"Dame la plata que tenés guardada", escuchó atónito Hugo C., un hombre de 47 años, el miércoles a la tarde en la puerta de su vivienda de la zona sur de la ciudad. Quien pronunció la intimidación fue un hombre armado que llegó a la propiedad conociendo con precisión la existencia del dinero. El maleante exhibió un arma de fuego y encañonó al dueño de casa, aunque no estaba solo. Detrás de él entró en escena un cómplice. El malhechor que estaba armado empujó a Hugo C. hacia el interior de la vivienda y, con la situación controlada, los dos asaltantes se introdujeron en la propiedad y recogieron los 70 mil pesos que la víctima había cobrado meses atrás en concepto de una indemnización laboral.
El atraco ocurrió en una casa situada en el pasaje Dugraty al 800, una calle que se extiende entre Laprida y San Martín a la altura del 4800. Allí vive Hugo C. con su familia. En la barriada se levantan tradicionales y coquetos chalés y edificios que fueron habitados más de tres décadas atrás por integrantes de las fuerzas armadas del cercano Batallón 121.
Sin titubear.Una fuente policial dijo que cerca de las 17 del miércoles un hombre tocó el timbre en la vivienda de Hugo C. El dueño de casa acudió a abrir la puerta y se topó con un desconocido que no titubeó ni un segundo. "Dame la guita que tenés guardada en tu casa", voceó el recién llegado vestido con un jean de color azul y una camisa con vivos claros.
Sorprendido, el dueño de casa no tuvo tiempo de reaccionar. El recién llegado le exhibió un arma de fuego y quedó paralizado. Detrás del maleante apareció un cómplice. "Lo empujaron y lo obligaron a meterse adentro de la casa", explicó un oficial a cargo de la pesquisa. Mientras esto ocurría, dos hijos de Hugo C. mitigaban el intenso calor veraniego en una pileta de lona en el patio, ajenos a la irrupción de los malhechores. Atribulada, la víctima sólo atinó a pedirle a los intrusos que no les hicieran daño a los hijos. "Si nos das la plata, no les va a pasar nada", respondió uno de los malhechores.
Entonces, al dueño de casa no le quedó otra alternativa que entregar el efectivo que tenía en uno de los ambientes de la vivienda. Se encaminó hacia una habitación y recogió los 70 mil pesos que tenía guardados desde el mes pasado. Una suma que, según la denuncia, no era producto de ahorros atesorados por Hugo C. en los últimos tiempos sino resultado de una indemnización labroral que percibió luego de que lo despidieran de una empresa que está construyendo un gasoducto en la provincia de Río Negro.
El atraco representó un verdadero quebranto económico para Hugo C., quien actualmente está desocupado. Los ladrones no sólo le robaron su intimidad sino también la posibilidad de tener un sustento económico hasta que consiga otro trabajo. Totalmente abatido, el hombre asaltado no atinó a salir a la calle cuando los malhechores se marchaban con los 70 mil pesos y por eso no pudo aportar a los pesquisas datos certeros sobre cómo se movilizaron los maleantes.
Sin declaraciones.Un rato después, algo repuesto, Hugo C. acudió a la comisaría 11ª -controla la zona donde ocurrió el atraco- para denunciar el robo. Ayer a la tarde, un cronista de La Capital llegó a la casa del hombre asaltado, pero una hija adolescente le dijo al periodista que la famila prefería no brindar detalle alguno del suceso. "Disculpame, pero no queremos que ésto (por el asalto) se difunda. Tampoco queremos que se publiquen fotos de la casa", se excusó la chica con amabilidad.
A su vez, un vocero de la Inspección de Zona Nº3, bajo cuya órbita funciona la seccional 11ª, explicó a este diario que el atraco fue fugaz. "Los tipos estuvieron poco tiempo adentro. Después de que el hombre les entregó la plata se fueron", explicó el portavoz. Hasta anoche, los autores del atraco no habían sido localizados por la policía.