El Juzgado de Sentencia Nº 5 de Rosario condenó a cuatro años de prisión al changarín Rubén Ernesto Carlomagno, procesado por tentativa de homicidio y sindicado como el autor de los tres disparos de arma de fuego que le ocasionaron lesiones graves al changarín Gustavo Luna. El tribunal también sentenció que Raúl Ernesto Abad a dos años de cárcel, por considerarlo partícipe secundario en el intento de dar muerte a la víctima.
El hecho ocurrió pasadas las 18 en un basural ubicado en cercanías del río Carcarañá, el 6 de marzo de 2009. Alertada, la policía llegó al lugar donde halló a Luna herido, y a un pescador auxiliándolo. Este último fue quien aseguró que los disparos eran de un revólver y que fueron ejecutados a quemarropa por Carlomagno, a quien acompañaba el "Diablito" Abad, otro changarín, conocido por la policía, ya que había estado detenido hacía algunos meses.
Luego se determinó que "Cacho", como se apoda la víctima, había sido lesionado en los testítculos y en el abdomen, y que por la gravedad de las heridas fue trasladado desde el Samco de Carcarañá al hospital Centenario de Rosario, para su mejor atención.
Las lesiones comprometieron el sistema vascular de Luna porque uno de los disparos alcanzó la vena femoral, y también su sistema respiratorio. Fue intervenido quirúrgicamente, con una recuperación de unos tres meses.
En general, todos los testimonios recogidos entre personas vinculadas al basural, ya sean changarines como empleados municipales, coincidieron en colocar en la escena a los dos acusados. Y la declaración más contundente fue la del pescador que auxilió en primer término a Luna.
Desentrañando la trama. En su declaración indagatoria, Carlomagno, que resultó ser primo de la víctima, negó rotundamente ser el autor del delito y hasta aseguró que jamás tuvo contacto con un arma.
En tanto, Abad reconoció que tuvo algunas diferencias con Luna, y que luego de confesárselas a Carlomagno, éste le dijo que iba a tomar cartas en el asunto, pero que jamás pensó que intentaría matarlo.
El relato de Luna, acaso exagerado, involucra más de diez disparos, discusiones previas y armas en las manos de los dos acusados. También aseguró que no tenía nada que ver con ambos, más bien los evitaba, aunque remarcó que días antes del hecho juzgado, Carlomagno y Abad lo habían agredido.
Para la Justicia "los disparos fueron efectuados desde corta distancia, sin darle a la víctima la posibilidad de defenderse", y "tanto por la cantidad de disparos producidos, como por la persistencia del ataque (adviértase que en ambas declaraciones brindadas por la víctima manifiesta haber sido atacado por los imputados días antes de acontecido el hecho) se da por acreditado el dolo del autor".
"Por el relato de las personas que estaban cerca del lugar del hecho, puede colegirse que Abad y Carlomagno llegan juntos al basural, éste último lo deja al otro en la entrada y se dirige donde se estaba Luna, disparándole en tres oportunidades", concluye el fallo,