"Toca para tu propia satisfacción y la recompensa será mucho mayor", rezaba Jimmy Page cuando transitaba los años dorados con Led Zeppelin. El rock tiene ese sabor a revolución y a transmutación. Es gobernado por la anomia y desnuda los sentimientos más intrínsecos de quien lo profesa. Los artistas rosarinos Martín Capra, Mauro Digerolamo, Juani Favre, Julio Franchi, Pablo Jubany, Pol Nada, Tano Viamonte y el Berna lo saben muy bien. Ellos tienen talento y una sensibilidad artística que los hace únicos; algunos ya van por su segundo o tercer disco, otros todavía no grabaron el primero. Pero están ahí. Forman parte de la escena musical hace varios años y sus nombres resuenan en los escenarios rosarinos y del país. Sus temas son ecos de la ciudad, de los sentimientos más oscuros o la ideología más arraigada.
Escenario habló con estos cantautores rosarinos (cantautor entendido, según la Real Academia Española, como "cantante por lo común solista, que suele ser autor de sus propias composiciones, en las que prevalece sobre la música un mensaje de intención crítica o poética") para conocer cómo es hacer música en Rosario. ¿Funciona más la banda o el cantautor? ¿A veces se peca en el querer parecerse a otro en vez de buscar una identidad propia? Fama, ideología, escena local. Esos y muchos más temas abordan los cantantes y autores de sus propias canciones donde predomina el rock pop. Con ustedes, Martín Capra, Mauro Digerolamo, Juani Favre, Julio Franchi, Pablo Jubany, Pol Nada, Tano Viamonte y el Berna.
¿SOLO O ACOMPAÑADO? Aunque casi todos comenzaron su carrera artística dentro de una banda, se animaron a dar un paso al costado y poner su nombre como bandera, con los pro y los contra que eso implica. Para el Tano Viamonte: "Tanto pertenecer a un grupo como ser solista funciona, pero de maneras diferentes. Cuando estás en un proyecto solista la mayoría de las cosas dependen de vos y se resuelven de una manera no tan democrática". Pero a Jubany, el título de "cantautor" no le queda cómodo. "Esa especie de género que viene a constituir lo que llamamos cantautores es algo que a mí mucho no me interesa. Lo que a mí me aparta de esas propuestas juglarísticas es su falta de vocación por el entretenimiento, además de un innecesario rechazo al uso expansivo de las paletas sonoras", resalta y continúa: "Yo soy un músico y cantante de rock que interpreto mis canciones junto a una banda de rock; el hecho de que me presente como solista tiene que ver con que casi todo lo que ocurre arriba del escenario está a mi cargo. Creo que poco tiene esto que ver con lo que se entiende por cantautor", opina Jubany, cuyas canciones reciben influencias del glam rock, el art rock, el chamber pop, la electrónica y el avant-garde.
Franchi, que lleva editado tres discos de rock, destaca que "las bandas generan otra cosa en la gente que un solista; la idea de cuatro amigos creando y divirtiéndose, como The Beatles, puede ser más vendible para esos tipos que se ocupan de vender bandas o la gente que piensa en esas cosas". Pero claro, para el cantante Pol Nada "el concepto de que algo funcione es demasiado subjetivo". "Económicamente conviene más la banda porque todos aportan por igual. Estar acompañado es lindo. Y a veces estar solo también", señala Digerolamo y habla de uno de los pecados más comunes de un solista. "Querer parecerse a otro es algo común cuando la música se mezcla con la estética. Todos alguna vez quisimos o queremos parecernos a otro. Algunos hacen carrera imitando a otros y algunos tratando de diferenciarse de todos. Cualquiera de las dos cosas para algunos es un acierto y para otros un error", destaca Digerolamo quien posee dos discos editados.
DETRÁS DE LA MÚSICA. No existe el arte inocente, toda manifestación artística esta impregnada de ideología, y esto puede ser, para el artista, en forma deliberada o inconsciente. Aportar ideas, denunciar, plantear objetivos o expresar sentimientos son el leit motiv del arte. En ese sentido, los ocho cantantes entrevistados por Escenario coinciden en que hay ideologías plasmadas en su música. "Creo que, aunque a veces no sea en un plano consciente, siempre hay una ideología detrás de lo que sea que hagamos, pero la música no es algo que yo utilice para algo", explica Pol Nada. "Ciertamente hay una ideología en mi música, aunque expresada de manera un tanto obtusa, porque no parte de la denuncia de los males de este mundo sino de la exaltación de aquello que social y culturalmente se pretende barrer bajo la alfombra. El sujeto de mi letrística es el rock y en menor medida la ciudad. Trato de evidenciar los elementos decadentes y hedonistas de éstos, asumiendo el riesgo de ser interpretado como un adhesor. «Traidores» es un ejemplo de este mecanismo: es una canción sobre el rock, donde el asumirse como parte integral de la traición es menos una provocación que un ejercicio ideológico", explica Jubany.
Para Favre: "El arte nos tiene que invitar a volar, a imaginar nuevos mundos, a ensanchar nuestra conciencia". Por su parte, Franchi destaca que hace canciones "para trabajar por la sociedad y por la cultura". Digerolamo cuenta: "Sí hay una ideología subconsciente, que la traigo desde lo 7 u 8 años, que es la de llamar la atención de alguna manera. Primero la de mis padres, más tarde se fue convirtiendo en una ideología mas consciente. La que habla de lo que a mi me pasa y de lo que creo que le pasa a los demás, de lo que creo que funciona o no, contado de una manera poética. De todas formas todavía no logro llamar la atención de mis padres" (risas). Para El Berna, sus canciones "son pedacitos de vivencias, de personas, borracheras y amores ya que todo pasa por el alma", y Franchi coincide en que las canciones son "fotos de estados de ánimo".
INDUSTRIA VS INDEPENDENCIA. Ya lo decía Freddie Mercury, "la industria discográfica se ha convertido en algo monstruoso..." Entonces, ¿cómo sobrevive un artista en un contexto donde el mercado suele darle la espalda a los artistas under e independientes? ¿Se puede estar fuera del circuito comercial y vivir de la música? En este aspecto, casi todos los cantantes entrevistados se dedican a otra cosa además de la música. "Claro que se puede vivir sin tener un público masivo. Lo único que hay que saber es que te vas a tomar un vinito un poco más vulgar que el que toman los rockeros que salen por televisión", señala Viamonte quien se armó un estudio en su casa donde hace música para televisión y cine, además de tocar el piano en "Gira mágica" (Canal 5). "Con eso más o menos me alcanza para asomar la cabeza por sobre el índice de pobreza", confiesa Viamonte.
Por su parte, Jubany considera más saludable estar "por fuera del circuito comercial": "Hoy por hoy veo más saludable y con mayores perspectivas de crecimiento por fuera del circuito comercial. Habría que ver cuántas de las bandas más nuevas que sí han ingresado a este modo de trabajar ganan más dinero que yo en un show. Lo del típico hit de radio me parece que no es más que una trampa de un establishment que, en lo que a difusión de música y sus respectivos beneficios se refiere, tiene cada vez menos para ofrecer. Lo que antes llamábamos «mercado» está, por motivos tanto tecnológicos como culturales, al borde de la disolución. ¿Cómo puede alguien aspirar a pertenecer a algo así?", dice convincente el cantante glam.
En contraste, Pol Nada opina que "si uno hace un recital aunque sea para 5 personas y cobra una entrada o simplemente fábrica un disco y aún si subís tus canciones a Internet para descarga gratuita estás dentro de un circuito comercial. Tal vez la confusión venga de esta conexión que se hace entre ser independiente y estar fuera del circuito comercial, y siento que la independencia es preguntarse qué querés hacer, con la música o con lo que sea, y buscar esa respuesta e intentar ser lo más fiel posible a esa respuesta. No creo que tenga algo que ver con estar o no en una discográfica o con aparecer o no en la radio o vender más o menos discos".
"Es muy difícil vivir de la música en la realidad que nos toca vivir. Generalmente cuando tocamos, las ganancias se van con el bolichero, el sonidista, el fletero, el peluquero y, finalmente, con lo que queda pagamos los copetines", contó el Berna, quien además de músico trabaja como carpintero. Martín Capra hace diez años que se levanta a las 4 de la mañana para ir a trabajar a una fábrica. "Y gracias a eso puedo comprarme un instrumento y pagarle a un músico para que toque como sesionista en mis shows. Es complicada la vida del músico", destaca Capra. Favre también trabaja algunas horas en una librería. Y Franchi asegura: "Vivo como puedo y donde puedo, y por suerte mi familia siempre me rescata cuando bordeo la indigencia".
FAMA. Quizá no sea una decisión propia llegar a la fama, o quizá sí. Algunos la buscan, otros la prefieren lejos. Viamonte, quien acaba de sacar un disco donde participan Coki Debernardi y Litto Nebbia, asegura que la traba en la vida de un músico es sin dudas "la difusión". "Somos personas que hace bastante elegimos este oficio y que también contamos con un alto grado de valoración, por lo que preguntarnos si nos interesa «ser famosos» me resulta un tanto impertinente. A medida que fui componiendo más y mejores obras, el público fue haciéndose más numeroso y más agradecido. Si esa curva ascendente en algún momento pasa a convertirse en eso que la gente llama «fama», bueno, ya veremos qué se hace entonces", dice Jubany, un rebelde incurable. Pero Franchi ve la fama como una consecuencia de su trabajo. "Por supuesto que me interesa vivir de lo que hago. Y ser famoso por eso significaría que mucha gente escucha mi música. Yo creo que cualquiera que juega al fútbol quiere ser Maradona", resalta el autor de "Personalidad".
Para Capra, el panorama es distinto, la fama no se trata de una elección propia, sino que depende de que "a la gente le guste lo que hacés" y destaca que "nadie está obligado a escuchar nuestra música". Pero el autor de "Bipolar" señala que "la fama hace daño". "Maradona y Charly tienen mucha fama y guita pero mirá cómo están", opina.
Digerolamo tiene en claro su objetivo: "Me interesa ser famoso, porque de alguna manera el arte o la música es una forma de comunicarse, y tiene el poder de que lo que le cantas a uno se lo podes cantar a 100 mil. En lo artístico y espiritual llegar a ser famoso puede ser una experiencia muy copada, y en lo económico es como pegarle al Quini 6. ¿A quién no le gustaría tener una mansión con muchos instrumentos de primera y un buen estudio?", remarcó Digerolamo. "A mí, por suerte me va cada vez mejor. Estos dos últimos años creo que hubo un clic en mi carrera que es muy importante y es que ya no siento que tenga que estar empujando yo a las canciones sino que las canciones viajan solas ya", resalta Franchi.
Como en los ochenta la trova rosarina fue un exponente de la época, los actuales cantautores rosarinos están dejando su propia huella. "Grandes compositores como Chacho Muller, Jorge Fandermole, Litto Nebbia y Fito Páez supieron traducir musicalmente los paisajes, colores y la esencia de nuestra gente, dejaron su impronta y forman parte intrínseca de nuestra cultura", concluye Favre.
Quizás es necesario quitarse el prejuicio de que lo popular es amigo de lo vulgar, e intentar hacer un camino, donde la sabiduría y el talento personal se expanda para cruzar las barreras del músico, que a veces son propias y no ajenas. Y así, seguir derramando la brillantez rosarina por nuevos universos.