—De lo verdadero y su permanencia o surgimiento se debe comenzar a comprender
lo que es falso. Falso es el efecto carente de contenido y valor, incapaz de convertirse en causa y
por lo tanto de vida efímera e improductiva, cuando no destructiva. Para que exista algo falso,
claro, es necesario un farsante y para que el éxito de la falsedad se produzca es necesario un
grupo humano ignorante, indiferente o comprado. En Argentina, por ejemplo, desde hace mucho tiempo
existen los farsantes que al burdo carnaval tratan de presentarlo como un espectáculo sublime. No
hace falta que abunde en detalles. Las personas sensatas y medianamente informadas conocen bien la
realidad. Por ejemplo: una inflación disparada y un Indec al que obligaron a macanear; accidentes
de tránsito y muertes y un Estado ausente; ciudadanos baleados por el plomo, despojados de sus
bienes; los criminales libres y los ciudadanos desesperados y enrejados (tan desesperados que ya
hay vecinos organizados y armados y exigen la destitución de jueces y fiscales y eso no es bueno);
sueldos indignos; jubilados humillados; profesionales denigrados o despojados de oportunidades y
sigue la lista. Tal es el grado de falsedad aquí, tal el carnaval, que las energías están abocadas
a la cuestión del apellido o se legisla sobre la base que los yankis tienen en Guantánamo. ¡Es
simplemente maravilloso! Un criminal mata a una mujer, deja con muerte cerebral a su hija y el juez
permite la liberación del autor de este horrendo suceso. ¿Seguimos? No, no hace falta, el lector
conoce todo esto.
—¿¡Cómo es posible semejante estado de cosas?!
—Porque el pueblo se divide en clase desinformada y deformada, clase
anestesiada y clase comprada a veces "con chaucha y palito", como dicen los muchachos. La clase
pensante y preocupada pareciera ser minoría y en consecuencia por el momento está sometida.
—¿Cuál es la tarea pues?
—Informar y formar a la gente, despertarla y decirle a los comprados
—es decir aquellos que han mejorado su situación económica y sus valores giran alrededor de
esta circunstancia— que eso es vano y que las consecuencias las pagarán ellos o sus hijos.
Votar mirando el bolsillo los condenará, más tarde o más temprano. Y los condenará, porque hay
otras cuestiones tanto o más importantes. Pero esta visión argentina viene de lejos, no es de
ahora. No es cuestión sólo del gobierno K. Estas falsedades son posibles por la presencia de
indiferencia social. Pero como la falsedad debe extinguirse por su propia inconsistencia, al fin la
verdad prevalecerá, como dijo la lectora Bibiana. Que la verdad llegue cuanto antes es tarea del
pueblo. En un análisis de esta naturaleza, no hay que descartar tampoco la vigencia de la
colonización. Seguimos siendo colonia y ello es posible por la presencia de nuevos "virreyes".
Aquí, señoras y señores, los colonizadores alientan el caos social (porque no les conviene el
orden) pero en sus países de origen se cuidan muy bien de ser exigentes, porque saben muy bien que
sin exigencia, sin orden, no hay progreso. Mañana, si Dios quiere, voy a contar como es la cuestión
en algunos países europeos y americanos.
Candi II
candi@lacapital.com.ar