Cannes consagró a Michael Haneke por el inquietante "Das Weisse Band"
El director austriaco Michael Haneke levantó ayer la Palma de Oro de la 62º edición de Cannes
por “Das Weisse Band” (La cinta blanca), un inquietante drama en blanco y negro que
reflexiona sobre el origen de la violencia y en particular del nazismo. Haneke, al que la Palma de
Oro se le resistía, figuraba como favorito para el premio junto con el francés Jacques
Audiard...
24 de mayo 2009 · 21:08hs
El director austriaco Michael Haneke levantó ayer la Palma de Oro de la 62º edición de Cannes
por “Das Weisse Band” (La cinta blanca), un inquietante drama en blanco y negro que
reflexiona sobre el origen de la violencia y en particular del nazismo.
Haneke, al que la Palma de Oro se le resistía, figuraba como favorito
para el premio junto con el francés Jacques Audiard, quien se llevó el Gran Premio, considerado el
segundo en importancia en el certamen francés con “Un Prophète”, centrado en los mundos
de las mafias en las cárceles.
Al entregar la Palma de Oro, la actriz francesa y presidenta del jurado
Isabelle Huppert se fundió en un gran abrazo con el realizador, quien le dio uno de sus grandes
papeles, también reconocido en Cannes, “La pianista” (2001). Entonces Haneke casi rozó
el triunfo pero se marchó a casa con el Gran Premio. Hace dos años fue distinguido como mejor
director por “Caché”.
El palmarés de Cannes incluye algunas de las películas más contestarias
del certamen. Así el filipino Brillante Mendoza fue premiado como mejor director por
“Kinatay”, de nuevo un drama, aunque ambientado en el mundo del hampa filipina. Obtuvo
escasos parabienes de la crítica, por la sordidez con la que adentra en ese mundo y especialmente
por la crudeza del descuartizamiento de una prostituta.
Otra de las películas más polémicas “Anticrist”, del danés
Lars von Trier. Sin embargo, el jurado parece que quiso respaldar a las críticas distinguiendo a la
protagonista, la actriz francesa Charlotte Gainsbourg, precisamente el personaje más discutido de
la cinta por su empleo de la violencia.
Para Jane. Gainsbourg, que dedicó el premio al realizador y a su madre, Jane Birkin, da vida a
una mujer atormentada por la pérdida de su hijo, que emprende un viaje sin retorno de destrucción
tanto con ella misma como con su marido (William Dafoe).
Con un fuerte aplauso sin embargo se recibió el premio al mejor actor
para el austriaco Christoph Waltz, quien encarna a un sargento nazi en “Inglourious
Basterds”. “Debo esto —dijo Waltz al alzar el galardón— a su único e
inimitable creador: Quentin Tarantino”.
Y dentro de las películas que tuvieron peor acogida en Cannes figuraba
también “Spring Fever”, del chino Lou Ye, que se llevó el premio para el mejor guión
(Mei Fang).
La británica Andrea Arnold subió al escenario para recoger el mismo
galardón que hace tres años se llevó con su primera película (“Red Road”), el premio
del Jurado por “Fish Tank”. En esta ocasión sin embargo lo comparte con el surcoreano
Park Chan-wook, que trajo por primera vez a la competición una película de vampiros.
El que se podría considerar “perdedor” esta noche es el
octagenario realizador francés Alain Resnais, que se llevó un Premio Excepcional por “Les
herbes folles”. El más veterano de los 20 realizadores a concurso, una referencia en la
Nouvelle Vage, presentó hacer 50 años “Hiroshima mon amour”.
Con las manos vacías. El cine español, que tenía a Pedro Almodóvar (“Los abrazos
rotos”) e Isabel Coixet en la competición, se va prácticamente con las manos vacías aunque
satisfecho por haber entrado de lleno en la sección oficial, donde fuera de concurso Alejandro
Amenábar estrenó “Agora”.
Además contó con el apoyo de la ministra de Cultura española, Angeles
González-Sinde, quien acudió a la ceremonia de clausura.
La comisión superior técnica decidió dar el premio artístico-técnico a
Aitor Berenguer, el mezclador del sonido de “Mapa de los sonidos de Tokio” (Isabel
Coixet).
Cannes cerró una edición marcada sobre todo por la ausencia de esos
astros de relumbre que atraen a miles de fans.
La crisis se sintió en los restaurantes, con menos clientes, en las
calles, mucho más despejadas y también en el mercado, donde productores y distribuidores definen lo
que los espectadores verán a lo largo del año en las pantallas. Pero el festival se despidió con
todo el glamour que evoca el nombre de Chanel en una película “Coco Chanel & Igor
Stravinsky”, que recoge la relación intensa pero fugaz entre la diseñadora y el compositor ruso. (DPA)