Central obtuvo un triunfo importantísimo ante Vélez en el cierre del torneo
Allí estaba el joven equipo canalla celebrando. Allí estaba el técnico levantando sus brazos en
comunión con los hinchas en el reconocimiento al esfuerzo de sus dirigidos. Allí estaba esa
multitud haciendo el aguante y gritando "Cuffaro, Cuffaro...". Allí estaban todos. Festejando lo
que fue una despedida anhelada del torneo. Superando los 30 puntos planteados antes del inicio,
producto de una victoria contundente desde el juego, pero sufrida desde el score (2-1) frente a
Vélez. Igual, hoy pocos serán...
14 de diciembre 2009 · 01:00hs
Allí estaba el joven equipo canalla celebrando. Allí estaba el técnico
levantando sus brazos en comunión con los hinchas en el reconocimiento al esfuerzo de sus
dirigidos. Allí estaba esa multitud haciendo el aguante y gritando "Cuffaro, Cuffaro...". Allí
estaban todos. Festejando lo que fue una despedida anhelada del torneo. Superando los 30 puntos
planteados antes del inicio, producto de una victoria contundente desde el juego, pero sufrida
desde el score (2-1) frente a Vélez. Igual, hoy pocos serán los que renieguen de ese error de
Galíndez que le hizo creer al local que se podía. El resultado fue lo más importante. Lo que debía
conseguir ayer Central para cerrar un semestre complicado, pero con un final altamente
satisfactorio.
Central salió entonado a jugar su última ficha en el
Apertura. Con tal convencimiento de ganar, que sólo tuvieron que pasar un par de minutos para
demostrar que la idea era faltarle el respeto al sólido Vélez. Ese remate que Milton Zárate metió
cuando apenas iban 45 segundos de juego (apenas desviado) fue todo un indicio. Pero para que la
guapeada fuera completa no había que quedarse con eso. Y se actuó en ese sentido.
La solidez defensiva estuvo bien secundada por la fluidez
en el mediocampo y la explosión en ofensiva. Punto crucial en esa primera mitad. Porque cada vez
que Central pasaba el meridiano con pelota y espacio el fondo de Vélez sufría. La movilidad y los
piques cortos de Jonatan Gómez eran la principal arma. Por una arremetida por el sector derecho de
Gomito llegó ese remate de Paglialunga que Montoya encontró casi sin proponérselo.
Y todo fueron teniendo la suya. Castillejos gozó de una
chance inmejorable tras un saque de Galíndez que peinó Zelaya, pero el delantero quiso definir por
encima de Montoya y su remate se fue pegado al palo derecho. A esa altura ya era una gran
injusticia que Central no estuviera en ventaja. Es que Vélez sólo inquietó sobre los 28’,
cuando Cabrera recibió de Papa y remató al arco, pero Galíndez le ahogó el grito.
Pero lo que debía ser llegó. Gervasio Núñez asistió a la
perfección a Zelaya y al Cachi esta vez no se le nubló la vista. Se impuso al cierre de Ponce y
Otamendi, y le prendió mecha con un tremendo derechazo que venció la resistencia de Montoya. Gol
justiciero.
Pero esa justicia de a poco fue sonando a poco. Porque
mientras Galíndez se imponía en el duelo contra Cabrera (tuvo otro par de remates picantes),
Central siguió generando lo suyo. El centro envenenado de Jonatan Gómez, a los 29’, encontró
primero un botín velezano y el propio Gomito resolvió equivocadamente (32’) tras una gran
corrida y posterior asistencia por parte de Zelaya.
Claro que Central desde hace ya un tiempo está acostumbrado
a sufrir. Y por eso terminó penando en un partido que debió resolver mucho tiempo antes. Porque el
cabezazo de Castillejos, que se convirtió en el segundo gol canalla de la noche, fue el prólogo de
otro gran número de situaciones que no tuvieron el mejor final. Ahí está la explicación del
nerviosismo que generó el error (peor que el de Godoy Cruz) de Galíndez. Ese centro de Cabrera, de
fácil resolución, que al uno canalla se le escabulló de las manos, metió a Vélez nuevamente en el
partido y obligó a Central a jugar casi sin margen de error. Y se hizo en parte. Atrás no se
sufrieron más sofocones, pero arriba la puntería siguió esquiva.
Será para la anécdota. Lo que Central vino a buscar a Liniers se lo llevó
bajo el brazo y con una cuota de justicia importante. Fue un triunfo más, pero por un par de
condimentos, se trató de "el" triunfo. Seguramente el de mayor goce.
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