La verdad que es raro. Estamos todos aprendiendo. En esta cuarentena me dí cuenta que es difícil transmitir música que no sea a través de un escenario con la gente en la platea y hacerlo con calidad, en un estudio. Tocar en vivo de esta forma es muy complejo. El streaming nos da la posibilidad de poder sonar bien, con una muy buena imagen, con tres cámaras. Es como tocar en televisión, no hay público. Ese espacio, ese silencio entre tema y tema hay que llenarlo de una manera inteligente. Lo vamos a hacer más acústico, con percusión, piano, bajo y guitarra con el protocolo correspondiente. A mi gusta cantar, no tengo problemas de cantar frente a una pared o frente a 2 mil personas (risas). Y la gente puede participar en el chat, dando su opinión, mandando saludos, pidiendo un tema. Y el público esta en primera fila, compró un solo ingreso y puede estar con sus amigos o familia.
¿Qué temas vas a tocar?
Voy a hacer los clásicos de mi etapa solista, como “Cuando amas a alguien”, “Mi buen amor”, “No quiero ser más tu amigo”, “Tarde o temprano”; los clásicos de la época de Banana, como “Toda una noche contigo”, “Nadie podrá hacerme olvidar”, “Conociéndote”, “Palpable”. Creo que haré dos temas nuevos del próximo álbum que se llama “Alma viva” y un tributo a Sandro que nos encanta. Lo estrenamos en Rosario. El había muerto hacía unos días y con los chicos preparamos un tributo al maestro. Ensayamos “Así” ahí mismo, una canción divina, y fue emocionante. Lo que pensé que sería un tema de una noche pasó a ser un tema pedido por la gente siempre.
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Pueyrredón hará un tributo a Sandro con la interpretación de "Así". La idea de homenajear "al maestro" surgió en Rosario y la versión fue estrenada en la ciudad.
¿Qué hizo que algunos de tus temas se transformen en clásicos que superan las modas?
Si supiéramos... (risas) En la música no funcionan las fórmulas. No es como tener una fábrica de caramelos que uno llega al producto perfecto, con el sabor, el packaging y la gente durante 30 años morfa ese caramelito y lo que hacés es ampliar la fábrica para producir los mismos caramelos. En la música no funciona porque el ánimo de uno cambia, cambia el público. Algunos códigos se mantienen y por eso mis canciones han seguido vigentes. La única formula, si querés buscar alguna, es hacer canciones buenas, que no sean vulgares, ni melosas, que sean poéticas, que no sean cursis, que tengan un desarrollo, un esfuerzo en buscar esa metáfora, esa combinación de palabras. En eso hay un desarrollo más artesanal. El resultado es que después de 50 años que empecé a cantar la gente me sigue apoyando. Busco deliberadamente ser clásico para que mis canciones se escuchen bien dentro de 20 años. Eso es una actitud artística, pero no canto “Conociéndote” de la misma manera que lo hacía el cantante de “Banana”.
César “Banana” Pueyrredón - Así (Tributo a Sandro)
¿Existe un sector de la industria musical que trabaja como una fábrica de caramelos?
Sí, claro, pero nos tratan de imponer nuevos caramelos que son de baja calidad. Mucha gente me pregunta cuál es la música que escucho o que me gusta, y generalmente digo la que no me gusta, que es el reggaetón, para un tipo como yo que viene de esa generación que empezamos a escribir canciones gracias a tipos como Litto Nebbia, Spinetta, Cantilo que nos mostraron el camino a todos para hacer rock en español buscando profundidad en las letras. Ahora invadidos por el “bajate la pollera” y el “mové el culito” estamos hartos de ese reggaetón berreta. No es el mismo que hace Luis Fonsi que tiene otro nivel, o Maluma, que tiene temas muy burdos de sensuales, pero que puede hacer otras cosas. Tuve cruces con gente en las redes porque me parece que a veces es medio irresponsable sabiendo que su música va a chicas muy jóvenes, de 13 o 14 años. Pero el mismo Maluma me demostró que es un artistazo porque lo escuché cantar algunas canciones divinas y con un feeling que uno piensa que ese tipo puede hacerlo, que cuando hace una canción importante, la hace perfecta.
¿Cuál de todos los temas te representa más o te impactó muy fuerte en alguna etapa?
A veces elijo canciones mías, pero por ahí no por las mismas razones que el público o algunas personas que se les instaló la canción por algún momento importante. Yo elijo tres canciones: “Conociéndote”, como prototipo de canción inmediata, muy espontánea. Yo estudié composición en la Universidad, ahí conocí a una chica y fue una relación de cuatro meses que dio una canción eterna. En ese podio pondría “Aún es tiempo de soñar”, que es el prototipo de canción elaborada. Estuve meses para hacer esa letra, buscando muchas metáforas, para tratar de hablar de ir a buscar siempre la fantasía, de no bajar los brazo, donde yo le pido al duende de la inspiración que no me abandone. Es un tema que amo, no es romántico y tiene que ver con el trabajo del artista, que no tiene que bajar los brazos en la búsqueda de lo estético. Y el tercero, y un poco la síntesis de los dos anteriores, es “Cuando amas a alguien” porque tiene romántico cotidiano, pero tiene mucho trabajo de elaboración de imágenes y rimas con un sentido poético. Esos tres temas son las tres maneras de escribir y componer que tuve en 50 años de trabajo.
¿El romanticismo, el cortejo, la seducción, están en retroceso ante las aplicaciones de citas y la virtualidad, cuando una relación puede comenzar en Tinder y terminar con un bloqueo de WhatsApp?
Eso es lo que me resulta raro en este momento, que una relación se corte por WhatsApp y al mismo tiempo estás armando otra cita con otro amor. Nosotros nos bancábamos tomar un café y decir cara a cara y decir lo nuestro no va más o es para siempre. Había un compromiso de poner un poco la cara. Es lo único que me suena raro de esta época, pero las canciones tienen un ingrediente de un código clásico que se mantuvo a pesar de las generaciones porque hay un montón de chicas que les gustan mis canciones. Yo siempre canté poniendo a la mujer en ese pedestal que hay que alcanzarla. Hubo tanto maltrato de la mujer en los últimos años que cuántas canciones románticas más habrá que hacer para compensar todo lo que han sufrido por violencia de género. Pero algunos códigos siguen vigentes y tiene que ver con la poesía. Los músicos queremos hacer canciones y si hay una buena historia de amor escribo sobre eso.
¿En algún momento te generó reclamos o celos cantar esas canciones?
Sí, claro. Por ejemplo, cuando canto “Conociéndote” le digo a mi mujer que no la canto pensando en la novia para la que la escribí. La cargo y le digo “vos tenés celos retroactivos” (risas). Cuando hago una buena canción de amor, como “Mi buen amor” me mira como diciendo “¿esta en quién te inspiraste?” (risas). Negra, encontré una buenas frases, me gustaron, me salió una melodía. Así pasó con “Canción para Juana” cuando nació mi hija. A veces los músicos tenemos la compulsión de tratar de sacar el ingrediente poético que tienen todas las cosas.
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"A mi gusta cantar, no tengo problemas de cantar frente a una pared por streaming o frente a 2 mil personas", bromeó el artista.
Decías que ponés a la mujer en un pedestal. ¿Cómo lo toman las mujeres que buscan la paridad o la igualdad?
Obviamente que comparto que la mujer es igual al hombre en igualdad de derechos, que tienen que cobrar lo mismo por el mismo trabajo, pero por suerte hay diferencias y bienvenidas, y que siga ese camino de tratar de seducir. Las canciones siguen siendo un piropo largo. Son un gran piropo. Yo a los 12 años me moría de vergüenza parándome frente a una chica, pero subía a un escenario, le cantaba una canción y no tenía ninguna vergüenza. Ahí me dí cuenta que mi timidez y mi introversión quedaban de lado.
Algunas mujeres toman el piropo como un hostigamiento o un acoso. ¿Qué pensás de eso?
Ojalá que todos volvamos a la normalidad como siempre fue. Es verdad que a veces a las mujeres algunos muchachotes le tiran cualquiera, pero para eso estamos nosotros, los poetas, para hacer una buena canción con el piropo. Me pasó con un taxista que no me quiso cobrar porque gracias a “No quiero ser más tu amigo” se casó con su mujer.
¿Qué otras historias te transmite la gente?
Están esas que la gente me dice que se casó por una canción mía... y están los que me putean también por la misma razón (risas). Una vez lo comprobé mientras estaba sucediendo. Fui a tocar a una disco y el dueño me dijo que había 5 años que estaba separado, pero su ex iría al recital porque le encantaba mi música y me pidió que le dedique una canción. Así fue. Le canté “Nadie podrá hacerme olvidar” y cuando terminó el show viene el tipo agarrado de la mano de su ex. Me dijo, “César, cantaste esa canción, nos miramos, nos agarramos de la mano, nos corrió una electricidad por el cuerpo y estamos de nuevo juntos y lo vamos a intentar”. Evidentemente ellos tenían algo pendiente y la canción lo que hizo fue dispararlo. Pero no sabés la satisfacción humana y artística que me dio. Otra vez en un programa de radio que la gente llamaba para pedir canciones, llamó una pareja que estaba sin laburo, ella no quedaba embarazada, estaban pasando un momento pésimo y en la radio sonó “Felicidad no tienen dueño”, se quedaron callados, lloraron y dijeron que esa canción les salvó el matrimonio.
¿Como es tu día a día con la gestión del amor? ¿Se puede ser romántico las 24 horas?
Yo estoy casado hace más de 40 años y también nos peleamos y discutimos obviamente. A veces llego a la conclusión que “Banana” Pueyrredón es más romántico que César Pueyrredón (risas). El otro tipo es más poético, encuentras las palabras, las metáforas, sabe cómo seducir. Yo personalmente, abajo del escenario, soy un tipo discreto, reservado, no exploto de romanticismo y mi mujer a veces me dice “me gustaría que aparezca el afiche en algún momento” (risas). Pero yo le digo que no se enamoró del afiche, sino del hombre. Una vez Georgina Barbarossa me decía “Ay, Cecilia, tu mujer, qué placer, qué privilegio estar todo el día al lado de un tipo que le canta”, pero no, vivimos con los problemas que tiene una pareja. Cantarle al amor es mi trabajo y lo hago porque me encanta. Soy romántico como todo el mundo, pero cuando me pongo en el poeta, subo ese escaloncito más arriba, salen unas frases bárbaras. Una vez un tipo me gritó en un show “Banana, vos estás en las máximas esferas”, y se refería a esa especie de duende que baja en ese momento del show. Y otras veces nos pasó de estar en un show con un público aburrido, que no pasaba nada y uno de los músicos me dice al oído “¿qué pasa, no bajó el duende”?. Y le digo “sí, bajó, vio cómo estaba esto y se fue al carajo” (risas). Pero es verdad. Hay una combinación de factores que uno justo cantó la frase, el sonido de la guitarra ayudó y se creó una magia y cantar algo que conmueve a la gente a nosotros también nos pone la piel de gallina.
¿Ahora los artistas tendrán que aprender a hacer descender al duende de forma virtual?
Como sea, mirando las paredes. El streaming no tiene el feedback con la gente, pero yo canto como si estuviera frente a mil personas. El streaming vino para quedarse porque vamos a hacer teatros con la mitad de la sala y la otra mitad lo va a ver por streaming. Es una nueva modalidad a la que habrá que adaptarse. La música es la misma, la garra es igual.