Cita a ciegas con música de Abonizio
Componer no es para cualquiera, pero tampoco la misión de un iluminado. Eso, ni más ni menos, propone Adrián Abonizio con sus “Canciones instantáneas”, el ciclo que se desarrolla hoy y el jueves próximo, a las 20.30, en el Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC), Sargento Cabral y el río, con entrada libre y gratuita.
16 de junio 2011 · 01:00hs
Componer no es para cualquiera, pero tampoco la misión de un iluminado. Eso, ni más ni menos, propone Adrián Abonizio con sus “Canciones instantáneas”, el ciclo que se desarrolla hoy y el jueves próximo, a las 20.30, en el Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC), Sargento Cabral y el río, con entrada libre y gratuita.
Con su gorro marrón que deja ver una amenazante calavera y su barba tupida, Adrián afirma que la noche anterior a esta nota no pudo dormir. No era por esta entrevista, desde ya, sino porque el desafío que plantea la propuesta del CEC tiene lo suyo. Este espectáculo pretende mostrar lo que hay detrás del telón de las canciones, pero delante de la gente. Se trabaja en vivo y “sin red”, con temáticas extraídas al azar y sugeridas por el público. “La gente tira una temática, nosotros nos tomamos un minuto y después improvisamos. Espero que Dios me ayude”, dijo Abonizio, mientras apuraba un café calentito en medio de la sesión de fotos, ambientada en la terraza de La Capital. “Queremos que se vea en vivo la cocina de la creación, y demostrar que la teoría de componer en silencio es nada más que un mito. No se crea en medio de La Pampa, y en la más absoluta soledad, sino que se puede hacer en un colectivo, en un bar o donde sea”, destacó uno de los referentes de la tan mentada Trova Rosarina, y autor de canciones emblemáticas como “Mirta, de regreso”, “Dormite patria” y “Los rieles de San Pedro”, entre tantas otras. Más allá de su humildad y de admitir una suerte de nerviosismo previo, Abonizio tiene armas de sobra para dar batalla ante su público. Como si fuera poco, estará acompañado por un ladero de lujo, nada menos que Carlos Casazza, en guitarra. “Nos entendemos sin mirarnos con Carlitos, la idea es recuperar la alegría de cuando tocábamos a los 17 años”, apuntó Adrián, que es una máquina de generar proyectos. Con un disco de tangos a punto de salir “Tangolpeando”, y dos de nuevas canciones en lista de espera: “La madre de todas las batallas” y “Embarcaciones”, Abonizio también despunta el vicio de la actuación en la nueva película de Daniel Burman “La suerte en tus manos”. “Hago de mí mismo, y actúo con Norma Aleandro, no lo puedo creer”, confiesa sobre el filme que se rodará en Rosario.
“Me gusta romper convenciones con la gente y no darles lo que vienen a buscar”, refiere en alusión a “Canciones instantáneas” y también a su rol polifacético de tanguero y actor. “Siempre me piden «Mirta...», y a mí me gusta tocar otra cosa. Quiero ser amante de la gente y no esposo. Quiero dar regalos ridículos o hermosos, eso habla de la condición humana”, filosofó Adrián.
La adrenalina de lo inesperado tiene un sabor especial para el músico: “Muchas veces se finge la emoción y eso es lo peor que puede pasar en el terreno de la creación. Prefiero laburar cómodo en la incomodidad, y tener una cita a ciegas con el público”, concluyó.