Algunas naciones emergentes, encabezadas por Brasil, se consumieron la bonanza de la última década y no se prepararon para el futuro, porque usaron los recursos fáciles sin aumentar la productividad con inversión, aseguró el economista jefe del Deutsche Bank, Gustavo Cañonero, durante su disertación en el Coloquio.
El economista explicó que dentro de esos países, donde también se encontraría Argentina, "el más importante es Brasil", que representa el 55 por ciento de los que se comieron la bonanza económica.
Por este motivo, para Cañonero la situación de Brasil debe ser un motivo de preocupación, ya que estimó que el país crecerá 2 por ciento promedio en los próximos años.
La proyección del economista sobre Brasil es coincidente con la de mayoría de los empresarios que participaron de Idea, entre ellos el vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), José Urtubey, quien señaló que se debe mirar con atención las decisiones del gobierno brasileño en los próximos meses, por el peso que tiene el principal socio del Mercosur para la economía doméstica.
En este sentido, la presidenta de General Motors, Isela Costantini, evaluó que aún es una incógnita sobre qué ocurrirá en Brasil y qué políticas llevará adelante la presidenta Dilma Rousseff en 2014, año en que se jugará su reelección.
Por su parte, el titular de Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa) y de Fiat Argentina, Cristiano Rattazzi, dijo que la evolución de Brasil será clave para la producción del sector automotriz argentino, que exporta a ese país más de la mitad de los vehículos que salen de las plantas locales.
tranquilos.Aún con todos estas variables con signo de pregunta y otros interrogantes domésticos, los empresarios aseguraron que no prevén, pese a las elecciones, mayores cambios en la situación económica del país en el próximo semestre, según se desprende de la encuesta de expectativas de octubre que los ejecutivos contestaron para la consultora D"Alessio Irol y que tradicionalmente se presenta en el Coloquio de Idea.
Casi la mitad de las empresas planea incrementar las ventas en 2014 y también ligeros aumentos de las exportaciones, inversión y ventas. La lectura de los resultados del relevamiento por parte de algunos ejecutivos consultados por LaCapital transmitió el mismo mensaje de cara a un escenario que se puede reproducir si el gobierno atiende algunos reclamos del sector.
Una mirada que comparten los directivos de Acindar, que esta semana anunciaron una inversión de 100 millones de dólares para la radicación de un nuevo tren de laminado para barras destinadas a la construcción civil en la provincia de Santa Fe. Otros caso es la confirmación de que General Motors fabricará un nuevo vehículo en la planta de Alvear, o el ambicioso plan del holding chileno Ultramar en Terminal Puerto Rosario, entre otras inversiones en marcha —y algunas que próximamente podrían ser anunciadas— que exponen que son pocos los que vislumbran una caída de la actividad a mediano plazo.
empleo.Más áspero aparece en el horizonte del 2014 la disputa por el ingreso y la calidad del empleo.
Cañonero dijo que en Latinoamérica hubo una recuperación en el nivel de financiamiento externo después de la crisis, y medido en términos de capital físico, los commodities atrajeron muchos negocios, y ese fue el principal motor, "pero no necesariamente el gatillo de esta diferencia".
Al mismo tiempo, el especialista sostuvo que "el costo unitario laboral de los últimos diez años en países como Argentina está casi duplicando el valor de la mano de obra por unidad de producto". Pero agregó que en otros países emergentes ocurrió algo similar, como en China, o incluso fue más acentuado, como ocurrió en Brasil.
"El costo de la producción se ha encarecido. Detrás de todo esto hubo un abuso de la bonanza y no una inversión, hemos utilizado recursos que teníamos al principio de la década, y no lo aprovechamos para poder crecer a la tasa que podríamos haberlo hecho", explicó.
Cañonero dijo que Latinoamérica creció porque "tuvimos un aumento de los precios de los commodities, que hoy no se ve que vaya a seguir", y que, sumado a que se utilizaron los recursos al principio de la década junto con una bonanza de créditos, que ahora disminuyó, "estamos en problemas". No habló de crisis.
"No vamos a lograr el crecimiento del pasado y tenemos encarecimiento del crédito externo", dijo, y agregó que "otras naciones como Chile, Colombia y Perú, aprovecharon los años de bonanza para productividad de sus economías".
En este sentido, el economista jefe del HSBC Argentina, Javier Finkman, consideró que las políticas monetarias laxas de los países centrales generaron "sobrecalentamientos en las economías emergentes", en especial las dependientes de los commodities, y que tuvieron un "efecto adictivo".
"El ajuste se dio en estos últimos seis años en las cuentas corrientes, los países que mejoraron son aquellos que la tenían mal, en especial Estados Unidos y España, y los petroleros, como Arabia Saudita, mientras que los que empeoraron fueron China y Japón: la forma del ajuste fue importar menos, no vender más", señaló el economista.
Dijo que "era natural que este rebalanceo tuviese un componente recesivo, porque se bajó el consumo". Finkman dijo que este "rebalanceo" tomó la forma de una recesión moderada, como en Estados Unidos, y en algunas economías tomó la forma de depresión como ocurrió en Grecia.
"Lo que está claro es que para el mundo desarrollado el ajuste fue de naturaleza recesiva", señaló el economista, quien apuntó que antes de la crisis los países desarrollados crecían al 3 por ciento y que las perspectivas son que a partir de ahora lo hagan en torno al 2 por ciento.
El economista dijo que después de años de políticas "no convencionales" de tasas de interés casi al 0 por ciento e inundación de liquidez por parte de los principales bancos centrales de los países desarrollados, se están acercando al límite de posible incidencia en la economía global.
El problema, planteó, también es para estos países centrales cómo desarmar esos estímulos económicos sin provocar cimbronazos, como los que se desataron con la sola señal de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), de que comenzarían a retirarlos. Las tasas inmediatamente pegaron un salto.
Finkman evaluó que la decisión de la FED de demorar los plazos para ir frenando la inyección de liquidez le permitirán a las economías latinoamericanas ganar tiempo.
En esa nueva ventana de tiempo, los empresarios creen necesario avanzar sobre temas clave como la inversión en infraestructura bajo todas sus formas que permitan mejorar los niveles de competitividad, así como en materia de productividad. Muchos prevén cuellos de botella en algunas áreas de no mediar nuevas obras que mejoren la logística.
La conclusión que sacan es que el proceso de rotación de crecimiento del mundo emergente hacia el desarrollado está en marcha y que existe una nueva "normalidad" para las tasas de crecimiento. La pregunta que quedó flotando es a qué velocidad se darán estos cambios y qué decisiones tomarán los gobiernos de países emergentes.