Charlas en el Café del Bajo - Martes 8
—Continuamos con el texto del padre Angel Martínez Sagasti sobre el sentido de la vida. Dice
el sacerdote: "Cuando no se encuentra sentido a la propia existencia, cuando se ha perdido la
esperanza de una vida lograda, es fácil dejarse llevar por la tentación de evadirse de la realidad
y buscar compensaciones menores.
8 de abril 2008 · 01:44hs
—Continuamos con el texto del padre Angel Martínez Sagasti sobre el sentido
de la vida. Dice el sacerdote: "Cuando no se encuentra sentido a la propia existencia, cuando se ha
perdido la esperanza de una vida lograda, es fácil dejarse llevar por la tentación de evadirse de
la realidad y buscar compensaciones menores. Muchas son las voces que ofrecen una alegría que puede
obtenerse con el dinero, con el éxito, con el poder. Principalmente proponen una alegría que
procede del placer de los sentidos en sus diversas facetas: sexo, diversión, droga, gula, etcétera.
También cabe la posibilidad de reconocer con sinceridad la pérdida del sentido y caer en un vacío
existencial. Péguy dijo, en un célebre texto, que el gran, el terrible descubrimiento de todos los
hombres de 40 años es constatar que no se es feliz, que nadie lo ha sido y que nadie será jamás
feliz. Se refería a la plenitud absoluta y permanente con la que se sueña en la juventud y que,
efectivamente, no existe jamás".
—Sigue diciendo el sacerdote: "Citando de nuevo a este filósofo amigo, para
responder de manera convincente a la pregunta sobre el sentido de la vida, hacen falta dos cosas:
tener una tarea que nos ilusione y enfrentarse con las grandes verdades. En concreto, se trata de
encontrar respuesta práctica a estas tres preguntas: ¿por qué estoy acá? ¿Por qué existo? ¿Qué debo
hacer? No es posible dar una respuesta en pocas líneas. Como bien decías en tu columna, el sentido
de la vida tiene que ver con la esperanza, con la acción para alcanzar un bien futuro. Pero cabe
preguntarse ¿donde está esa esperanza? ¿Qué tipo de esperanza es?
—En efecto, ese es el tema.
—Se requiere encontrar una esperanza sólida que, como dice Benedicto XVI en
su encíclica sobre la esperanza, sea "una esperanza fiable, gracias a la cual podamos afrontar
nuestro presente: el presente, aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva
hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique
el esfuerzo del camino". Aunque para algunos les resulte difícil entender plenamente su profundo
sentido, termino con unas palabras del Papa de la misma encíclica: "La verdadera, la gran esperanza
del hombre que resiste a pesar de todas las desilusiones, sólo puede ser Dios, el Dios que nos ha
amado y que nos sigue amando ’hasta el extremo’, ’hasta el total
cumplimiento’. Quien ha sido tocado por el amor empieza a intuir lo que sería propiamente
vida".
—Creo que los del padre Martínez Sagasti han sido conceptos interesantes. Podría
decirse, entonces, que la vida, en lo estrictamente natural, tiene sentido cuando se tiene un
propósito y esperanza para llegar a él. Los pequeños logros alcanzados en el andar son remedos, o
chispazos de felicidad por cuanto la felicidad absoluta no se alcanzará jamás en tal plano. El
sentido trascendente de la vida y por ende la plena felicidad es de orden sobrenatural y se alcanza
cuando se encuentra a Dios.
Candi II
candi@lacapital.com.ar