La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, fue formalmente proclamada candidata por el oficialista Partido de los Trabajadores (PT) para las elecciones del 5 de octubre, durante el 14º encuentro nacional partidario, en el que recibió el renovado respaldo del ex mandatario Lula Da Silva. La oficialización de la postulación de Rousseff termina de alguna manera con las especulaciones sobre un probable cambio en favor del mismo Lula para el primer lugar de la fórmula, atento a la caída en la imagen de la jefa de gobierno que registraron encuestas.
La formalización de la precandidatura de Rousseff fue realizada por el presidente de la agrupación política, diputado Rui Falcao, durante el XIV Encuentro Nacional del partido, que se celebró en San Pablo. "El encuentro es sobre todo el momento de formalizar solemnemente la indicación de la compañera Dilma Rousseff como nuestra precandidata a la Presidencia de la República", dijo Falcao. El anuncio ocurre en momentos en que la mandataria sufre una progresiva caída de popularidad en las encuestas de opinión, y en medio de una rebelión por parte de los partidos que integran la coalición de aliados del gobierno en el Congreso.
En su discurso ante la cumbre del PT, Lula pidió a la militancia y los dirigentes que dejen de "gastar fuerza" pidiendo su regreso y respalden a Rousseff. "Hay que dejar de imaginar que hay otro candidato, porque con eso damos ventaja a nuestros oponentes", remarcó el ex mandatario. Agregó que la campaña proselitista "no será fácil", por lo que resultará necesario "el esfuerzo de todos y la unidad de la militancia" para ganar y dio por hecho que estará "donde el partido lo necesite".
Crisis y corrupción. El desgaste de la presidenta, impulsado entre otros factores por el estancamiento de la economía, el alza de la inflación y las denuncias de corrupción en el ente estatal petrolero Petrobras, llevó a que 20 de los 32 diputados del derechista Partido Republicano (PR) exhortaran públicamente esta semana el regreso de Lula como candidato a la Presidencia por considerarlo "más capacitado que Rousseff". La manifestación del partido conservador dio nuevo ímpetu a la campaña "Vuelve, Lula", que se maneja a media voz entre petistas y aliados desde que la popularidad de Rousseff comenzó a decaer.
La primera reacción de la presidenta ante la solicitud del PR, en tanto, fue enfática: "Me gustaría mucho que, cuando salga candidata, yo tuviera el apoyo de mi base, de mi propia base. Pero, de no haber este apoyo, seguiremos adelante", expresó.
En su discurso, Falcao no aludió expresamente a la campaña "anti Dilma", pero exaltó su gestión. "Después de ocho años sobresalientes de la gestión del presidente Lula, el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff consolidó las conquistas alcanzadas en ese periodo y a pesar del agravamiento de la crisis mundial y del cerco mediático, promovió avances significativos", destacó.
La campaña. Convocó asimismo a la militancia a dedicarse de lleno a buscar un segundo gobierno de Rousseff, durante los seis meses que faltan para los comicios, que se celebrarán el próximo 5 de octubre. "No hay tarea más importante que obtener en las urnas un segundo mandato para la compañera Dilma. Otro mandato mejor aun que el actual, con nuevos avances, nuevos derechos, nuevas oportunidades, reformas estructurales urgentes e imprescindibles", afirmó. "Junto con ella, en las luchas, en la vida y en la campaña está el compañero Lula, presidente honorario del PT y el mayor liderazgo que el pueblo brasileño ya produjo", resaltó Falcao.
Falcao se refirió asimismo a los resultados de las encuestas, que además de apuntar una caída de seis puntos porcentuales entre febrero y el miércoles pasado de la intención de voto a la presidenta, que retrocedió del 43,7 al 37 por ciento, indican que más del 70 por ciento de la población quiere que el próximo gobierno "haga cambios". "Las encuestas atestiguan que el electorado desea cambios, desea continuar cambiando, desea superar, conservando. O sea, quiere que Dilma continúe cambiando a Brasil como viene haciendo", interpretó el legislador.
Los principales adversarios de Rousseff son el ex gobernador de Penambuco, el socialista Eduardo Campos —que irá acompañado por la ecologista Marina Silva, ex ministra de Lula— y el senador socialdemócrata Aécio Neves.
Moderado crecimiento. Brasil está en su cuarto año de moderado crecimiento económico y el Banco Central indicó que espera una expansión de apenas 2 por ciento este año, tras un avance de 2,3 por ciento en 2013. Lejos está el vigoroso 7,5 por ciento de 2010. A este escenario se suma que Petrobras está en el ojo del huracán por la cuestionada compra de una refinería en EEUU, que la empresa aprobó en 2006 cuando la propia Rousseff lideraba el consejo directivo de la compañía.
La presidenta llegó al poder en 2011 con una alta popularidad, pero sufrió un golpe en las encuestas tras las masivas protestas del año pasado en las que más de un millón de brasileños salieron a la calle exigiendo mejores servicios públicos y un freno a la corrupción. El Mundial de Fútbol también está en el blanco de los «indignados» brasileños por los costos de su organización.