China ejecutó a un inglés por contrabando de droga

Urumqi, China. — China ejecutó ayer a un ciudadano británico por contrabando de heroína, tras rechazar los pedidos de clemencia de sus familiares y del propio gobierno inglés. Los familiares de Akmal Shaikh, de 53 años, y el gobierno británico, pidieron clemencia argumentando que el hombre sufría desde hace tiempo problemas psicológicos y que no era totalmente culpable, porque un grupo de narcotraficantes lo engañó por lo que cargó sin saberlo una maleta con drogas en su viaje a China. El tribunal supremo de China rechazó la apelación diciendo que no había suficientes evidencias sobre una enfermedad mental.

Shaikh fue el primer ciudadano europeo ejecutado en China desde 1951. El primer ministro de Gran Bretaña, Gordon Brown, condenó la ejecución mediante inyección letal efectuada en Urumqi, en la occidental región de Xinjiang, diciendo que estaba "espantado y decepcionado de que nuestras persistentes peticiones de clemencia no hayan sido concedidas".

El tiro en la nuca es la forma habitual de ejecutar a los condenados a muerte en la región de Xinjiang, donde Shaikh fue detenido en su aeropuerto el 12 de septiembre de 2007 con 4.030 gramos de heroína en su equipaje. En China, el contrabando superior a 50 gramos de heroína se condena con la pena de muerte.

La familia de Shaikh se mostró "sorprendida" y criticó la postura china sobre la salud mental del ejecutado.

Críticas. Tanto la Unión Europea como Francia condenaron la ejecución. La presidencia de la UE de 27 naciones lamentó profundamente que China no haya atendido los repetidos llamados para salvar a Shaikh de la pena de muerte. Amnistía Internacional dijo que la ejecución de Shaikh “destaca la injusticia e inhumanidad de la pena de muerte, particularmente como es implementada en China”.
  China ejecuta más personas que ningún otro país, con unas 1.718 ejecuciones en 2008, superando por mucho a los 346 de Irán y los 111 de Estados Unidos, de acuerdo a Amnistía Internacional. El caso podría aumentar el resentimiento chino sobre lo que Pekín frecuentemente llama “interferencia” de sus asuntos internos.