El policía Raúl Alberto Lacuadra fue condenado a 11 años y 6 meses de prisión por el oscuro asesinato a tiros de Guillermo Cristian "Willy" Ramírez, ocurrido cuatro años atrás en la ciudad de Roldán. En sus alegatos, los fiscales habían pedido que sea condenado a la pena de prisión perpetua por haber actuado con abuso de sus funciones como empleado policial. Y a ese planteo adhirió la querella con la misma interpretación: que el efectivo, en medio de un procedimiento presentado oficialmente como un simple control de tránsito, apuntó directamente a matar al conductor a quien conocía por su pasado delictivo.
Sin embargo ayer, en un fallo unánime, los jueces José Luis Mascali, Alejandra Rodenas y Héctor Núñez Cartelle le impusieron a Lacuadra 11 años y medio de cárcel por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, aunque el uniformado había llegado al juicio acusado de cometer un homicidio calificado por el uso de arma de fuego y por su condición de empleado policial. La defensa, a su turno, había sostenido que el policía disparó en un acto de legítima defensa y pidió que a lo sumo sea condenado por una muerte cometida con imprudencia, pero sin intención homicida.
Finalmente Lacuadra fue condenado por el crimen de Ramírez, un hombre de 32 años que falleció tras ser baleado el 19 de septiembre de 2010, época en la cual estaba procesado por privación ilegítima de la libertad y portación de arma de fuego de uso civil. Incluso, a principios de ese año había denunciado a cinco policías por mejicanear a ladrones y vendedores de droga de Roldán, lo que rodeó a su muerte de un halo aún más oscuro.
Interceptado. El hecho, según la reconstrucción realizada en las audiencias orales y públicas por la fiscalía, ocurrió cerca de las 23 de aquel día 19 de septiembre. Lacuadra prestaba funciones en el Comando Radioeléctrico de Roldán y aquella noche circulaba en un patrullero con el policía Cristian P. Entonces, en el cruce de las rutas 9 y A-012 vieron pasar un Peugeot 504 blanco "a alta velocidad y sin patente", según confiaron. Los efectivos persiguieron a ese vehículo y le dieron alcance en calle Maíz y la ruta 9, en Roldán, y a pocas cuadras de la casa de la familia Ramírez.
Al volante del Peugeot iba Guillermo Ramírez y en el asiento trasero su hermano Marcelo. Lacuadra se acercó al conductor y "bajo amenazas" le exigió que se bajara. Entonces apareció en escena un segundo hermano de Willy, Jorge, que estaba esperando el colectivo en una garita ubicada cerca de allí y se aproximó al advertir el patrullero cruzado frente al auto de su hermano. Este hombre discutió con Lacuadra y llegó a golpearlo en el antebrazo. En ese momento, dijeron los pesquisas, el policía advirtió que el auto escapaba y disparó ocho balazos con su pistola oficial Taurus semiautomática calibre 9 milímetros. Uno de los proyectiles atravesó la luneta del Peugeot y le perforó el cráneo a Willy Ramírez. En tanto, su hermano Marcelo bajó y escapó corriendo del lugar.
Posiciones. En la audiencia del viernes el fiscal Carlos Covani, secundado por su par Ernesto Acosta, había pedido la pena de prisión perpetua para Lacuadra como autor de un homicidio calificado por abusar de su función policial.
Dijo que el hecho "no fue una cuestión personal, una pelea, una gresca", sino que ocurrió "en el marco de su función policial". Para el fiscal, Lacuadra mintió cuando dijo que disparó tras advertir que Marcelo Ramírez sacaba de una mochila negra un revólver cromado calibre 38. Y consideró que, dada la escasa luz que había en el lugar y que el auto estaba cerrado, el policía no pudo advertir ese detalle. Ese revólver "sólo existe en los dichos de Lacuadra. Si a Marcelo Ramírez le mataron el hermano a un metro de distancia, si estaba acostumbrado a usar armas y vivir en el delito, ¿por qué no disparó? Lo único que hizo fue bajar del auto y salir corriendo", manifestó el fiscal.
Para Covani el operativo "arrancó como un ejercicio legítimo que luego devino ilegítimo" y en el cual "el objetivo era Guillermo Ramírez. Nadie dispara ocho tiros contra un auto con dos personas a bordo sin la intención de matar". Y aunque el policía dijo que tiró a las ruedas, el responsable de la acusación remarcó que ningún disparo impactó en ellas. Todos apuntaron "hacia el lado del conductor".
Por su parte, el abogado querellante Sergio Larrubia pidió la misma pena de prisión perpetua, aunque no compartió la idea de que el origen del accionar policial estuviera legitimado en un supuesto control de tránsito. Para el profesional, los policías no interceptaron el auto para identificar a sus ocupantes sino que ya sabían quiénes eran porque habían estado cerca de los hermanos Ramírez en una persecución anterior. "Sabían que eran los Ramírez. Sabían los domicilios. La cuestión era pararlos. Vaya a saber por qué", indicó.
Y remarcó el querellante: "La desproporción en la reacción policial merece un total desprecio. Disparó con intención de matar a Guillermo Ramírez, ocho tiros a un promedio de un metro de altura y hacia el sector del que manejaba".
Legítima defensa. Sin embargo la defensora oficial Beatriz Antelo, quien representó a Lacuadra, realizó otra lectura de los hechos. Para la letrada existió una "reacción en legítima defensa o con exceso" que se produjo cuando Lacuadra advirtió que Marcelo Ramírez estaba armado. "Está acreditada la existencia del arma, aunque no fue hallada porque no fue buscada", consideró la defensora.
Asimismo, la abogada señaló que el disparo letal que terminó con la vida de Ramírez "no fue directo" y por eso, en forma subsidiaria y en el alegato, había pedido quee se encuadre el caso como un homicidio culposo (con negligencia pero sin intención), además de plantear la inconstitucionalidad de las penas de prisión perpetua que solicitaron las otras partes.
Los fundamentos del fallo, que parece no haber dejado contentas a todas las partes, serán conocidos públicamente el próximo viernes.
La disconformidad del fiscal
El fiscal Carlos Covani mostró su disconformidad con el fallo. “Creo que teniendo por acreditado como autor material responsable a Lacuadra la única calificación posible es la de homicidio calificado, pero tendré que leer los fundamentos del Tribunal para ver si de alguna manera me corrigen esta apreciación”. El responsable de la acusacion aclaró que la decisión de apelar el fallo, en caso de decidirlo así, le corresponderá a la fiscal Lucía Aráoz, que era la fiscal titular del caso, pero que no intervino en las audiencias públicas a raíz de una licencia por enfermedad.
A su vez, el abogado querellante Sergio Larrubia sostuvo que la condena “le parece buena en los términos en que fue planteada”, aunque señaló que “esperaba una sentencia más grave” y aclaró que “no buscábamos venganza sino una sentencia justa”.