Ayelén Beker, referente trans de la cumbia, cantante y actriz rosarina que el año pasado lanzó su primer disco, “Furia”, y llenó el anfiteatro con sus shows, estrena este viernes “Cabaret Quir”, un nuevo espectáculo en el que explora el jazz y el blues. En esta nueva propuesta estará acompañada por la banda local Dissident y contará con un despliegue artístico y performático del colectivo de artistas Casa Kaos.
“Cabaret Quir”, contó la artista, “viene a romper con los estereotipos de trava y de cabaret”. En ese sentido, explicó: “Se lo ve como algo censurado y clandestino, siempre sujeto al trabajo sexual y a la droga, a los excesos. Pero nosotras, como el cabaret, somos arte puro si se sabe apreciar y nos construimos con la libertad como filosofía. Lo veo como algo real, transparente, un lugar que se opone, que está por fuera de la sociedad pacata”.
La idea de este trabajo surgió como consecuencia de la conflictiva situación que atravesó durante la pandemia cuando sus vecinos intentaron desalojarla de su casa por ser travesti. Esa “melancolía y la cachetada del Covid”, explicó, la hicieron reencontrarse con el blues y el jazz y “desplegar las ganas acumuladas” que tenía de profundizar en esos géneros y darle un giro a su carrera artística. Así será, aunque sin dejar de la lado la cumbia, a la que consideró como “una fiesta donde nos purgamos todo el dolor”. “Habité oscuridades que no creí volver a experimentar, sin embargo y con mucho amor hacia lo que la sociedad cree que está mal, pude transformar todo eso en arte”, afirmó.
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“Habité oscuridades que no creí volver a experimentar, sin embargo transformé todo eso en arte”, afirmó la artista.
“Cabaret Quir” se estrena este viernes, a las 20, en el Centro Cultural Güemes (Ovidio Lagos y Güemes). El show cuenta con el apoyo del Mercado de Industrias Culturales del Ministerio de Cultura de la Nación, Plan Fomento de Cultura de la provincia y de la Municipalidad de Rosario.
¿Cómo surge este espectáculo?
Primero llegaron las letras, que vienen de cosas que me atravesaron en cuerpo y alma durante la pandemia. Habité oscuridades que no creí volver a experimentar, sin embargo y con mucho amor hacia lo que la sociedad cree que esta mal pude transformar todo eso en arte. Así nace “Cabaret Quir”, esta fantasía trava que nos lleva en viaje a estos antiguos antros donde el trabajo sexual, la lujuria y lo artístico dejan de ser prohibidos y se gozan y se disfrutan.
¿Qué temas vas a interpretar? ¿Clásicos, propios?
Los temas son propios ¡y creo que nadie espera lo que vamos a dar en este show! Son letras propias que se produjeron en colaboración con la banda rosarina de rock alternativo Dissident que la rompen y aportaron el instrumental hermoso lleno de colores y sonidos. También acompañó el proceso Quiti, un músico con el que trabajo hace años. Con ellos me estoy encontrando con estos géneros que hace mucho tenía manija de cantar.
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Beker interpretará temas propios compuestos en colaboración con la banda Dissident (foto) y el músico Quiti.
¿Esta incursión en el jazz y el blues significa que vas a dejar de lado la cumbia? ¿Qué encontrás en cada género?
¡Jamás voy a dejar de lado la cumbia! Vamos a seguir dando todo con la Beker Band. En estos días estuvimos viajando con la banda de cumbia por varias localidades. Me encanta esta energía y ver al público bailar los temas de “Furia”, mi primer disco, porque se nota que lo disfrutan como nosotres. Eso es lo que tiene la cumbia, es una fiesta donde nos purgamos todo el dolor. Acá también se purga el dolor, pero desde otro lado, apreciando la belleza... “Cabaret Quir” tiene una faceta artística distinta, es un espectáculo muy hermoso, para disfrutar cada detalle, es una música que te hace viajar, te lleva a tus recuerdos, a la fantasía del cabaret, te hace parte, te comparte el alma.
¿Por qué decís que el show viene a “romper con los estereotipos de trava y de cabaret”? ¿Cuáles son esos estereotipos?
Yo veo un gran paralelismo, no es casual que los cabarets hayan sido nuestros escenarios. Se lo estigmatiza con algo ligado a lo grotesco, a lo excesivamente promiscuo, algo censurado y clandestino, siempre sujeto al trabajo sexual y a la droga, a los excesos. Por eso tanto odio y persecución, tanta yuta irrumpiendo en los cuerpos. Pero es puro miedo a la realidad. Nosotras, como el cabaret, somos arte puro si se sabe apreciar y nos construimos con la libertad como filosofía. Lo veo como algo real, transparente, un lugar que se opone, que está por fuera de la sociedad pacata. Con la sensualidad y la feminidad en los ojos, el cabaret te intriga y te seduce.
¿Qué te atrajo de la idea del cabaret?
Los lugares indicados son esos donde nos albergaron en los momentos de oscuridad, esos a los que me enfrenté en la pandemia. El cabaret fue uno de esos lugares y la música encajó perfecto con esa fantasía. Entendí que tengo que estar para armarme, fortalecerme y salir de esta sociedad hostil.
Comentás que durante la pandemia tus vecinos intentaron desalojarte por ser travesti. En la actualidad existe en el ámbito laboral el cupo trans, además de la ley de identidad de género, el matrimonio igualitario. ¿Qué falta todavía? ¿La legislación cambia, pero la sociedad es renuente a esos cambios?
¡Falta mucho! Y en el cabaret se puede ver desde el arte la falencia del Estado, de la sociedad. La lucha por la cura el VIH, la falta de vivienda de las compañeras, la criminalización del trabajo sexual, son reclamos latentes, pero hay más cosas que necesitamos, que necesita la sociedad: la real implementación del cupo laboral, el respeto a la ley de identidad de género, una ESI con perspectiva, que tanta falta hace para que les niñes vivan con libertad, con acompañamiento y cuidado. Ahí está ese futuro que anhelamos, en las crianzas que tienen derecho a la información, que espero van a crecer con otra cabeza, en otro mundo.