Madrid/Berlín.— Desde el gobierno lo repiten una y otra vez: “España
no es Grecia”. Sin embargo, los españoles se despiertan todos los días con noticias que les
recuerdan que hay similitudes entre su crisis y la situación del país heleno, al borde de la
bancarrota por su elevado endeudamiento.
El temor a un “contagio” crece diariamente. Y la decisión de
la agencia de calificación Standard & Poor’s, que rebajó un escalón la nota de la deuda
española, de AA+ a AA, alimentó ayer ese temor.
La agencia dijo que España tenía escasas perspectivas de crecimiento al
estallar la burbuja de la vivienda y la construcción. La economía española es mucho más grande que
la de Grecia, y muchos piensan que es demasiado grande para ser rescatada si le sucede lo mismo que
a Atenas, ya que el costo del dinero en los mercados de bonos resultaría insostenible.
Tras conocerse la recalificación de Standard & Poor’s, la
vicepresidenta primera del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, envió un mensaje de
confianza a la ciudadanía y de tranquilidad a los mercados. “Estamos adoptando toda las
medidas para cumplir nuestros compromisos”, manifestó.
La prueba de que los inversores tienen el miedo metido en el cuerpo la
daba también la Bolsa de Madrid, que vivió ayer una nueva jornada de pérdidas y cerró con una caída
cercana al 3%.
Datos preocupantes. El hecho de que en la víspera Standard & Poor’s rebajara otra vez
la calificación tanto de la deuda de Grecia como la de Portugal ya había disparado los rumores de
que la vecina España —que arrastra también un grave problema de déficit público— fuese
la próxima en ver degradada su nota.
Aunque entre la situación de España y Grecia hay diferencias
importantes, en otros datos ambos países se asemejan. Así, el déficit público español, con un 11,4%
del Producto Bruto Interno (PBI), se acerca al griego, que se sitúa en el 13,6%.
Y, al menos por el momento, no hay visos de una mejora, ya que en el
primer trimestre el déficit del Estado español aumentó un 15% respecto al mismo período del año
anterior.
La rapidez con la que se ha deteriorado la situación es precisamente
algo que asusta a los analistas, teniendo en cuenta que en 2007 España todavía podía presumir de un
superávit del 2,2% en sus cuentas públicas.
Especuladores en la mira. Por otra parte, el nivel de deuda de España es sólo del 53%, menos
de la mitad del nivel de Grecia (115%) y debajo incluso de otros países de la Eurozona, como
Alemania o Francia.
Eso no evita, sin embargo, que España sea día a día mencionada como un
país de elevado riesgo, junto con Grecia, Portugal e Irlanda, algo que alienta a los especuladores.
El gobierno anunció ayer que no descarta que en los próximos días haya movimientos especulativos
protagonizados por inversores, que podrían comenzar a vender parte de sus valores españoles.
En este contexto no extraña que España, que ejerce la presidencia de
turno de la Unión Europea (UE), haya pedido con ahínco una reunión extraordinaria del Eurogrupo
para activar el plan de rescate para Grecia, y que ayer solicitara además aumentar la ayuda a ese
país por encima de los 45.000 millones de euros ofrecidos por la UE y el FMI.
Consciente del nerviosismo de los mercados, también el presidente del
gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se esforzó ayer en transmitir tranquilidad y optimismo.
“Hay indicios de que nuestra economía mejora, de que empezamos a dejar atrás la
recesión”, afirmó. Asimismo aseguró que el altísimo desempleo (20,05%) comenzará a bajar en
el segundo trimestre de este año.
No obstante, su mensaje fue inmediatamente rebatido por la oposición.
“Su credibilidad para afrontar la crisis ha tocado suelo”, le espetó el líder del
Partido Popular, Mariano Rajoy.
¿Más ayuda? Mientras tanto, el gobierno alemán reconoció ayer que no descarta que los países del
euro y el FMI tengan que aumentar su ayuda financiera a Grecia para afrontar la crisis. El ministro
de Economía alemán, Rainer Brüderle, adelantó que el paquete de ayudas tendrá un volumen de 135.000
millones de euros para un período de tres años.
Varios economistas alemanes advirtieron que Grecia no podrá finalmente
saldar sus deudas. El presidente del renombrado instituto de investigación Ifo, Hans-Werner Sinn,
dijo que el gobierno de Atenas no estará en condiciones de mantener una política estricta de
austeridad. “Después de unos años se verá que no lo puede conseguir”, estimó.
El economista se manifestó convencido de que más adelante, Grecia y
otros países problemáticos acabarán pidiendo la condonación de la deuda. l