Las fuerzas armadas de Egipto derrocaron al presidente Mohamed Mursi, un islamista que era el primer mandatario democráticamente electo del país. En su lugar instalaron un gobierno provisional, suspendieron la Constitución y llamaron a nuevas elecciones sin fecha. Los tanques salieron a las calles acompañando a las tropas que se desplegaron por todo el país. El golpe fue celebrado por multitudes festivas en El Cairo y el resto de Egipto. Los militares cuentan con el apoyo de amplios sectores de la sociedad egipcia, que temían un giro islámico autoritario de parte de Mursi y su agrupación, la Hermandad Musulmana. La grave crisis económica que agobia a Egipto también coadyuvó en la caída de Mursi.
Aunque Mursi denunció la acción militar como un "golpe de Estado total", millones de manifestantes en ciudades de todo el país estallaron en escenas de alegría, con gritos de "Alá es grande" y "Viva Egipto". Las banderas egipcias eran ondeadas en la céntrica plaza Tahrir de El Cairo, mientras estallaban los fuegos artificiales. Al cumplirse un ultimátum dado a Mursi por las fuerzas armadas, el jefe de estas anunció por televisión que habían suspendido la Constitución y se convocaba a elecciones anticipadas. En ese mismo instante estallaron los fuegos artificiales sobre la multitud que bailaba en la plaza Tahrir, epicentro de la rebelión que en 2011 derrocó al autócrata Hosni Mubarak. Ese derrocamiento llevó al proceso democrático que puso a Mursi en la presidencia hace apenas un año. Mursi fue el primer presidente elegido, en junio de 2012, de manera democrática en la historia de Egipto.
Un año. Pero en apenas un año el estado de ánimo colectivo cambió radicalmente. La plaza Tahrir fue sólo una de entre muchos centros en todo el país en donde los egipcios se rebelaron desde desde el domingo contra Mursi. Desde ese día la gigantesca plaza cairota estaba ocupada en forma permanente por los manifestantes. Las de esta semana fueron las manifestaciones más grandes que se hayan visto en Egipto, superando incluso las de 2011.
En una alocución televisada, el máximo jefe militar egipcio, general Abdel-Fatá el-Sisi, anunció la creación de un nuevo gabinete y que Mursi sería reemplazado por el titular de la Corte Suprema Constitucional. El jefe militar advirtió que las fuerzas armadas enfrentarán "de manera contundente" cualquier brote de violencia. Esta advertencia iba dirigida a los seguidores islamistas de Mursi, que ayer tuvieron un conato de resistencia ante las fuerzas militares en un sector de El Cairo. La situación sin embargo no derivó en abierta violencia y los islamistas se retiraron.
Poco después Mursi envió un mensaje por Twitter en el que denunció "un golpe de Estado total". Agregó que el operativo militar "será rechazado categóricamente por todos los hombres libres de nuestra nación", pero llamó a la "resistir pacíficamente, como hará él mismo", según una fuente de la Hermandad Musulmana. Mursi insistió en que su legitimidad como presidente electo no debía ser violada, caso contrario Egipto podría caer en la violencia. Sus seguidores islamistas, decenas de miles de los cuales salieron a las calles en los últimos días, se han comprometido a luchar. De hecho, desde el domingo ha habido al menos 16 muertos. Es difícil saber qué ocurrirá con los islamistas de ahora en adelante. Algunos temen que los más radicales, que apoyaban críticamente a Mursi pues le exigían una legislación íntegramente islámica, puedan pasar a la resistencia armada.
"¡Abajo el gobierno de los militares!", corearon ayer algunos grupos en una zona de El Cairo después del anuncio del ejército. El lema fue el mismo que utilizaron los revolucionarios durante los casi 17 meses de gobierno militar directo que siguieron a la destitución de Mubarak. El ejército insiste en que no se trata de un golpe de Estado, sino que sólo actúa en nombre del pueblo para despejar el camino hacia un nuevo gobierno. En su discurso, el general El-Sisi dijo que el titular de la Corte Suprema Constitucional será presidente interino hasta que se celebren nuevas elecciones. Agregó que se formaría un gobierno de técnicos con plenos poderes para dirigir el país.
Acompañado.El-Sisi habló por televisión flanqueado por los principales clérigos musulmanes y cristianos del país, así como por el líder opositor reformista Mohamed ElBaradei y dos representantes del movimiento juvenil de oposición que ha estado detrás de la ola de protestas. El jefe militar prometió "no excluir a nadie ni a ningún movimiento" de las próximas medidas, pero no definió cuánto durará el período de transición, ni cuándo se celebrarán las elecciones presidenciales. Tampoco mencionó qué rol futuro tendrán los militares.
El-Sisi dijo que la Constitución, redactada por los aliados islamistas de Mursi, fue "suspendida temporalmente", y que un panel de expertos y representantes de todos los movimientos políticos analizarán las enmiendas que se le harán. No dijo si el referéndum se celebraría para ratificar los cambios, como es habitual. La Constitución instaurada por los Hermanos Musulmanes fue fuertemente criticada por ElBaradei y los jóvenes laicos, así como por muchas mujeres. Daba a las autoridades clericales islámicas la última palabra sobre las leyes promulgadas por el Parlamento, algo considerado aberrante por los sectores laicos.