Marcelo Cavarozzi es uno de los politólogos más reconocidos del país. Con una larga trayectoria en la docencia universitaria y como investigador del Conicet, responde sin preámbulos ni prejuicios sobre la realidad política argentina. Considera que no hay opciones de poder real en lo inmediato por afuera del peronismo, cree que después de octubre habrá un "efecto estampida" hacia Sergio Massa y enmarca la derrota del gobierno en dos cuestiones: la inflación y la inseguridad.
—Sí. Por un lado me sorprendió lo de provincia de Buenos Aires, el margen con el que ganó Massa. Me sorprendió también el mal resultado del gobierno, hasta en las provincias chicas. Considero que es atribuible a los graves problemas que afectan a los sectores populares, como el precio de los alimentos, que es un dato muy fuerte. Y la otra cuestión es la inseguridad, y los que se mueren son los pobres. Chilla la clase media pero se mueren los pobres.
—Creo que el gobierno no está liquidado, lo cierto es que Cristina no tiene más chance de impulsar alguna aventura reeleccionista. pero no está clara la estrategia del cristinismo duro en cómo posicionarse para las presidenciales. Todavía no saben ni ellos. La bronca existente entre el sciolismo y el cristinismo sigue ahí. Acá surge el tema de que nunca el peronismo logró resolver la relación entre el presidente y el gobernador bonaerense, eso ha sido insoluble para conservadores y radicales, además. Hasta para el propio Perón fue insoluble.
—¿Cuál es su proyección hacia 2015?
—Veo cierto paralelismo con el juego de tres que hubo en el 2003. Entonces estaban Menem, Duhalde y el candidato de Duhalde, que fue Kirchner. Y ahora se da lo mismo: Massa, Scioli y Cristina.
—¿No cree en que esta nueva alianza de Scioli con el kirchnerismo tenga una salida electoral?
—Puede tenerla, pero no está claro que sea la opción de Cristina. Racionalmente, tendría que ser eso, arreglando con Scioli detalles de los problemas judiciales que podría tener la presidenta. Pero eso si predominaran las estrategias racionales, pero cuando uno se encuentra con gente tan dura —incluso la propia Cristina, quien sabe de política— aparecen dudas. Tal vez Cristina se juegue una opción propia, pensando en que pierde claramente, y dejando que se enfrenten Scioli, Massa y los otros.
—Además, en un escenario de disgregación, no es poco el 30 por ciento que tiene el cristinismo.
—Correcto, no es poco. Y buena parte de ese voto tiene que ver con las maquinarias de gobierno, como lo es también Massa, aunque ahí hubo un componente de protesta.
—¿No cree que el "fenómeno Massa" puede eclipsarse en el mediano plazo como De Narváez?
—Puede ser, pero tiene algunas cosas diferentes. Tigre no es cualquier municipalidad, ahí es impresionante la cantidad de argentinos pobres que pasan, no es sólo la clase media. Uno llega a Tigre y se encuentra con las rayitas de las calles bien pintadas, cámaras de seguridad por todas partes, una ciudad completamente limpia. Eso no sólo ha impactado provincialmente sino también nacionalmente, de otro modo no se puede explicar la popularidad de Massa. Ha hecho un uso muy inteligente de Tigre. Otro dato importante es que Massa tiene un apoyo importante del establishment económico. El tiene amigos empresarios muy importantes y tiene un sector importante de la Iglesia Católica (no Bergoglio) cercano a él, un sector bien conservador, bien de derecha.
—Massa debe tener en claro el "antecedente De Narváez".
—Tiene una estrategia muy clara y conoce sus limites. En el Gran Buenos Aires, salvo en San Isidro y Vicente López, son todos peronistas. Y ningún jefe peronista quiere quedar en el bando perdedor.
—Hay una máxima peronista que dice: "La mayor traición es perder".
—Exacto. Ahí hay que ver cómo será el "efecto estampida" desde octubre en relación a Massa y al peronismo. Hay que estar atentos a lo que suceda luego de las elecciones con la economía, 2014 será un año duro, y eso jugará a favor de Massa. Acá hay que preguntarse (y los encuestadores no lo hacen) qué es lo que llevó a componentes pobres de la provincia de Buenos Aires, y de otros Estados, a no votar por el candidato oficialista. Acá hubo un componente de cierto hartazgo con Cristina.
—Hay una creencia muy fuerte que sostiene que la derrota del gobierno tiene más que ver con lo político que con lo económico.
—Es verdad. El pobre del Gran Buenos Aires muchas veces vota por lo que manda el organizador local, el puntero, pero mi impresión es que esa relación de sumisión también cansa, se desgasta. Esa relación, esa cadena, con la que el poder llega al pobre, a veces se desgasta. Cuando eso se deteriora es difícil restablecerlo. Pero, como usted dice, el 30 por ciento de los votos es muchísimo en un escenario de disgregación.
—¿Y fuera del universo peronista le otorga usted alguna chance a Binner y a Macri?
—Macri fue uno de los derrotados en las primarias, aunque puede recuperarse en octubre. Días pasados vino al Club Político con Marcos Peña —que es el que piensa—, pero Macri estuvo muy bien. Causó muy buena impresión en un ámbito no macrista. Además, Massa le roba votos a Macri.
—¿Puede haber acuerdo entre Macri y Massa?
—Creo que no va a haber acuerdo más allá de no molestarse. No lo veo a Macri bajándose de su candidatura para apoyar a Massa. Macri quiere ser presidente, no desea cargos consuelo. O es presidente o se va de la política.
—¿Y Binner?
—Lo veo desgastado a Binner.
—Pero salió ampliamente revalidado en las primarias santafesinas. Le sacó casi 16 puntos al segundo. ¿No cree que pueda surgir como candidato presidencial tras una gran interna con el radicalismo, con Cobos?
—Puede ser que haya internas, pero si va a esa interna, Binner pierde con Cobos. Además en la política argentina aparece la novedad de los triunfos. Binner viene ganando, y aunque no sea justo, impacta más el triunfo de los que venían perdiendo, como es el caso del radicalismo. Pero tenga en cuenta que es una mirada que hago desde la Capital Federal, los politólogos a veces somos ciegos respecto al panorama federal. Ahora bien, Cobos puede ganar la interna, pero la UCR perdió votos en provincia de Buenos Aires respecto del 2011.
—Para usted no hay dudas: el próximo presidente saldrá del peronismo.
—Saldrá del peronismo pero en un terreno totalmente incierto respecto a cómo se configura el juego interno. Lo desestructurante sería que se vaya postergando una definición del cristinismo, porque los desacuerdos con Scioli volverán a aparecer el 28 de octubre, luego de las elecciones generales. Tras de ese día volverán los cristinistas duros a decir que Scioli es una "porquería". Pero hasta ahora, Cristina no ha decidido cómo sigue esta historia.