Entre 1909 y el primer semestre de 1918 hubo 21 clásicos y no se registró ningún empate. Un dato insólito.
O sea que entre 1909 y el primer semestre de 1918 hubo 23 clásicos y no se registró ningún empate. Donde los primeros 11 los ganó Newell’s y los últimos 12 Central. Un dato insólito teniendo en cuenta que el clásico rosarino es el derby con mayor porcentaje de pardas en los torneos de AFA.
Para la Copa Vila de 1919 (torneo anual de la Liga Rosarina) las fuerzas se habían equilibrado. A punto tal que ambos equipos igualaron el primer puesto con 33 puntos. Producto de 15 triunfos y 3 empates (hasta 1995 el ganador recibía dos puntos por partido). Igualaron los dos clásicos del año, y mientras Newell’s perdió un punto contra Central Córdoba, Central lo dejó en el camino ante Tiro Federal.
El torneo se había atrasado y recién se jugó el último partido el domingo 28 de diciembre de 1919. Aquel día la Lepra le ganó 1 a 0 a Tiro Federal y alcanzó la línea de Central, que una semana antes, el 21/12/1919, había culminado su participación al derrotar a Belgrano de Rosario 2 a 0. Y pasaron las fiestas y comenzaron las vueltas de cuándo se iba a definir al campeón de Rosario de 1919.
El partido no pudo jugarse el primer domingo de enero (04/01/1920) porque Central tenía que jugar contra Eureka por la semifinal de la Copa Competencia de la Asociación Argentina de Football. Los canallas ganaron 7 a 0, en un cotejo que se disputó en cancha de Newell’s, y se clasificaron para jugar la final con Boca Juniors. El diario del jueves 08/01/1920 anuncia que la final entre Central y Newell’s por la Copa Vila se va a jugar el domingo 11/01/1920 en cancha de Gimnasia y Esgrima de Rosario. Un día después, los periódicos del viernes 09/01/1920 ponen en duda esa fecha ya que para el 11/01/1920 la Asociación Argentina quería jugar la final de la Copa Competencia entre Boca y Central en Capital Federal.
La prensa del sábado 10/01/1920 confirma para el día siguiente la final entre auriazules y rojinegros. Incluso el Diario Crónica de Rosario, que a nivel deportivo era el periódico rosarino que más información tenía en aquella época, tituló: “Mañana se bautiza al niño” y en días previos hizo una gran reseña de los clásicos rosarinos disputados desde 1905. El problema fue que en aquella época solamente se comunicaban por vía telegráfica a través de telegramas. Y es por eso que ambas asociaciones (la de Rosario y la Argentina) habían programado tanto la final de Central y Newell’s como la de Boca y Central el mismo día.
Ese sábado 10/01/1920 comenzó también la polémica por el árbitro, al igual que lo que sucede en estos tiempos
Ese sábado 10/01/1920 comenzó también la polémica por el árbitro, al igual que lo que sucede en estos tiempos. Mientras la Liga Rosarina quería pedir un juez a Buenos Aires, Rosario Central pretendía a Teodoro Bienner, quien arbitraba en la Liga Rosarina. Finalmente se impuso la primera postura y Paddy Mc Carthy, árbitro de la Asociación Argentina de Football dirigió la final entre canallas y leprosos del 11/01/1920.
Una final emocionante
El partido se jugó en la cancha de Gimnasia de Rosario, que resultó pequeña para tal acontecimiento ya que tuvieron que cerrar las puertas, según La Capital, a las 16.20, cuarenta minutos antes del partido ya que “todas las graderías de las tribunas oficiales y populares estaban apiñadas de gente como así también los alrededores del terreno y aún los techos de las casillas”. Muy parecido a los que sucedió con aquel puñado de hinchas de Newell’s en Sarandí en 2018, donde a pesar de ser el partido a puertas cerradas se las ingeniaron para ir a una terraza aledaña.
En 1920 había más de 10.000 personas en la cancha. La baranda que separaba la entrada de los socios fue tirada al suelo y una de las casillas se derrumbó por el peso de la gente pero no hubo que lamentar heridos.
Ese día Central salió a la cancha con: Octavio Díaz; Patricio Clarke y Florencio Sarasíbar; Rodolfo Mulhall, Francisco Furlong y Jacinto Perazzo; Antonio Blanco, Ernesto Guaraglia, Harry Hayes, Ennis Hayes y Antonio Miguel. Y Newell’s lo hizo con: Bernardino Nuin; Isidoro Bourguignon y Alfredo Celli; Domingo Montaña, Filedolfo Salcedo y Victorino Revilla; Julio Libonatti, Ernesto Celli, Atilio Badalini, Blas Saruppo y Juan Francia.
El partido no fue bueno pero sí emocionante. A los 35’ Harry Hayes “con recio tiro sesgado” abrió la cuenta para Central. En el complemento a los 55’ empató Ernesto Celli para Newell’s tras pase de Badalini. A los 63’ Harry Hayes de cabeza, tras un centro de Antonio Blanco, puso el 2 a 1 para los auriazules y a los 66’ Badalini, de cabeza, marcó el 2 a 2, tras un córner del Monito Francia.
Suspendido faltando 7’
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Jacinto Perazzo, protagonista en el incidente que determinó la suspensión y luego en el gol del triunfo para el título.
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Ernesto Celli convirtió en el clásico y después fue protagonista del incidente que decidió la suspensión del partido.
A los 81’ Perazzo de Central y Ernesto Celli de Newell’s chocaron, sufriendo este último una lesión en la cara. Según La Capital “el de Newell’s intentó ofrecer una escena de pugilato que fue suprimida por la decidida actitud del árbitro Mc Carthy. El censurado ademán del jugador de Newell’s originó sospechosos movimientos en la concurrencia y como la misma ya venía dando indicios de rebeldía, el referee, temeroso de acontecimientos desagradables, puso fin al partido sin vencedores ni vencidos a los 83 minutos”.
¿Cómo y cuándo se iba a definir la final?
El domingo 18/01/1920 no se podía reanudar el partido porque aquel día Central tenía que jugar con Boca la final de la Copa Competencia, partido que perdió 1 a 0 en tiempo suplementario faltando 3 minutos con un gol de Pedro Calomino de penal y un polémico arbitraje de Calixto Gardi del cual los lectores se quejaron en las páginas de los diarios en toda la semana. Como nota de color, vale destacar que en el primer tiempo suplementario, Américo Tesorieri, arquero de Boca y del seleccionado argentino en la Copa América entre 1920 y 1925 le detuvo un penal a Antonio Blanco de Central. Y que en el suplementario alrededor de 300 hinchas de Central se aglomeraron en las puertas de la redacción en Rosario del Diario La Nación a los efectos de seguir el partido a través de los telegramas que llegaban desde Buenos Aires.
Las especulaciones de cuándo se iba a definir estaban a la orden del día y todos los días surgía una nueva información en los diarios.
Las especulaciones de cuándo se iba a definir estaban a la orden del día y todos los días surgía una nueva información en los diarios.
Ya el mismo 12/01/1920, debajo de los comentarios del partido jugado el día anterior, publicaron que se iba a jugar el partido completo y no los 7’ restantes.
El 13/01/1920 se puso en duda la fecha del 25/01/1920 porque si Central el 18/01/1920 le ganaba a Boca la final de la Copa Competencia, ese 25/01/1920 tenía que jugar otra final, en este caso internacional ante Nacional de Uruguay, por la Copa Ricardo Aldao.
El 14/01/1920 se dijo que el partido se iba a jugar a la mañana para evitar el calor reinante. Incluso un miembro de la Liga Rosarina propuso jugarlo a las 6 de la mañana a los efectos de evitar la presencia de “los perezosos que se acuestan tarde y borrachos que puedan originar incidentes”.
La liga decide jugar el jueves 22/01/1920
El 16/01/1920 los diarios dicen que la noche anterior la Liga Rosarina dispuso jugar el jueves 22/01/1920 a las 16 en cancha de Central Córdoba y solamente los 7’ restantes. Los hinchas pusieron el grito en el cielo ya que no querían pagar $ 1 la entrada y ver solo siete minutos de fútbol si era que en ese lapso se producía un gol que definiera el partido. Incluso resolvió que el árbitro sea Alfonso Poudes, quien dirigía en la Liga Rosarina. Esta medida cayó mal entre los aficionados ya que por cuestiones laborales no iban a poder concurrir al partido.
Curioso descargo del juez Mc Carthy
Recién el 16/01 llegó a Rosario el descargo que hizo el juez ante la Asociación Argentina, cuatro días antes, es decir el 12/01. Dijo que “el partido se jugó normalmente comportándose el público en buena forma. Que como único incidente a anotarse es un “choque natural” entre Ernesto Celli y Perazzo. El partido continuó unos pocos minutos más y luego lo di por terminado entendiendo que había concluido el tiempo reglamentario, cayendo en el error por una falsa información del linesman de Newell’s, quien al preguntarle cuánto faltaba me indicó que ya era la hora. Al respecto debo decir que la actuación de ambos jueces de línea (eran gente vinculada a cada club, otro detalle curioso) ha sido parcial en favor de sus bandos haciendo más pesada mi tarea. Solicité linesman neutrales pero no los pude conseguir, debiendo aceptar los que me habían sido ofrecidos, designados por las propias comisiones. Aunque reglamentariamente correspondía por el carácter de partido final, designación de otros ajenos a ambas instituciones. Terminado el tiempo reglamentario me retiré a la casilla para averiguar si debía continuar el partido a los fines de la definición pero no encontrando ninguna autoridad de la Liga Rosarina de Football, di por concluido el match”.
El diario Crónica de Rosario trató de mentiroso al juez Mc Carthy
El diario Crónica de Rosario trató de mentiroso al juez Mc Carthy ya que al pie de la planilla del partido puso “el partido no puede terminar debido a protestas de jugadores de Newell’s”.
¿Central entrega los puntos?
La edición del martes 20/01 de Crónica Rosario dice que “en la noche anterior se reunió la Comisión Directiva de Rosario Central y elevó una nota a la Liga Rosarina pidiendo la postergación de la continuación de la final. Basándose en que sus jugadores son todos operarios, no les es posible conseguir permiso para faltar a sus obligaciones con lo cual se vería el club en la imposibilidad de formar cuadro para el jueves 22/01 y entregaría los puntos”.
Se posterga para el domingo 25/01
La Rosarina decidió favorablemente sobre el pedido de Central de aplazar el match. Y se juega finalmente el domingo 25 en cancha de Gimnasia, en lugar de la de Central Córdoba, con árbitro de nuestra ciudad (Alfonso Poudes) y dos líneas neutrales (Ernesto Freguglia y Pedro Mónaco, ex jugador de Tiro Federal). Además pidió que Central y Newell’s designen 10 socios cada uno a los efectos de mantener el orden.
Gesto de Newell’s que va a jugar con 10 futbolistas
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Antonio Badalini hizo un gol hasta que se suspendió pero en la reanudación no pudo estar y Newell's jugó con uno menos.
Los canallas querían jugar los 90’ de nuevo. Pero Newell’s se negó porque uno de sus grandes futbolistas, Atilio Badalini, estaba enfermo y no podía ser de la partida. Y la reglamentación solamente permitía jugar a los 22 futbolistas que habían iniciado el match el 11/01. El Diario Crónica de Rosario dice que “si Newell’s hubiese querido hacer las cosas en beneficio propio, no iba a la reunión donde se iba a tratar la postergación del partido, por lo cual a la Liga no le iba a quedar otra que respetar la fecha establecida del jueves 22/01. Y como Central manifestó que no se presentaría, la Copa Vila quedaría en poder de los rojinegros”. El mismo diario destaca el gesto leproso al decir “Newell’s no necesita recurrir a procedimientos reñidos con la corrección y que ha preferido ir a la lucha en desventaja para no desmerecer su espíritu deportivo”.
"Newell's ha preferido ir a la lucha en desventaja para no desmerecer su espíritu deportivo"
Tras dos suplementarios gana Central y es campeón
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El diario La Capital y la crónica del clásico.
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El diario Crónica de la época también reflejó el clásico jugado en Gimnasia y Esgrima.
Con 21 de los 22 futbolistas que habían jugado 14 días antes, se definió al fin la Copa Vila 1919. Newell’s, en una forma de protesta, posó en la foto dejando un hueco en la fila de abajo para demostrar la ausencia de Atilio Badalini. Se jugaron los 7’ faltantes y al no modificarse el resultado fueron a la primera prórroga. Como en los 30’ del tiempo suplementario no se modificó el marcador tuvieron que jugar un segundo suplementario. Y a los 126’ minutos de juego, o sea a los 6’ de la segunda prórroga, Jacinto Perazzo, tras un córner tomado por Antonio Miguel, luego de una serie de rebotes, mediante un tiro fuerte y alto que no alcanzó a ser desviado del todo por el defensor de Newell’s, Isidoro Bourgignon, puso el 1 a 0 definitivo para los canallas que se alzaron con la Copa Vila 1919. Vale destacar que fue el clásico más largo de la historia ya que entre el partido original y las dos prórrogas se jugaron 150 minutos.