de Fráncfort y uno de los autores del estudio.
Pocas empresas alemanas están dispuestas a ceder en el tema del idioma, de acuerdo con Raimund Becker, quien dirige la división de reclutamiento de extranjeros y de gente especializada de la Agencia Federal de Empleos de Alemania. “Si quieres trabajar de ingeniero, debes tener cierto vocabulario especializado”, afirmó. “No te alcanza con un alemán básico”. La agencia estatal anunció el año pasado que invertiría hasta 40 millones de euros en programas especiales para ayudar a que los europeos desempleados de entre 18 y 35 años aprendan alemán. La medida apunta a personas como Menéndez, quien tiene un título de veterinaria y dos maestrías, pero no encuentra trabajo en España.
En medio de la crisis económica, los españoles gastan mucho menos dinero en mascotas y a los veterinarios les cuesta mucho conseguir trabajo. “No están contratando”, se lamenta Menéndez. También podría trabajar como veterinaria con una empresa agrícola y ha enviado unos 1.000 currículm a todos los rincones de España en el último año. Pero solo dos compañías la llamaron para hablar de posibles entrevistas, ninguna de las cuales se concretó.Menéndez dice que en Internet encuentra muchos trabajos en Alemania, pero todos aclaran que el postulante debe hablar alemán.
El inglés, no siempre útil. Como la mayoría de los españoles, ella estudió inglés en la universidad y ahora se preocupa por perfeccionar ese idioma, que se sigue usando mucho en empresas multinacionales. Pero el inglés rara vez se usa en el sector público o en empresas medianas o pequeñas, que son los sectores que emplean a la mayoría de los europeos. Londres, por otro lado, también tiene sus problemas y ya no es el imán de antes para todo europeo que hablase inglés.
Ricardo de Campano experimentó en carne propia lo importante que es hablar otros idiomas cuando se fue de Londres a Berlín hace dos años. El español, de 34 años, dijo que encontró trabajo pronto en Londres como maestro de niños con necesidades especiales gracias al inglés que había aprendido en la escuela, pero las cosas fueron muy diferentes en Alemania. “Si quieres tener un empleo decente y ser parte del sistema, pagar tus impuestos y tener cobertura de salud, debes hablar alemán”, afirma De Campano, quien está estudiando la lengua de Goethe en un programa para adultos.
Mejor, América latina. Rafael González del Castillo es un arquitecto que habla alemán y podría trabajar en Alemania. Aprendió el idioma cuando vivió en Darmstadt, en el sur de Alemania, durante un programa de intercambio estudiantil y también porque vivió con alemanes en Madrid. Pero dice que siente más afinidad con América latina, que tiene una pujante economía, y está estudiando portugués para ver si puede trabajar en Brasil. Esa es la nueva tendencia: españoles que buscan fortuna en las antiguas colonias europeas de América latina. “Brasil va a crecer mucho en los próximos años”, confía González del Castillo. “Y me identifico con ellos porque somos latinos y nuestro idioma se parece”.
“Toda la gente con la que estudio quiere irse al exterior, pero prefieren Inglaterra o América del Sur porque les tomaría mucho tiempo aprender alemán”, declara David García, estudiante de arquitectura de 25 años que también habla alemán.
Desde que se anularon las fronteras en la Unión Europea se ha hecho hincapié en los programas de las escuelas en el aprendizaje de al menos dos idiomas aparte del propio, y ha habido una enorme cantidad de programas que subsidian ese aprendizaje. Pero una encuesta entre más de 25.000 europeos realizada el año pasado indicó que solo el 54% de los consultados está en condiciones de mantener una conversación fluida en un idioma que no es el propio.
En el Café Colectivo, de Berlín, la gerente de proyectos María Sarricolea, española, se ríe cuando sus amigos le preguntan por las posibilidades laborales en Alemania. “Muchos españoles creen que se las pueden arreglar con un poco de inglés aquí”, señala.