No menos de 15 días llevará en Rosario retirar la publicidad política que cubrió la mayor parte del equipamiento urbano. Desde ayer, medio centenar de agentes municipales recorren los seis distritos de la ciudad para llevar adelante los operativos de limpieza y de remoción de pegatinas, la propaganda que más daña el mobiliario porque su retiro obliga a rasquetear y, más tarde, a repintarlo. A la hora de evaluar el deterioro hubo discrepancias: mientras el subsecretario de Servicios Públicos, Diego Leone, dijo que ese formato publicitario se utilizó menos para los comicios del domingo que para las internas, el presidente de la Asociación Amigos del Parque Independencia, Adrián D'Alessandro, sostuvo que su uso fue "despiadado", lo que obligó a una tarea "titánica" y destinada al fracaso. Sobre todo porque en los hechos ningún partido político se comprometió a evitarlo.
La entidad de amigos del parque, que ayer mismo se abocó a la tarea de recuperar el mobiliario urbano, adelantó que llevará documentación que acredita las pegatinas ante el Tribunal de Faltas con el objetivo de que se sancione a los transgresores de la ordenanza 8.324, que regula la publicidad en la ciudad.
Se trata básicamente de fotografías que muestran verdaderas batallas de imagen. "Por momentos parecía hasta psicótico: el miércoles pasado las columnas del parque amanecieron con una pegatina de (Jorge) Boasso, al mediodía la había tapado otra de (Sebastián) Artola y a la tarde ya estaba de nuevo cubierta por otra de la izquierda", rememoró D'Alessandro.
Durante las últimas semanas, esas pegatinas cubrieron un promedio diario de 300 columnas de alumbrado, sin contar semáforos, tableros, paradas del transporte urbano, cestos, quioscos de diarios y fachadas de edificios públicos y privados.
A ese tipo de propaganda se sumaron los carteles plásticos y pasacalles, igualmente prohibidos, pero en los hechos menos dañinos para el equipamiento urbano.
Para D'Alessandro, la situación fue "realmente caótica" y en buena medida obedeció a que "previamente fue imposible lograr un compromiso público por parte de las distintas fuerzas políticas", acuerdo que la organización impulsó infructuosamente a través de la Secretaría de Gobierno y la presidencia del Concejo Municipal, pero que nunca llegó a formalizarse.
La explicación del porqué resulta evidente: para los amigos del Independencia, la falta de compromiso para evitar las pintadas y pegatinas se debió a que ni siquiera el propio oficialismo estaba dispuesto a privarse de esa gran vidriera política en que se transformó la ciudad durante buena parte del año.
Para Leone, el análisis de esa conducta política excede con mucho a Servicios Públicos. "Nos hacemos cargo de la última etapa de todo el proceso, que son los operativos de remoción y limpieza", aseguró el funcionario.
Los sectores que resultaron más afectados, dijo, son los ingresos a la ciudad, las avenidas y los centros comerciales, "que es donde se produce mayor concentración de público".
Las tareas de remoción de propaganda política se prolongarán entre 10 y 15 días hábiles e involucrarán a unos 50 agentes de las áreas de servicios urbanos (ASU) de cada distrito, Parques y Paseos, y Control Urbano (sin contar el personal de las empresas concesionarias de la limpieza urbana, el sistema de semáforos y el alumbrado).