Aquel partido vibrante, tensionante, que todos en Central imaginaron para definir el título ya no podía ser. Había lugar para otro cotejo, también con tensión por lo ocurrido el miércoles en Córdoba. Por eso los 90 minutos de ayer, en lo estrictamente futbolístico, poco podían ofrecer. Apenas una seria intención de Central por finalizar segundo, algo que no se concretó por el triunfo de San Lorenzo. Y para este Central, que por momentos pareció estar algo distraído, haber terminado como lo hizo fue un verdadero premio, más teniendo en cuenta que tuvo que remontar el resultado contra un Boca campeón, pero muy livianito. Un 3-1 justo y clarificador.
Lo de un Central distraído estuvo más claro en la primera mitad, cuando el equipo manejaba y hacía circular la pelota. Ya los 5’ los hinchas gritaban “ole”, pero de complicar a Boca tenía poco. Igual, aquel desborde de Colazo, el centro de Palacios y el pase a la red de Chávez sonó como un baldazo de agua fría en un trámite cortado, porque en las tribunas e incluso en el campo de juego pasaban cosas raras.
Con Lo Celso comandando cada ataque y manejando los hilos, Central iba pero con excesiva liviandad. Sólo algunos arrestos individuales de Montoya por derecha sirvieron para ilusionar, pero no pudieron concretarse.
Pero ese equipo cabizbajo, que debió recuperarse de un golpe artero durante la semana, tenía algo para sacar de la galera, como muchas otras veces lo hizo a lo largo del torneo. Se salvó en ese remate de Bentancur que reventó el palo izquierdo de Caranta, pero comenzó a complicar con el cabezazo de Larrondo que Sara envió al córner. De ahí en más sí todo fue de un Central que merecía mejor suerte después de que Sara apareciera bien ubicado en un cabezazo de Delgado a quemarropa. Y si algo especial podía entregar la noche en Arroyito era el primer gol del Chelito tras su vuelta. Fue a los 62’, con un tiro libre que se clavó contra el palo izquierdo.
Ya algunos jugadores (Donatti y Ruben) habían dejado la cancha, pero Central siguió yendo. Y mientras Coudet llamaba a Niell, entre Colman y Fernández armaron el segundo. Pase profundo del ex Chacarita para que el volante, ayer devenido en marcador de punta, definiera de derecha por encima de Sara.
“Poné a Ceballos la p… que te parió” bajaba de las tribunas, que ya intuían que la última presentación de Central en el año estaba sellada. Así lo entendió también el técnico, que dejó a Niell en el banco y mandó a la cancha a Yeimar.
Pero algo quedaba para que la despedida fuera más visceral. Delgado habilitó a Larrondo, quien la guapeó, remató y tras el rebote tuvo que empujarla de cabeza. Final de la historia.
Nada hizo olvidar el mal trago en Córdoba, pero era el cierre que este equipo de Central se merecía. Fue con la postura erguida y la frente bien alta. Con un triunfo ante el campeón, el mismo que la fatídica noche en el Kempes le había birlado la ilusión de la Copa Argentina.