Las altas temperaturas de estos días se hacen sentir en el cuerpo y pueden acarrear
consecuencias para la salud. Desde la cartera sanitaria del municipio, se recordó que el golpe de
calor afecta a personas de cualquier edad, especialmente ancianos y niños, por lo que se debe
prestar suma atención en la hidratación y nutrición. En concreto, comer liviano y tomar mucha agua.
Los síntomas de un golpe de calor se caracterizan por dolor de cabeza,
náuseas, temperatura corporal elevada, confusión, pérdida de conciencia, respiración y pulso débil,
piel enrojecida, caliente y seca. Ante cualquiera de estos síntomas, desde la Secretaría de Salud
se recomendó consultar al médico, trasladar al afectado a un lugar fresco y ventilado, ofrecerle
líquido, quitarle la ropa y mojar con agua fría todo el cuerpo. “En ningún caso se deben
administrar medicamentos antifebriles, ni tampoco friccionar la piel con alcohol”,
advirtieron.
Los niños menores de 5 años y más aún los menores de 1 año son el grupo
etáreo con mayor riesgo de sufrir un golpe de calor. También las personas que padecen enfermedades
crónicas, cardíacas, renales, mentales o neurológicas; los chicos con fiebre por otra causa o
diarrea, los niños obesos o desnutridos y quienes tienen la piel quemada por el sol.
Para evitar el padecimiento, hay que ofrecer a los chicos agua o jugos
naturales en forma frecuente sin esperar a que los soliciten, dar el pecho más seguido a los
lactantes, no dejarlos consumir líquidos o comidas calientes o pesadas, bañarlos o mojarlos con
frecuencia, evitar juegos intensos y la exposición al sol sobre todo al mediodía o a la tarde
temprano. Si deben transitar bajo el sol, ponerles sombrero y usar protector solar, vestirlos con
ropa holgada, liviana, de algodón y colores claros y nunca dejarlos dentro de un vehículo
estacionado y cerrado.
Adolescentes y adultos no deben consumir bebidas con alcohol ya que
aumentan la temperatura corporal y la pérdida de líquido. En cambio hay que tomar agua o jugos de
frutas sin esperar a tener sed para mantener una hidratación adecuada, evitar esfuerzos físicos o
actividades deportivas exigentes, sentarse y descansar cuando se sientan mareos o fatiga y
reemplazar las comidas abundantes por verduras y frutas.