—Lo de Agustín Rossi, respecto de designaciones en el Ministerio de Seguridad, ha sido muy
fuerte, un bombazo que salió a la luz y que era un secreto a voces en la policía y en el peronismo.
Dicen que hay misiles peronistas de mayor poder. Pero yo sigo sosteniendo que el ministro, Carlos
Cuenca, es una buena persona y quiere hacer las cosas bien. Aunque también insisto con que la
interna policial no cede, y a algunos funcionarios de la cartera de Seguridad me parece que le
están vendiendo pescado podrido. Ojalá que no lo compren. Y también creo que algunas cosas se les
están pasando por alto. A algunos comisarios generales, por ejemplo, los quieren desprestigiar con
el sólo propósito de que otros con el serrucho en la mano se perpetúen en el poder. Las
consecuencias las paga el pueblo.
—Han habido en las últimas horas desplazamientos de oficiales y esto huele a interna
policial, a sugerencias truchas compradas por alguien del poder político y hay olor a revancha en
el desplazamiento de ciertos funcionarios dedicados a las cuentas. Lástima (y lo digo con absoluta
sinceridad) por Binner, porque el tema policial se lo puede llevar puesto y aguar un proyecto.
—Además, y con humildad lo digo, algunos (y lo saco de la escena al ministro) en la
cartera de Seguridad incurrirán en un grave error si toman por costumbre designar a los
funcionarios de la plana mayor que están por debajo de un jefe de unidad. Se rompe la cadena de
mando, el jefe pierde autoridad y la anarquía se apodera de la fuerza. Esta situación ya se vivió
en el pasado, cuando el ministro Rosúa debía tragarse los sapos de las designaciones hechas por el
amigo del gobernador Obeid, teniente coronel Bernhardt. Entonces en las unidades uno reportaba al
ministro, otro al subsecretario de Seguridad y todo era un caos. Por estos menjunjes los ciudadanos
pagaban el pato.
—Ahora Agustín Rossi, ni lerdo ni perezoso, ha dicho lo que era un secreto a voces
dentro de la policía y del peronismo: en el Ministerio de Seguridad fue designado un funcionario
político de Reutemann (dicen que de origen reviglista), quien, según Rossi, estuvo junto a Enrique
Alvarez en el diciembre negro. Ciertas fuentes afirman que lo han llamado porque este hombre parece
pertenecer a la planta permanente y conoce el manejo. Pero claro, algunos terminan confundidos: Por
un lado se lo critica a Reutemann por la muerte de Pocho Lepratti, por otro hay funcionarios
políticos de esa época ahora también designados. “¡¿Cómo es esta milonga?! –se pregunta
un peronista-. Lo que más confunde –añade- es que el órgano de prensa del Partido Socialista
santafesino, en su momento, publicó, hizo suya, una nota de Tercer Mundo sobre esta cuestión con
pelos y señales, que como subtítulo dice: “Una gran familia”. Da la impresión de que
algunos no la han leído o no están al tanto y caen en contradicciones. A esta altura, el Ministerio
de Seguridad ya tendría que haber relevado a todos aquellos que en la policía están en condiciones
de irse, desde el mismo jefe de provincia para abajo. Algunos policías ya deberían haber presentado
la renuncia, porque son buenas personas y funcionarios y merecen irse por la puerta grande y no ser
humillados. Y algunos funcionarios políticos... Bue... ¡Feliz Año!
Candi II
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