Asunción. — Donde más fuerte parece golpear el "caso Lugo" es en la Iglesia Católica y los arraigados sentimientos religiosos de un pueblo que, por primera vez en la historia, depositó la confianza en un sacerdote para conducir el país. El Vaticano se mantiene en silencio, pero las jerarquías católicas paraguayas y algunos de sus obispos y sacerdotes influyentes, se enfrascaron en una discusión pública. Quien apostó fuerte a sacudir los espíritus fue el sacerdote salesiano Pedro Chinaglia, quien sostuvo que "el celibato es una especie de chantaje" aceptado "a regañadientes" por los curas. "Es una invención humana, no es una ley divina", dijo. Explicó que los sacerdotes diocesanos "tienen la promesa de no casarse", o sea de celibato, pero el voto de castidad es abstenerse de todo goce carnal, que es otra cosa. En su opinión, Lugo no violó el celibato, sino el voto de castidad.