¿Sirve? Sólo por el hecho de que llegó a la cima, que es más que valorable.
Después, sabiendo que con una victoria hubiese quedado arriba en soledad, puede sonar entendible el
fastidio de Colón y toda su gente. Lo cierto es que el equipo de Antonio Mohamed debió remarla
desde atrás y al menos pudo empatar (fue 1 a 1) y acompañar a Lanús (si Vélez vence hoy a San
Lorenzo los superará) en lo más alto de las posiciones.
Colón careció de ideas y el arranque del partido fue todo un indicio. Es que a
los 10’, el arquero Diego Pozo derribó al juvenil Franco Jara en su área y Juan Pablo Pompei
no dudó en sancionar el penal. Leguizamón ejecutó la pena máxima, pero el uno sabalero le contuvo
magistralmente el envío.
Desde ese momento, los conducidos por Mohamed buscaron crear peligro por todos
los medios, pero chocaron siempre contra su falta de ideas para tratar el balón correctamente.
Alfredo Ramírez, Sebastián Sciorilli y Matías Oyola, la línea media del elenco
local, tuvieron un mal primer tiempo y por eso el conjunto rojinegro nunca pudo llegar con cierto
peligro al arco de Arsenal.
Por su parte, los dirigidos por Daniel Garnero supieron aprovechar esta falencia
y sobre el final de la etapa se pusieron en ventaja.
A los 44’, un pelotazo largo desde la defensa visitante hacia el área de
Colón encontró bien posicionado a Leguizamón, quien habilitó a Jara, que frente al arco vacío puso
arriba en el marcador a la visita.
Desde el primer minuto del complemento, y con la obligación de dar vuelta el
resultado, Colón fue con todas sus armas en busca del empate. En los primeros quince generó las
mejores situaciones del partido, pero no pudo concretarlas, ante un Arsenal que se veía
desbordado.
Pero la alegría llegó para los rojinegros. Porque a los 21’, Oyola clavó
en el ángulo superior izquierdo de Campestrini un preciso tiro libre y convirtió el empate que
desató la algarabía de los hinchas locales.
Desde ese momento, Colón siguió siendo el que propuso, pero siempre con más
ímpetu que fútbol, al tiempo que Arsenal parecía conformarse con el empate. Igual pudo ganarlo. Si
no lo hizo fue porque otra vez Pozo apareció para abortar un cabezazo a quemarropa cuando el
partido se moría.
Después de eso no hubo tiempo para más y Colón, que quería mandar en soledad,
debió conformarse con un empate que igual le sirvió para hacer cumbre.