Cuentan que algún dirigente se agarró la cabeza, que aún después de consumada la
gran victoria en Jujuy, lamentaba la expulsión de Ezequiel González. Pero enseguida lo calmaron
desde adentro del plantel. Esto es Central, esto es día a día, le dijeron. Y a decir verdad: si
antes del partido ante Gimnasia se le ofrecía el triunfo a cambio de la roja al Equi, seguramente
habría preguntado dónde hay que firmar. Fue como el precio justo que debió pagar este sufrido
equipo para llevarse oro en polvo ante un rival directo y en su cancha, que se potenció por la
derrota del otro Lobo. El precio de perder para el clásico ante Newell’s al mejor hombre,
pero al mismo tiempo al que siempre tuvo claro que en esta situación los tres puntos valen lo
mismo.
Que lo diga si no la multitud que desandó tanto camino para
alentar. O los jugadores que se abrazaron fuerte cuando Collado pitó el final. Es que Central ganó
otra final y desde que se fue Alfaro sigue alimentando una gran racha de visitante (10 puntos sobre
12), que apuntala esta escalada en los promedios y este inicio del ciclo Russo, el mejor de los
tres que tuvo en Arroyito.
Todo potenciado en un nuevo cambio de mentalidad, que
inició Cuffaro y le dio forma Russo: la de un equipo que se anima a ser el protagonista y hasta
impone tiempos con confianza, aún a riesgo de dar demasiada soga, como ayer a un Gimnasia aplastado
por el destino de descenso inminente, pero que así y todo tuvo chances claras que, una vez Danelón
y en otras tres Broun, fueron abortadas.
Fue el sarpullido que le salió a una tarea más bien sólida
de Central, que rápidamente se hizo del control del balón bajo la suela del Equi y las sociedades
intermitentes con Moreno y el Kily, más con Danelón, esta vez más criterioso en sus trepadas. Así
rápidamente Caraglio quedó mano a mano pero Nereo Fernández le adivinó la intención, y otras veces
le faltó final a jugadas bien concebidas desde el centro a los costados.
Amén de algunas situaciones propicias, como las dos de
Ferradas, al comienzo y al final del complemento (un cabezazo y un remate sin marca dentro del
área, ambas a las manos de un seguro Broun), Borzani bastó para controlar el tránsito por el medio,
y sólo algunas incoordinaciones de Lima y alguna más de Burdisso, encendieron las alarmas. Pero en
general Central se sintió dueño del partido y mucho más cuando Ezequiel González clavó su estupendo
tiro libre.
Siempre pareció que, pese a su situación poco solvente en
la tabla, a Central le sobraba para ganar y que Gimnasia no tenía la jerarquía suficiente, y menos
el temple para empatarlo, como ya resignado a la condena. Así transcurrieron las cosas hasta que la
insólita expulsión del mejor de la cancha amagó con invertir el panorama.
No fue así. Central se acomodó en el sexto puesto del Clausura y, sobre
todo, se distanció a 9 puntos del descenso directo, alcanzando a Racing en puntos totales hasta
hoy, y sin que San Martín (T) pueda alcanzarlo. Excepto por el Equi, un cóctel casi ideal para
llegar al clásico, donde lo más importante serán los tres puntos. Iguales a los de ayer. l