Si algo queda claro es que Marcelo Gallardo tiene incorporada la liturgia del trabajo. Todo lo que lo rodea empieza y termina en el placer que le provoca ser el entrenador de este River. Ese es su mayor orgullo. Por eso no extraña que la charla a solas con Ovación se realice mientras atiende las necesidades de rutina en su oficina del vestuario Angel Labruna y además proyecta incansablemente el partido de hoy contra Central. Se nota que lo suyo pasa por sentirse seguro desde el macroconocimiento. La búsqueda de respuestas nunca se muestra propensa a regular fuerzas, mucho menos cuando el sendero que toman sus palabras anticipan lo que imagina que esta tarde planteará el equipo del Chacho Coudet.
“La verdad no imagino a Central viniendo a jugar de igual a igual en nuestra cancha. Eso no significa que no sea un equipo protagonista. Al contrario. Jugó buenos partidos y en otros no mantuvo el protagonismo. Tiene jugadores preparados para contraatacar y cuando consolidó esa postura logró buenos resultados. Quizás se le hizo más difícil cuando le tocó jugar en Rosario”, es el arranque bien futbolero del Muñeco.
—¿Qué es lo que más te gusta del equipo de Coudet?
—Me encantan los jugadores externos que tiene como Cervi y Jonás Aguirre. Saben recuperar alto la pelota y aprovechan bien los espacios por afuera. Central tiene con qué para venir a atacarnos. Mucho más con un goleador que está muy bien como Ruben. El Chacho es de los técnicos que piensan bien los partidos.
—¿Creés que por haber jugado en River, Coudet corre con alguna ventaja a la hora de mentalizar a sus jugadores para pararse en el Monumental?
—Puede ser. De hecho, el Chacho conoce bien lo que habitualmente hacen los rivales que vienen al Monumental porque él lo vivió en su etapa de jugador. Además estoy convencido de que puede darles herramientas para llevar adelante con inteligencia su mensaje. No creo que Central se venga a meter atrás, pero tampoco lo veo buscando tan arriba el partido.
—Estás convencido de que las riendas las llevará River.
—Ojalá Central se pare tan arriba como lo hacemos habitualmente nosotros. Eso sería bárbaro. Si es así, River tendrá que mostrar su inteligencia para no otorgarle los espacios para la contra que tan bien aprovecha.
—¿Qué te genera que Coudet haya dicho en su momento que el modelo futbolístico que debía seguir Central era el de River?
—Me enorgullece. Lo conozco y sé que si proyecta que su equipo sea protagonista no lo dice de la boca para afuera. Es porque lo siente. Además Coudet entiende muy bien la cultura de lo que significa dirigir o estar en un club de la importancia de Central. Cuando llegó bajó un mensaje optimista y lo pudo hacer durante muchos partidos. Valoro mucho esa iniciativa.
—¿Como técnico de Central tiene el mismo plus que vos dirigiendo a River?
—Y sí. El Chacho conoce la cultura y el estado de ánimo de los hinchas de Central. Tiene una referencia muy marcada con el club. Además sabe muy bien cuál es el mensaje que debe bajar para dirigir a Central. Después la otra parte es que los jugadores lo interpreten y se pueda mantener durante el tiempo esa idea.
—¿Cuando compartías plantel con Coudet lo veías como un potencial entrenador?
—Lo vi hace más o menos un año y no percibí que tuviera intenciones de ser entrenador. Pero nunca me quedé con esa locura con la que expresaba algunas cosas. Siempre fue de pensar y jugar en forma inteligente. No era un loco. Ahora lo demuestra con el gran trabajo que está realizando en Central.
—¿Tenés a Central como uno de los aspirantes a pelear el título hasta las últimas consecuencias?
—Claro. De hecho está peleándolo. Además no juega otra competición y eso a la larga da sus beneficios. Tiene un plantel de calidad y con refuerzos de categoría como el Chelito Delgado y Marco Ruben. Las apariciones de Cervi, Aguirre y la base del torneo pasado. El desafío que tendrá por delante el Chacho es ser constante en un torneo largo.
—¿Vas a dirigir alguna vez a Newell’s o Central?
—Mirá, no descarto nada en mi carrera. Intento no ser esclavo de mis palabras pese a que alguna vez se me escapó algo. Rosario es una de las ciudades más futboleras del país y eso a mí me encanta.
—¿Alguna vez estuviste cerca de jugar y dirigir en Newell’s?
—Cerca no, sí que se habló. Nunca fue una propuesta muy fuerte. Igual era muy difícil que yo jugara en un equipo en el país que no fuera River. Lo de la chance de dirigir a Newell’s puede ser, era una posibilidad cuando también estaba Diego Cocca entre los candidatos.
—¿Está bien definirte como un técnico estratégico por encima de todo?
—Sería muy estúpido de mi parte si creyera que todos los partidos son iguales para plantear o si mis jugadores siempre van a estar en la misma sintonía. Mucho menos en un país como el nuestro, donde se juega como se vive. Lo mío pasa por adaptarme y reacondicionarse permanentemente. Además si un equipo juega siempre de una determinada manera los rivales les van tomando la mano y el desafío es buscar las alternativas para que no te adivinen lo que vas a hacer. También influyen los momentos y los altibajos que sufren los jugadores. Ni hablar el tema de las lesiones. Y en un club como River el técnico debe saber que todo lo que ganó o logró, al otro día no sirve. Pero esa búsqueda siempre debe hacerse sin perder la esencia de ir por un objetivo.
—¿Este River juega como vos querés?
—Yo me siento muy identificado con este equipo. Tiene mi esencia. A veces lo que uno programa no sale. Por eso mi cabeza está en funcionamiento siempre. No me puedo quedar sólo con el equipo que ganó el año pasado la Sudamericana y logró otras cosas. No puede decir esto es lo que hice y listo. Esta es mi obra. No es así. Mi responsabilidad como entrenador es obligar al jugador y obligarme a mí a encontrar más caminos para mantener esa esencia. Y este año lo encontramos. Este equipo supo mostrar carácter para salir de situaciones apremiantes y una fortaleza grupal que es mi orgullo.