Pocas veces se lo vio tan molesto a Miguel Angel Russo. Estaba tan ofuscado que
durante la entrevista a solas con Ovación casi ni nombró la persona a la que aludía. Igual tenía
muchas ganas de hablar. El ahora ex técnico canalla salió a contestarle con dureza a Horacio
Usandizaga, quien un día antes en un medio capitalino habló de cifras y dijo que Central no podía
afrontar el contrato que pretendía el DT para seguir en el cargo.
—Se terminó tu tercer ciclo en Central de la manera en que no
esperabas.
—Sí, es difícil que vuelva alguna vez. La idea era continuar, pero no
podía seguir. Es difícil con alguien que no te enfrenta y manda al hijo y a otro joven a discutir.
No puedo tratar con los tipos que no dan la cara. Me hubiera gustado discutir con él mano a mano.
Es una lástima porque Manuel, su hijo, y Matías Moamed tienen futuro. Pero el presidente los
expone. Tampoco puedo permitir tanto teatro en un club como este. Que me voy, que me tomo licencia
por treinta días. Esto es más serio.
—¿No creés que Usandizaga se alejará de Central?
—Todo es teatro. Es el presidente del club. Yo cuando asumo, tomo
responsabilidades.
—¿Te molestó que haya dicho públicamente las cifras del contrato que
pretendías?
—Es que la manera más fácil de difamarme es decir que soy un técnico caro.
El error mío fue haberme sentado a hablar con él después de que dijo eso. Es un problema de ego.
Pasó con Madelón cuando salvó a Central. Russo logró algo y también afuera.
—¿El Vasco nunca te quiso?
—Eso está claro. Como no podía difamarme por mis logros o títulos, lo hizo
con la plata. ¿Pero qué es barato? Cambiar a cuatro técnicos en un año. Sé muy bien lo que le
pagaron a cada uno que pasó por Central. Lo que se gastó en el fútbol y no dio resultados. No era
más fácil decir que quería a Bauza como técnico. Las cifras que él comentó no eran definitivas. Acá
el tema es que no estaba el personaje para decidir. Si sos el presidente, vení y sentate. Uno puede
ser capaz para la política pero un incapaz para el fútbol. Tendría que haber dicho que Central iba
a invertir esa plata con otro técnico y no con Russo.
—¿Te defraudó Usandizaga como dirigente?
—No, porque como intendente también salió y se escondió.
—¿Te preocupa más que Central tenga a este presidente o que la gente le
crea?
—Cuando uno tiene problemas con todos, el problema es uno. A Central se le
van los técnicos. Si tenés problemas médicos, personales, psicológicos o de otro tipo, da un paso
al costado. Da a entender que me aproveché de Central. Estaba en mi casa descansando y me siento a
hablar porque me vino a buscar Hugo Botta, porque de lo contrario no me hubiese sentado jamás. Era
el único que podía apagar el incendio. Si ese día yo pedía diez millones de dólares, me los daban.
No tenía precio. Si me hubiera querido aprovechar, lo hubiera hecho ahí. Les salvé la ropa y
después es más fácil decirme que me vaya y listo. Siempre pienso que lo más grande es Central.
Ellos sabían que si no me iban a buscar, iban a sufrir por un montón de cosas. Era el colchón que
los protegió y el que no se da cuenta de eso es realmente un necio. Pero la gente de Central es muy
inteligente. Sabe cuando tiene a un dictador, un déspota o cuando tiene un dirigente serio en el
fútbol.