Chávez, un "santo" popular

A casi cinco meses de la muerte de Hugo Chávez el fervor de sus seguidores sigue inalterable, y se ha convertido en un culto del presidente fallecido, al que ya llaman "santo". A pocas horas de la fecha de su nacimiento, los seguidores del líder preparaban ayer una serie de actos en memoria de Chávez, que arrancaron con una concentración durante la noche en la pequeña capilla que se levantó en la barriada pobre del 23 de Enero, en el oeste de Caracas.

El santuario está a un lado de la entrada al museo militar donde están los restos del fallecido gobernante desde mediados de marzo. Para hoy están programados una misa y varios actos culturales en esta capilla, donde los habitantes de 23 de Enero le cantarán a Chávez y le cortarán varias tortas para conmemorar la fecha de su nacimiento, según detalló Elizabeth Torres, una de las organizadoras.

Las celebraciones se realizarán de forma simultánea a otros actos que convocaron las autoridades en Caracas y en el estado occidental de Barinas donde nació el ex mandatario. Chávez cumpliría hoy 59 años.

En la capilla llamada "Santo Hugo Chávez del 23", Torres, quien tiene a su cargo el cuidado del lugar, ultimaba los detalles para conmemorar el cumpleaños del fallecido gobernante. Dentro del pequeño santuario hay un busto de Chávez, vestido de verde oliva y boina roja, rodeado de rosas rojas, gladiolos blancos y amarillos, figuras de santos y vírgenes, un gran rosario, una cruz de madera, el escudo de Venezuela y decenas de fotos y afiches del líder. Torres colocó frente al busto una pequeña taza llena de café negro para recordar una de las bebidas por las que Chávez siempre expresó afición.

Al lado del busto aparece un rudimentario dibujo en una hoja blanca que dejó hace algunas semanas un niño en el que se lee: "Chávez dame una casita para mi familia".

Hilary León, una licenciada en gestión ambiental de 22 años, y su madre Mireya Mesa, decidieron la tarde del viernes adelantarse a las celebraciones y se presentaron en la capilla con un ramo de flores silvestres. "Yo soñaba que él me pusiera mi medalla cuando me graduara pero ya no se puede. Siempre le prometí que apenas cobrara mi primer sueldo después de graduarme le iba a traer flores y así lo estoy haciendo", contó conmovida Hilary, a punto de llorar. "Hay mucha tristeza pero ahora lo sentimos más que antes, siempre lo voy a extrañar", agregó su madre Mireya Mesa quien por momentos interrumpió su diálogo para llorar. "El está donde siempre quiso estar, rodeado de su pueblo", afirmó.