Marino González | Es secretario técnico de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), la coalición opositora de Venezuela. Su área principal de trabajo es el diseño de políticas públicas y asesoramiento en campañas electorales. También es analista político y columnista en conocidos medios de comunicación venezolanos.
Para Marino González, integrante de la mesa ejecutiva de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), la formación que agrupa a prácticamente toda la oposición venezolana, el presidente Nicolás Maduro está abocado a una "distensión política" que lo saque de la actual crisis. El diálogo sin precedentes que se vio la noche del jueves entre el gobierno y la cúpula opositora es al respecto muy indicativo, y el mayor desafío de Maduro radica en los sectores duros de su gobierno. En cuanto a una eventual "cubanización" del gobierno chavista, González no la ve posible, aunque más no sea por falta del poder necesario para llevarla a cabo. Marino González estuvo en Buenos Aires para participar de un seminario de Cadal, el Centro para la Apertura y el Desarrollo en América Latina.
—¿Qué opinión tiene del diálogo del jueves a la noche por cadena nacional?
—Fue un paso importante. Por primera vez en 15 años el gobierno se sienta a la vista de todo el país por cadena nacional con la oposición. Creo que tiene un valor pedagógico: todo el país ve a cada lado dar sus argumentos. Ahora, lo importante es el resultado que se pueda concretar. Hay una expectativa bastante clara de que tiene que haber resultados, y el diálogo tiene que convertirse en cuestiones concretas para todos los venezolanos. El gobierno viene muy afectado por la inseguridad y la crisis económica. Pero cae en una retórica de lo que pasó hace 10 años y el venezolano quiere soluciones para los problemas de hoy, para lo que pasa ahora. Por esto el gobierno se vio débil en cuanto a argumentos (en el diálogo del jueves). Por otro lado, las criticas opositoras fueron muy contundentes sobre la represión y la transgresión del Estado de Derecho, más los temas sociales y económicos.
—¿Cómo queda el sector radicalizado de "La Salida" que no se sumó al diálogo y lo criticó?
—Habría que distinguir a los seguidores de los líderes de "La Salida". Al menos en el caso de líderes como María Corina Machado o Antonio Ledezma, ratifican la importancia de la Unidad pese a las diferencias. Independientemente de que sea un sector menor en términos electorales, es bueno considerar a la Unidad como comunidad política. Todo va a depender de los resultados del diálogo, de si el gobierno accede a las peticiones sobre los detenidos y la violencia de los grupos paramilitares. Si hay una vía de solución, esto va a reforzar la visión unitaria. Creo que hay clara conciencia de todos los venezolanos, incluyendo a los que apoyan al gobierno, de que el país tiene que transitar un camino de unidad, que cualquier esfuerzo que se haga tiene que tener unidad, existe un gran consenso en el país al respecto. Es que después de tantos años la sociedad está cansada de esta polarización. Creo que ese mensaje llega en algunas ocasiones con gran claridad. Entre los que están a favor del gobierno en los sectores moderados se nota una gran decepción en cuanto a que los problemas se han agravado.
—¿Hay así un reclamo social de aminorar la polarización?
—Sí, no sólo ahora, esto tiene varios años, de hecho el trabajo de la Unidad, la plataforma común, ha tenido de parte de sectores moderados que apoyan al gobierno un reconocimiento. El énfasis en la Constitución, por ejemplo, ese tipo de mensaje es bien recibido por sectores que apoyan al gobierno, en su base moderada es absolutamente bien recibido.
—¿Cuál sería el sector moderado del gobierno? ¿Tendría suficiente poder para dar ese giro dialoguista?
—No es la primera vez que Maduro actúa así, convocando al diálogo. Maduro es un civil. Chávez, durante los 15 años que gobernó, se basó en su condición militar, en su formación. Su manera de dirigirse a los civiles estuvo mediada por su condición militar. Maduro es civil, con una formación más amplia, vinculada a los sectores sindicales y políticos, estuvo en la Constituyente. Estos rasgos de Maduro han quedado si se quiere opacados por la característica militar del chavismo. El gobierno tiene además una distinta composición, y dentro del sector militar hay diferencias: hay militares con cargos y actividad política y luego están los que tienen roles puramente militares: acá están los más radicales, los más apegados a la lógica revolucionaria entre comillas. El sector vinculado con Maduro tiene que lidiar con el sector militar; a su vez el sector civil tiene al partido oficialista, el PSUV, pero además hay sectores que han crecido en estos años, como los empresarios vinculados al tema cambiario, a negocios con el Estado. Maduro tiene así que lidiar con una gran heterogeneidad del gobierno chavista, pero su formación le permite hacerlo. En cuanto al diálogo, el pasado el 18 de diciembre Maduro ya había convocado a muchos alcaldes opositores. Fue algo muy importante, porque Chávez en sus 15 años nunca hizo una reunión de esta clase. Además, si el país tuviera una situación económica estable obviamente la agenda sería otra, pero esta tremenda crisis económica hace que el gobiermo tome medidas, y que Maduro deba tener este tipo de relaciones con los diversos sectores. Cuál sector (interno) se impondrá, es muy difícil de precisar ahora, pero diría que el hecho de que Maduro haya tenido este diálogo el jueves, que se haya visto en todo el país, bueno, creo que el mensaje es que los sectores moderados que apoyan al gobierno podrían retirarse. El gobierno tiene que considerar seriamente solucionar los problemas de la coyuntura, la conflictividad, la seguridad, los presos políticos, trabajar a fondo lo que significa tener en prisión a Leopoldo López y a los alcaldes detenidos. Esto tiene un costo político que se puede profundizar. Maduro tendrá por lo tanto argumentos muy fuertes para decirle al sector radical "por ahí no vamos", vamos a un proceso de distensión política, de serenar el ambiente político. Creo que en este momento, no digo todos los sectores del gobierno, pero sí un sector importante quiere mantenerse (en el poder); es muy evidente que tiene que haber un proceso de distensión política en el cual pueden salir beneficiados estos sectores gubernamentales.
—En este marco de un posible viraje moderado y dialoguista, ¿cómo entra Cuba, que dicen tiene un rol tan gravitante en Venezuela?
—Va a prevalecer la situación nacional. De acuerdo con encuestas, para un 75 por ciento la situación es mala o muy mala. Además, a los cubanos no les interesa que acá haya una situación crítica, una profundización de la crisis, saben que a mediano plazo la MUD podría ser gobierno y no tienen por qué pensar que no haya un arreglo para los intereses cubanos. La perspectiva de un cambio abrupto, también saben que se podría manejar, como se ha manejado en el pasado. En 1974 hubo una apertura con Cuba de parte de gobiernos que 10 años antes habían enfrentado a la guerrilla cubana. Fue bajo Carlos Andrés Pérez. La influencia fue muy visible en el área deportiva, por ejemplo. Hay así una relación histórica entre Cuba y los demócratas venezolanos previa a Chávez. Aunque es posible que un sector del gobierno cubano esté promoviendo una mayor radicalización, Cuba está abriendo ahora su economía, de tal manera que no hay una diferencia muy grande con lo que sería una modernización económica en Venezuela. Diría que acá va a prevalecer la situación nacional, el papel de Cuba no es muy importante ni muy influyente. Hoy los venezolanos tienen tanta preocupación por la inseguridad que alcanza el 80 por ciento, casi como por la escasez y desabastecimiento, que está en el 79 por ciento. Y para el 50 por ciento el responsable es Maduro, hay una asignación directa de la responsabilidad. Otro dato muy importante: la idea del gobierno de que la crisis se debe a una "guerra económica" de los empresarios sólo la acepta el 13 por ciento. Por todas estas razones el gobierno no tendría fuerza alguna para impulsar una cubanización, y por todo esto el objetivo de Maduro es superar la coyuntura crítica actual, estabilizarse y recuperar el consenso perdido. Tiene dos vías: proseguir con el enfrentamiento o buscar una distensión política. Creo que este gobierno tiene más posibilidades de estabilizarse si opta por la segunda.