Esperanza.— A dos años de gestión y en medio de una acuciante crisis
financiera municipal, la intendenta Ana Meiners declaró el estado de "cabildo abierto" y convocó a
las instituciones y a la población de esta ciudad a analizar las causas que derivaron en una
profunda depresión de las arcas comunales. Bajo ese estado, que se extenderá por unos tres meses,
se resolverá además la propuesta que presentará para afrontar la crisis que llegó a resentir
seriamente el plan de obras y la prestación de los servicios esenciales. También llamó a las
instituciones a debatir el presupuesto 2010 en forma consensuada.
En un discurso dirigido a representantes de partidos políticos, autoridades
institucionales y municipales y vecinos, Meiners describió el conjunto de circunstancias que
desencadenaron el déficit. Principalmente responsabilizó a las gestiones anteriores por sus
decisiones de "sobrevaluar los costos de obra pública para destinar el excedente a gastos
publicitarios, subsidios y promoción masiva de espectáculos públicos gratuitos, durante la primera
década de democracia".
La intendenta dijo que a partir de los 90 disminuyó el ritmo de intensidad de la
obra pública y los excedentes para sostener las erogaciones extraordinarias municipales se obtenían
del pago de magros sueldos a los empleados. "Se toleró que la política salarial tuviese componentes
mayoritarios en negro para evitar aportes, aprovechando que entre 1992 y 2006 no hubo acuerdos
paritarios", enfatizó.
"Durante todo ese tiempo no se invirtió en infraestructura —detalló—
no hubo mantenimiento de caminos rurales, desarrollo de servicios básicos como la extensión de la
red de agua potable, no se establecie ron las condiciones para la instalación de parques
industriales que resolvieran los problemas urbanísticos, no se repusieron los equipos básicos para
prestar servicios, no se construyeron desagües pluviales ni canales suficientes para escurrir las
aguas acumuladas en las superficies pavimentadas y tampoco se hizo el mantenimiento de las vías de
drenaje hídrico".
La intendenta dijo que la falta de inversiones hizo retroceder a la ciudad unos
30 años, lo que se evidenció en diciembre de 2006 y marzo de 2007 cuando gran parte de la ciudad
quedó bajo agua. Allí "los esperancinos tomaron conciencia de que ellos y sus bienes estaban en
peligro por la falta de inversión del municipio, lo que los impulsó a reclamar inversiones",
dijo.
Entre esos años el déficit creció por la crisis hídrica y por los gastos de la
campaña electoral. En 2008, cuando ingresó Meiners, el déficit se mantuvo porque "no obstante
reducirse egresos por los severos recortes de gastos innecesarios, hubo que hacer frente a una
política salarial definida por paritarias que importó prácticamente el 50 por ciento de aumento en
los haberes y aportes" que se blanquearon totalmente.
"Sólo" un 20 por ciento. La mandataria responsabilizó a los concejales de la
oposición de sólo conceder un 20 por ciento de aumento a la tasa general "cuando era evidente que
el desfasaje en relación con el costo de los servicios era superior al 100 por ciento".
Durante este año, el déficit municipal llegó a los 6 millones de pesos a causa
de la suba de salarios, aportes y costo de los insumos, agravados por el nulo crecimiento de los
recursos propios, que sólo llegan al 40 por ciento del total de los ingresos corrientes, "cuando en
otros municipios con capacidad contributiva comparable a la de Esperanza superan el 70 por
ciento".
Transición. "Al comenzar mi gestión —recordó Meiners— tenía claro
que a nuestro gobierno le tocaba hacer la transición de un sistema de administración política
agotado e inviable a otro superador. Honestamente pensé que podría hacerlo gradualmente y que
contaría con la mínima cooperación de los responsables políticos de haber llevado las cosas a ese
estado. Evidentemente me equivoqué. Los máximos referentes políticos del régimen que entregó el
gobierno municipal en 2007 se comportaron como los representantes corporativos de una comunidad de
intereses que quiere volver al poder a cualquier costo. Tuvimos que soportar difamación, calumnias,
sabotajes y una prédica política destituyente desde el comienzo".
Para la funcionaria, el ciudadano común se sumió en una gran confusión porque
quienes fueron bendecidos por las prácticas clientelistas estaban disconformes por perder esas
ventajas, y quienes apostaron al cambio no veían manifestaciones significativas de la
transformación prometida.
Medida drástica. Ante tal situación, Meiners y su equipo de colaboradores
tomaron una medida drástica y anunciaron que a partir de 2010 se gobernará sin déficit. "Mi
gobierno erogará exclusivamente el dinero que tenga efectivamente disponible y no endeudará en un
centavo más al municipio. Desde aquí hasta el fin de mi gestión tengo dos planes de gobierno
posible".
El plan A consiste en confeccionar un presupuesto para 2010 que contempla todas
las erogaciones necesarias para prestar los servicios donde se incluirá también las inversiones
para dotar al municipio de equipos y maquinarias. También contemplará una reducción programada y
sustentable del pasivo.
La previsión de recursos se sustentará en un importante incremento de ingresos
que se instrumentará a partir de una proposición de reforma integral de la ordenanza tributaria
vigente que el Ejecutivo enviará al Concejo. "Este plan es el que quiero llevar adelante pero
necesita de amplio consenso social y de legitimación ciudadana", indicó la intendenta.
El plan B anunciado por Meiners consiste en reducir inversiones, disminuir
gastos y racionalizar servicios en forma drástica según lo indique el caudal de recursos
genuinos.