Barcelona. — Cataluña dio ayer un paso más en su aventurado camino hacia la independencia con la aprobación en el Parlamento de esta región del noreste de España de una propuesta para celebrar una consulta popular independentista. El Parlamento catalán en Barcelona aprobó con una amplia mayoría de 84 de 131 votos emitidos la propuesta promovida por el presidente del gobierno regional, Artur Mas, cuyo partido moderadamente nacionalista, Convergencia i Unió (CiU), hasta ahora no abanderaba electoralmente la causa de la independencia de Cataluña.
La vicepresidenta del Ejecutivo español, Soraya Sáenz de Santamaría, se apresuró a recordar a Cataluña que una consulta independentista sería anticonstitucional y advirtió de que el gobierno español está dispuesto a utilizar todos los instrumentos jurídicos con que cuenta para impedir tal plebiscito.
Según la ley española, solo se puede celebrar un referéndum autorizado por el Estado español y con la participación de todos los españoles. Sáenz de Santamaría amenazó a bloquear el referéndum catalán recurriendo, de ser necesario, al Tribunal Constitucional.
La iniciativa de Mas contó el apoyo de la formación izquierdista Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). También votaron a favor el partido ecosocialista ICV y algunas agrupaciones más pequeñas. El Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) se abstuvo durante la votación, mientras que el Partido Popular, al frente del gobierno central español, y la plataforma cívica cultural antinacionalista Ciutadans rechazaron la propuesta soberanista.
Futuro colectivo. El objetivo es celebrar la consulta, para que la población catalana decida "libre y democráticamente su futuro colectivo", durante la próxima legislatura, que emanará de las elecciones anticipadas del próximo 25 de noviembre convocadas por Mas. Originalmente, los comicios estaban programados para fines de 2014. Mas había anunciado el miércoles que su gobierno convocaría la consulta popular después de las elecciones anticipadas del 25 de noviembre, con o sin la autorización del gobierno central.
El jefe de gobierno catalán es el primero en defender públicamente la independencia de la región desde el fin de la dictadura del general Francisco Franco (1939-1975).
Mas está convencido de que ganará las elecciones, pese a que muchos ciudadanos catalanes han salido a las calles en los últimos meses para protestar con las draconianas medidas de austeridad adoptadas por su gobierno, que han afectado especialmente a sectores fundamentales del Estado de bienestar social como la educación y la salud pública.
Rica, pero endeudada. Cataluña, que tiene una población de 7,6 millones de habitantes, es la región económicamente más rica de España, pero también la más endeudada. La deuda catalana, de 44.000 millones de euros, supone casi el 22 por ciento de su producto interior bruto (PIB).
Las ansias independentistas en Cataluña se han visto alimentadas por la grave crisis económica que atraviesa España y la creciente percepción entre los catalanes de que estarían mejor como Estado independiente, no obligado como hasta ahora a contribuir con sus impuestos a la financiación de otras regiones menos desarrolladas.
El clamor soberanista catalán alcanzó un clímax el 11 de septiembre en Barcelona de la mayor manifestación por la independencia jamás celebrada en la historia de la región, en la que participaron, según diversas estimaciones, entre 1,5 y dos millones de personas.